La Vida se manifiesta en nuestras vidas siempre y cuando mantengamos abiertos los caminos del interior. El actual ritmo de vida y los requerimientos de nuestra sociedad dificultan cada vez más ese acceso al interior personal en el que se encuentran las materias primas para la construcción de nuestras vidas. Sin darnos cuenta, nos autoexiliamos de nuestro hogar interior. Allí, utilizando la imagen del Maestro Eckhart, Dios se encuentra como en su casa, pero nosotros nos sentimos extranjeros.

Educar la Interioridad es favorecer los procesos y proporcionar las herramientas que nos permitan volver a casa, al hogar interior para desde allí vivir unidos a los demás, al mundo, a Dios.

jueves, 18 de noviembre de 2010

"No tengo ni idea de si te gusta el chocolate"

Esta mañana me he encontrado en el casillero de mi trabajo una paquetito precioso de un color verde vivo hermosísimo. Lo he llevado a mi despacho y allí lo he abierto. Era una cajita de bombones con un nota escrita con una letra plucra que ya me es conocida. La nota comenzaba diciendo "No tengo ni idea de si te gusta el chocolate..." y continuaba diciéndome que ese regalito era para endulzar los momentos durillos.

¡Qué maravilla! ¡qué gozada! Cuando alguien piensa en ti y se toma la molestia de comprar algo, de envolverlo, de preparar la sorpresa... Claro que para alguien con esa sensibilidad hacer algo así no es una molestia sino un placer.

Conozco un poquito a esa persona. Es una Educadora, sí, con mayúsculas, lo sé porque me han ido llegando ecos y porque es algo fácil de "diagnosticar" tras varias conversaciones con ella. Yo soy aún nueva en este centro escolar, pero ella, mi "chocolatera" personal, ha sido una presencia acogedora y cercana, especialmente este curso.

Podemos no saber muchas cosas de los demás, por ejemplo si les gusta o no el chocolate, pero ciertamente sí sabemos que los otros son personas como nosotros, personas que tienen días buenos y días malos, alegrías y disgustos... Sabemos que "a nadie le amarga un dulce" y que a todos, un pequeño gesto de cariño y cercanía, de comprensión, nos puede hacer recuperar las fuerzas perdidas y la sonrisa.

No sé porqué nos cuesta tanto tener detalles con los demás ¡es tan sencillo! Y mi querida "chocolatera" es una especialista en detalles: una sonrisa cada vez que paso a su lado, un "¿cómo ha ido?" cuando me ve tras realizar un taller con los chavales y ¡ya van dos lotes de chocolate! A este paso... ¡se agrandarán mis líneas curvas de pura felicidad chocolateada!

Personas así educan, enseñan, suscitan deseos de ir por el mismo camino. Gracias, Amaia... Sí, al final digo tu nombre, no puede ser de otra manera, perdona si no te parece bien. Y...sí, me encanta el chocolate y aún más los bombones, pero infinitamente más si los puedo compartir con alguien como tú.

2 comentarios:

Amaia dijo...

"Siempre me ha gustado el otoño por la belleza cromática que nos regala la naturaleza. Los tonos ocres,rojos...forman una paleta excepcional de una hermosura sublime. Pero este año he encontrado un nuevo tono que embellece aún más "mi otoño":el intenso azul de los ojos de Elena.

Elena, me has obsequiado con el mejor de los regalos: despertar emociones y provocar descubrimientos: primero fue un libro maravilloso, después "descubrí" a su autora ( este sí que ha sido un gran descubrimiento) y ahora este regalo en forma de blog... Sospecho además que los descubrimientos no han hecho más que empezar...aún queda mucho otoño.

¿ Qué se le puede regalar a alguien tan especial (además de chocolate,je,je)?
¿ Qué tal unos versos de Gabriel Celaya sobre una de nuestras "pasiones comunes"? Espero que los disfrutes...

"Educar es lo mismo
que poner un motor a una barca...
Hay que medir, pesar, equilibrar
y poner en marcha.
Pero, para eso, uno tiene que llevar en el alma
un poco de marino...
un poco de pirata...
un poco de poeta...
y un kilo y medio de paciencia.
Pero es consolador soñar
mientras uno trabaja
que ese barco, ese niño
irá muy lejos por el agua.
Soñar que ese navío llevará nuestra carga de palabras
hacia puertos distantes, hacia islas lejanas,
soñar que cuando un día
esté durmiendo nuestra propia barca
en barcos nuevos seguirá nuestra bandera
enarbolada."



Un cariñoso beso

Elena Andrés Suárez dijo...

Amaia... ¡qué maravilla! me encantan los versos de Celaya, son tan verdaderos... Si así sentimos el camino se transforma en pasión, en vida, en ilusión, y si compartimos ese sentir,entonces lo pesado se hace liviano y lo oscuro se ilumina. GRacias, educadora, compañera de camino, gracias a la Vida por convocarnos. HAsta el miércoles.