La Vida se manifiesta en nuestras vidas siempre y cuando mantengamos abiertos los caminos del interior. El actual ritmo de vida y los requerimientos de nuestra sociedad dificultan cada vez más ese acceso al interior personal en el que se encuentran las materias primas para la construcción de nuestras vidas. Sin darnos cuenta, nos autoexiliamos de nuestro hogar interior. Allí, utilizando la imagen del Maestro Eckhart, Dios se encuentra como en su casa, pero nosotros nos sentimos extranjeros.

Educar la Interioridad es favorecer los procesos y proporcionar las herramientas que nos permitan volver a casa, al hogar interior para desde allí vivir unidos a los demás, al mundo, a Dios.

viernes, 1 de julio de 2011

LA VIDA TIENE MÚSICA, LA MÚSICA TIENE SILENCIOS

Verano: sol, luz, las calles se llenan. Paseantes y mil propuestas desde cada esquina. En medio de la Plaza de la Virgen Blanca un grupo de tambores tocando una potente batukada. Las pancartas de los indignados aún presentes y hay quien reparte propaganda de su marcha a Madrid. Me guardo el papel como señal de respeto hacia ellos/as. Los tambores tocan y tocan, su ritmo es formidable. Siento el percutir de los tambores en mi pecho y una sonrisa se afinca en mis labios: "El sonido de la vida". Nuestro primer sonido: el corazón de mamá. 

El sol del atardecer acariciando mi piel. Me llena de energía. Respiro profundamente sin angustia en mi pecho, sin nudos en mi estómago. Me dejo envolver por el sonido. Unos tambores que invitan a bailar, a saltar. Un grupo de personas en torno a ello, todos relajados, sonrientes. Niños, padres, novios abrazados, caminantes solitarios, ancianos, todos arremolinados en torno al ritmo de los tambores que parece llenar la ciudad entera... ¿Habrá quien no los oiga? Durante un espacio de tiempo todos tenemos en común ese sonido hipnótico, luego nos separaremos sin saber quiénes somos...

Internamente me parece que tocan para mí y por mí. Me anuncian que estoy viva. Me recuerdan que la vida tiene un ritmo, un tempo. Como en esta maravillosa sincronicidad de ritmos entre los diferentes tambores, tiene que haber silencios. Los silencios son tan importantes o más que la música. Subrayan los momentos culminantes de una frase sonora. Los silencios dejan el alma en vilo y preparada para acoger las siguientes notas. El silencio... los silencios ¡qué necesarios son!

Entonces, en medio del sonido atronador de los tambores, he conectado con mi silencio interior y la percusión se hacía más bella. 

"Tocan para mí, tocan por mí y yo lo entiendo porque se han silenciado otra voces". Una suave alegría me ha invadido. Me he dado cuenta de que sonreía, yo sola, en medio de la calle, sonreía... ¡qué gozada!

¿Cuál es la banda sonora de mi vida? No hablo de canciones sin más, por más queridas y especiales que sean. He regresado a casa paseando tranquilamente, el sol seguía acariciándome y yo me dejaba acariciar gustosa pensando en la banda sonora de mi vida. Está hecha de mar y gaviotas, del paso de la brisa por entre las ramas de los árboles, del canto d elas primeras golondrinas en verano. La banda sonora de mi vida está hecha de la forma en la que mi madre me llama, de la voz de mi padre cantando y, en su vejez, de su obligado silencio de laringetomizado. La banda sonora de mi vida está formada por el coro de las voces de mis amigos pasados y presentes. El viento potente en lo alto de una montaña. El sonido de mis pasos por sobre la tierra de un camino montaraz. Mi guitarra creando armónicos al pasar el aire entre sus cuerdas. La risa de mis alumnos, sus quejas, sus miradas que dicen tanto... Las voces de los niños en el patio del colegio. Mi llanto  y mi risa... Mis suspiros... En mi vida canta un canto eterno el Amor. Pero... sin silencio todo sería un caos, puro ruido.

En el silencio he escuchado. El silencio ha abierto mis oídos, mi olfato, mi tacto, gusto y vista. La vida tiene música... La música tiene silencios... El silencio revela lo más verdadero.

2 comentarios:

Amaia dijo...

Decía el gran músico de jazz Miles Davis que el silencio es la música más fuerte, quizás la más fuerte de las músicas...
La vida tiene música...Disfrutemos de la música y del silencio.

Feliz noche y buen viaje


Amaia

Elena Andrés Suárez dijo...

Claro, una vitoriana de pro como tú si de algo sabe es del buen jazz. Un beso lleno de música y silencio.