La Vida se manifiesta en nuestras vidas siempre y cuando mantengamos abiertos los caminos del interior. El actual ritmo de vida y los requerimientos de nuestra sociedad dificultan cada vez más ese acceso al interior personal en el que se encuentran las materias primas para la construcción de nuestras vidas. Sin darnos cuenta, nos autoexiliamos de nuestro hogar interior. Allí, utilizando la imagen del Maestro Eckhart, Dios se encuentra como en su casa, pero nosotros nos sentimos extranjeros.

Educar la Interioridad es favorecer los procesos y proporcionar las herramientas que nos permitan volver a casa, al hogar interior para desde allí vivir unidos a los demás, al mundo, a Dios.

jueves, 16 de diciembre de 2010

BENDITA LA LUZ DE TU MIRADA II

Días atrás evoqué el poder de la mirada como recreadora de aquel que es mirado. Mi querida amiga Marisa me dedicó un día esa preciosa canción de Maná que dice "Bendita la luz de tu mirada desde el alma"...Pocas veces me han dedicado una canción, creo que nunca, por eso muy a menudo me descubro tarareando el estribillo y sintiendo que eso me reconforta, "escalfa el meu cor" (calienta mi corazón).

Hoy en Vitoria estamos a dos graditos bajo cero. Venía hacia mi despacho y los ojos me lloraban del frío y...me he puesto a tararear la canción de nuevo. Por eso he pensado que quería decir más cosas sobre la mirada.

Pienso en la importancia de la mirada en la educación. ¡Cuánto "poder" tiene la mirada de un/a profesor/a! Yo recuerdo algunas miradas de mis profesores y profesoras. Cuando eres niño/a esas cosas se te quedan grabadas: voces, olores, miradas...

Ya de mayor, siendo yo profesora, muchas veces me he dado cuenta de lo complejo que resulta poder mirar a tus alumnos/a a los ojos, a todos/as y todo el tiempo y de lo fácil que es lanzar "miradas generales". Cuando me adentré en la Eduación de la Interioridad una de las primeras cosas que trabajé muy conscientemente fue la mirada: mirar a cada chico y chica a los ojos, no permitirme "miradas generales". Mirar así, personalmente a cada uno, es estremecedor. No pocas veces he percibido que muchos chavales viven su primer momento clave en un taller o una convivencia a través de esa mirada.

De Don Bosco dicen que tenía esa fuerza amorosa en su mirada y que muchos chavales se decían unos a otros "Hoy D. Bosco no me ha mirado..." como sinónimo de algo triste. ¿Os imagináis que nuestros/as alumnos/as dijeran eso de nosotros? Querría decir que hemos hecho de nuestra mirada hacia ellos lugar de encuentro, palabra silenciosa, cauce de comunicación.

¡¡Despertemos nuestra mirada!! Despertemos nuestra capacidad no sólo de mirar sino de contemplar a cada chico, a cada chica. Que se sientan acogidos por una mirada amable, que se sientan reconocidos en su dignidad por una mirada profunda y amorosa, que se sientan escuchados por una mirada que les reconoce. Así en su corazón, algunos de ellos y de ellas podrá cantar "Bendita la luz de tu mirada desde el alma".

2 comentarios:

Marisa dijo...

Pues sí, es verdad, hay miradas que lo dicen todo, porqué acompañan, porque son capaces de ver y destacar las cosas buenas de los otros. ¿O acaso no apartamos la mirada cuando lo que contemplamos nos duele o bien nos horroriza? Sí señor, la mirada dice mucho. Porqué quien es capaz de mirar desde el alma, te escucha y te lo dice todo.

Así que bravo por las miradas limpias, que recogen lo mejor de uno. Cómo ya repetía el principito: “no se ve bien sino con el corazón.” O lo que es lo mismo, lo esencial no debería ser invisible –pues nuestro entorno- es demasiado hermoso como para no pararnos y deleitarnos.

Y sí, como muy bien canta Maná en su disco AMAR ES COMBATIR (hasta el título es precioso ¿no crees?) bendigo el lugar, el reloj y el momento que hicieron de nuestro encuentro, la más bella simbiosis…, el más bello amor. Así que desde Barcelona, y a pesar de la distancia, aún me persigue tu profunda, sensata y compasiva mirada. ¡¡¡Y sí, ruborízate amiga!!!

Un abrazo

Marisa

PD. ¡Mis hijos me preguntan si en Vitoria hay muñecos de nieve! ¡Ya ves!

Elena dijo...

En Vitoria hay muñecos de nieve...¡cuando nieva!

Nuestra mirada... mi miradad, tu mirada...NUESTRA mirada, porque tú me has enseñado a mirar. Gracias y, recuerdad aquel abrazo de auqel alumno... él supo ver lo que tu ojos sabían mirar.