La Vida se manifiesta en nuestras vidas siempre y cuando mantengamos abiertos los caminos del interior. El actual ritmo de vida y los requerimientos de nuestra sociedad dificultan cada vez más ese acceso al interior personal en el que se encuentran las materias primas para la construcción de nuestras vidas. Sin darnos cuenta, nos autoexiliamos de nuestro hogar interior. Allí, utilizando la imagen del Maestro Eckhart, Dios se encuentra como en su casa, pero nosotros nos sentimos extranjeros.

Educar la Interioridad es favorecer los procesos y proporcionar las herramientas que nos permitan volver a casa, al hogar interior para desde allí vivir unidos a los demás, al mundo, a Dios.

sábado, 5 de febrero de 2011

4 de febrero de 2011: el día en el que musulmanes y cristianos egipcios rezaron juntos

El pueblo egipcio nos está haciendo pensar y sentir. Nos hace pensar en qué es la democracia, qué es el poder, cuál es el verdadero lugar y la palabra de los ciudadanos y ciudadanas.ante el devenir de su nación... Nos hace sentir una gran emoción. Parecía que en este mundo nuestro no quedaba ya lugar para las revoluciones por la libertad, no había lugar para la mayoría pacífica sino tan sólo para las minorías violentas.

De pronto Túnez nos sorprende y, entonces, llega Egipto y una plaza se convierte en el centro del mundo. Creo que no somos pocos los que contenemos la respiración esperando que la protesta pacífica no desemboque en un enfrentamiento sangriento. La llegada de los pro-Mubarak casi transforma todo ello en una guerra civil, sin embargo, el papel crucial que está jugando el ejército egipcio, ha conseguido frenar en parte la violencia.

Y en medio de todo ello sucede algo que merece una reflexión, una mirada atenta, algo que los medios de comunicación han plasmado en sus titulares pero, como cabía esperar, no han analizado a fondo dejándolo casi en una mera anécdota. Me refiero al rezo común de musulmanes y cristianos. La oración  la dirigió un imán —«esto no es un movimiento religioso, sino de toda la nación» proclamó—, y los orantes rezaron juntos ..." Esta es la frase reseñada en varios periódicos, y en una frase se concentra la cristalizacion de un sueño, de un deseo, de una búsqueda.

De pronto un pueblo entero se une en pro de una causa común: la libertad, la mejora de sus condiciones, el fin de un gobierno corrupto y tal causa común provoca la oración común. Esto es lo significativo, el hecho de que los anhelos más hondos de los hombres y mujeres, los anhelos de felicidad, de libertad, de paz, son los que pueden movilizarnos y con-vocarnos permitiendo que se desdibujen los límites y fronteras que nos separan.

Ayer, en la plaza Tahrir, se sentía ese viernes como el "Día de la partida". El dinamismo interno de esta movilización masiva permitió que la unidad se hiciera visible más allá de las creencias religiosas y, en un país de mayoría musulmana, más allá de los sexos. Fue el imán que dirigía la oración  del quien lo dijo durante el sermón islámico de la oración del viernes, los predicadores han insistido en que la revolución egipcia "no es religiosa" y "pertenece por igual a musulmanes y cristianos, hombres y mujeres".

Resulta sorprendentey esperanzador... ¿Se mantendrá ese sentimiento de igualdad y hermandad una vez finalice este proceso de cambio? No lo sabemos, el tiempo lo dirá, pero lo cierto, lo que debe permanecer en nuestro recuerdo colectivo es que hubo un día, un lugar y una hora en la que musulmanes y cristianos, hombres y mujeres, oraron juntos. Los nombres de  Alá y de Jesús resonaron en los corazones de miles de seres humanos a la misma hora y en el mismo lugar. convocados por un mismo anhelo. Por encima de los diferentes nombres de Dios todo quedó envuelto en la esencia de Dios, le invoquemos como le invoquemos: la Unidad.

Ayer, en Egipto, se hizo visible lo que muchos creemos firmemente: que la paz no llegará si no hay diálogo entre las religiones y tal diálogo solo será verdadero y eficaz si es el pueblo, los hombres y mujeres de a pie los que comenzamos a caminar unidos, a rezar juntos, a dejarnos convocar por la justicia y la paz dejando a un lado diferencias de credos.

Definitivamente, ayer fue un día histórico.

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