La Vida se manifiesta en nuestras vidas siempre y cuando mantengamos abiertos los caminos del interior. El actual ritmo de vida y los requerimientos de nuestra sociedad dificultan cada vez más ese acceso al interior personal en el que se encuentran las materias primas para la construcción de nuestras vidas. Sin darnos cuenta, nos autoexiliamos de nuestro hogar interior. Allí, utilizando la imagen del Maestro Eckhart, Dios se encuentra como en su casa, pero nosotros nos sentimos extranjeros.

Educar la Interioridad es favorecer los procesos y proporcionar las herramientas que nos permitan volver a casa, al hogar interior para desde allí vivir unidos a los demás, al mundo, a Dios.

miércoles, 13 de octubre de 2010

CUANDO ALGO SALE MAL

Al dedicar una parte de mi tiempo a dar cursos, me doy cuenta de que generalmente yo planteo lo que funciona, parto de la base de que, desde mi experiencia, la educación de la interioridad con un serie de contenidos y metodologías, funciona, vamos, que las cosas "salen bien" y es verdad, no puedo decir lo contrario. En los más de 10 años que llevo haciendo talleres de interioridad con adolescentes compruebo que es una forma de trabajar que permite disfrutar y aprender más al adolescente y al adulto. Pero, también es cierto que  a veces las cosas "no salen bien", es más, pueden salir mal. ¿Qué hacer cuándo las cosas salen mal?

Me parece que aquí es cuando no se pueden aplicar fórmulas preestablecidas. Con todo, creo que los adultos tenemos una tendencia muy clara a culpabilizar, a buscar culpables: o fue por mi culpa, o por culpa del grupo, o por culpa de... Sin embargo todo eso es una trampa, las cosas nos pueden salir mal y ¡no pasa nada!

Pusiste todo tu empeño. preparaste las cosas con detalle y tiempo, intentaste cuadrar todo... ¡bien! pero resulta que aquello preparado con tanto mimo falla, no sale, no saltan chispas, no funciona o alguien no entró o incluso lo criticó. En ese momento uno puede sentirse como ante un tribunal cuyo veredicto es "no lo hiciste bien". ¡Ojo!: ya está nuestro ego haciendo de las suyas y deformando la realidad.

Cada uno de nosotros tiene un grado más o menos mayor de perfeccionismo, una autoestima más o menos sanamente situada, más o menos sentido del humor y más o menos realismo, pero sea como sea, que algo no salga bien, afecta. La clave, creo yo, es desterrar la culpabilización. Mirar con objetividad lo sucedido, evaluar si lo que salió mal fue todo, o algo, o qué tanto por ciento y, simplemente, enmendar lo enmendable y acompañar a quien pudo quedar afectado por aquello que no funcionó.

Esto, que podría referirse al marco del trabajo con adolescentes y jóvenes, me parece aplicable a cualquier ámbito de la vida. No nos culpabilicemos, pero, aún más, asumamos que el fracaso forma parte de la vida: sólo quien no hace nada no fracasa. Es más...el error o inlcuso el fracaso nos enseña más que el triunfo o el que las cosas vayan bien.

¿Qué te parece a ti?

1 comentario:

PROYECTO EDUCATIVO INSTITUCIONAL dijo...

"De los errores se aprende", principio pedagógico clave y método científico (ensayo-error) de acercamiento y estudio de la realidad... también de uno mismo... cuando has preparado algo con espero esperando que salga perfecto... siempre hay un listillo que te dice: "te has equivocado escribiendo esta palabra, o ..." le digo:"¡menos mal!, esto me recuerda que está hecho por humanos...Un abrazo