La Vida se manifiesta en nuestras vidas siempre y cuando mantengamos abiertos los caminos del interior. El actual ritmo de vida y los requerimientos de nuestra sociedad dificultan cada vez más ese acceso al interior personal en el que se encuentran las materias primas para la construcción de nuestras vidas. Sin darnos cuenta, nos autoexiliamos de nuestro hogar interior. Allí, utilizando la imagen del Maestro Eckhart, Dios se encuentra como en su casa, pero nosotros nos sentimos extranjeros.

Educar la Interioridad es favorecer los procesos y proporcionar las herramientas que nos permitan volver a casa, al hogar interior para desde allí vivir unidos a los demás, al mundo, a Dios.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Bendita la luz de tu mirada...desde el alma

Hace muchos años alguien me dijo esta frase: "quien te cree, te crea", esa frase se me grabó en el corazón. La relacioné primero con el Amor de Dios. Dios ama de tal manera que nos crea, la creación entera es una explosión de Amor, una cósmica explosión de Amor. Fui descubriendo que dejar espacio en la vida a Dios es abrir un espacio al amor incondicional, al amor que ama sin razón o por razón de amor. Experimentarlo así me fue haciendo más libre. Cuando se sabe y se siente que hay un Amor gratuito e incondicional en tu vida, entonces brota una genuína libertad que aumenta cuanto más te abandonas en ese amor. "El mirar de Dios es amar" dijo S. Juan de la Cruz, ¡qué gran verdad! Dios mira amando, Dios ama mirando, fija sus ojos en nosotros, en todos, no hay criatura que esté huérfana de la mirada amorosa de Dios. María: lo experimento de forma especialísima y por ello pudo decir "Porque ha mirado la humildad de su sierva". Dios mira, Dios se fija en mí, en ti, en todos, es una mirada materna, la mirada de la Madre que no puede apartar los ojos de su hijo/a.

Nunca he conocido al Dios juez severo que mira con sospecha, desde pequeña he conocido la mirada amorosa del Padre, luego comencé a descubrir a Dios Madre y, poco a poco, me dí cuenta de que si te dejas mirar por Dios algo de su forma de mirar se te acaba contagiando y ya no puedes mirar a los demás con miedo, ni con juicios cerrados y severos. Quien se deja mirar por el Amor aprende a amar poco a poco. Es como una operación de catartas o una de esas que te quitan la miopía. Dejarse mirar por Dios descorre los velos que impiden reconocer este mundo y a cada criatura como absolutamente amados por Dios.

Dejarme mirar por Dios también me ha ido enseñando que en los lugares de dolor y muerte de la persona y de la humanidad, esa mirada es aún más cierta aunque se perciba como ausencia. ¿Miraba Dios a los judíos caminar hacia las cámaras de concentración? ¿miraba Dios a los millones de muertos del genocidio de Ruanda? la pregunta es ¿quién miraba a Jesús mientra cargaba con la cruz mientras moría en ella? Muchos volvieron el rostro, muchos no supieron ver en aquel varón de dolores la presencia del Amor que ama hasta dar la vida. Y es que Dios mira a través de nuestros ojos, igual da su Amor a través de nuestras  manos. Hoy seguimos sin saber descubrir que Dios se ha quedado a los pies de la humanidad sufriendo con los que sufren. Sólo quien mira muchas horas, muchos días a Dios dejándose mirar por él lo descubre. 

Y.así, he ido descubriendo que aquella frase "quien te cree, te crea" tiene un color especial referida a la mirada entre nosotros, entre los humanos. He vivido el poder receador en mí de la mirada de quienes me aman y el poder destructivo de las miradas torcidas o severas. 

Nada más excelso, nada más hondo, nada más indecible que la experiencia de ser mirado por otro o de sentir que tu mirada brota del corazón hacia otro. Porque cuando miro, cuando fijo mi atención en alguien le otorgo realidad, pienso en tantos rostros o miradas que he esquivado, que he hecho como que no veía, esa es la forma humana de decir "tú no me gustas" o "tú me molestas" o "tú me agredes". Apartamos la mirada cuando nos da miedo ser mirados, cuando no hay trasparencia. Por ello, mirar y creer van unidos: si te miro, te veo, si te veo establezco contacto, si contacto contigo siento una llamada que me lleva a creer en ti... eso nos enseña Jesús aquel que fue más allá de todas las apariencias de todos y miró creyendo en la bondad de la prostituta, del recaudador de impuestos, de Zaqueo... y su mirada que atravesaba las corazas externas, los prejuicios sociales, encendía nueva vida, era fuente de creación.

La comunión de las miradas no es atontamiento ni alienación del mundo, la comunión de las miradas teje redes de fraternidad, destroza los argumentos de ataque o defensa. Frente a la mirada del otro desaparece la confrontación y brota, suavemente, la comunión.

"Bendita la luz de tu mirada, desde el alma" canta Maná... Si, bendita la luz de tantas miradas que me han creado, que me han re-creado. Benditos los valientes que se han atrevido a mirarme cuando no quería ser mirada y me han rescatado con el amor que provenía de la mirada del amor.

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