La Vida se manifiesta en nuestras vidas siempre y cuando mantengamos abiertos los caminos del interior. El actual ritmo de vida y los requerimientos de nuestra sociedad dificultan cada vez más ese acceso al interior personal en el que se encuentran las materias primas para la construcción de nuestras vidas. Sin darnos cuenta, nos autoexiliamos de nuestro hogar interior. Allí, utilizando la imagen del Maestro Eckhart, Dios se encuentra como en su casa, pero nosotros nos sentimos extranjeros.

Educar la Interioridad es favorecer los procesos y proporcionar las herramientas que nos permitan volver a casa, al hogar interior para desde allí vivir unidos a los demás, al mundo, a Dios.

martes, 4 de enero de 2011

Ser agradecidos

Mi padre nos ha dado un susto. Mi madre y yo hemos estado en urgencias toda la tarde. Finalmente no ha sido nada grave y a las 21:00 entrábamos en casa los tres aliviados y contentos.

Durante esas horas en las que estás en una sala desangelada, rodeada de otros familiares nerviosos y cansados, piensas en muchas cosas. Un hospital siempre es un entorno muy extraño, inhóspito, sobretodo cuando lo que te lleva a él no es algo agradable.

A urgencias llega uno desorientado, nervioso y te encuentras con médicos, enfermeras y recepcionistas tantas veces superados y agotados.

En esas horas en las que mi madre y yo hemos estado sentadas a la espera de saber algo, hemos oído muchas quejas, todas en referencia a la falta de información y al trato de algunos profesionales. y yo me pregunto siempre si las cosas son tan sencillas como creemos...

Tengo varios amigos y amigas médicos, enfermeras... Todos ellos, me consta, intentan tratar con delicadeza a los enfermos, son buenos profesionales, vocacionados. Ellos y ellas me explican lo agotador de sus turnos en urgencias. Visto desde su perspetiva incluso creo que las cosas salen demasiado bien.

Pero creo que realmente pocas personas tienen en cuenta la sensación de vulnerabilidad del enfermo y de sus acompañantes. Es esa vulnerabilidad e impotencia la que hace que los nervios aumenten. 

Escuchando algunas conversaciones he llegado a pensar que todos necesitamos aprender a expresarnos con educación y necesitamos aprender empatía. Necesita empatizar el médico, la enfermera, el recepcionista, saber captar la angustia o la preocupación del enfermo, del familiar. Pero necesitamos también empatizar con el profesional que debe asistir a muchos pacientes y tomar muchas decisiones en poco tiempo.

Pensaba que en situaciones como las que se viven en el entorno de una sala de urgencias médicas aflora la realidad de cada uno, el cómo somos de verdad y por ello es tan complejo ese trato médico-paciente-familiar.

Por otro lado el sistema dificulta mucho las cosas. A mí me hubiera gustado poder estar junto a mi padre en esas horas que habrá estado solo entre prueba y prueba ¿por qué debo asumir un sistema sanitario que no me deja estar presente transmitiendo el cariño que más agradece un enfermo y que es el de su familia, los suyos? 

Y, finalmente, he pensado que debo agradecer vivir en un país en el que mi padre ha podido ser primero atendido en casa, luego llevado en ambulancia, después bien revisado y finalmente traido a casa de nuevo en otra ambulancia. Le encontraré fallos, pero no quiero olvidar a los millones de seres humanos en el mundo que no tienen ni la más mínima atención médica.

Vivir desde dentro también es ser agradecido. Hoy, a pesar de sus muchos límites y fallos, agradezco la atención sanitaria de mi país.

Mi padre hoy está bien. Doy gracias a Dios.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Cuanta razón llevas en lo que dices. Creo que tenemos que aprender a valorar todo lo que tenemos, aunque a veces creamos que se pueden mejorar. Hoy ha pasado por mi casa un hombre mendigando, solo pedía para comer. Pero me ha dejado impresionado su educación y su respeto. Y sobre todo me ha abierto los ojos para darme cuenta cuantas cosas tenemos nosotros y a veces uno no sabe apreciarlas. Le pido a Dios en este día de la Epifanía, que nos abra los ojos del corazón para apreciar y querer aquello que tenemos a nuestra disposición.
Me alegro que tu padre Elena esté bien y se vaya recuperando.

Elena Andrés Suárez dijo...

Muchas gracias, Javi, por tu comentaro. NOs perdemos en menudencias cuando la situaciòn de millones de personas es tan extremadamente terrible...