No lo saben quizá, nunca lo dirán aunque lo sientan, pero el hecho es que nos están esperando. Nuestros alumnos y alumnas nos esperan, algunos más que otros. Saben que en el cole son "alguien", saben que volverán a tener alrededor un batallón de adultos que organizan su tiempo para ellos, por ellos. Saben que, en el despacho del final del pasillo, está él o ella, ese/a profe que siempre tiene una sonrisa y una palabra "sólo para mí". Nos esperan, sí, aunque estos días muchos estén deseando no volver de las vacaciones.
Por eso, porque nos esperan, ¡abramos las puertas de par en par! Preparemos ya nuestro corazón para el re-encuentro con sus voces, con sus miradas, con sus silencios, con sus quejas, con sus contradicciones, con sus demandas de atención, con sus carcajadas... Preparémonos para el re-encuentro con sus corazones.
No es lo nuestro, lo de los educadores/as lo del manido "síndrome post-vacacional". Lo nuestro es estar ya con hormiguillas en el estómago a la espera de que desembarquen ellos y ellas con su ruidosa presencia en los pasillos del cole, en las aulas, en los patios.
Mañana nos veremos nosotros/as, los/as "profes". Admiraremos los diferentes tonos de moreno adquiridos en tal o cual viaje inolvidable, nos explicaremos las novedades de nuestras vidas, pero, ojalá, no nos demos permiso para hablar de pereza o de fastidio ante el comienzo del curso. Eso que quede para más adelante, para esos finales de trimestre en los que sí estaremos cansados y tendremos necesidad de un desahogo. Ahora lo que toca es volver a la ilusión del cuaderno en blanco, todo por hacer, todo por comenzar. Dejemos un espacio grande a la esperanza. Digámonos a nosotros mismos que este puede ser el mejor curso de nuestra vida y de la vida de nuestros chavales.
Porque nos están esperando: ¡ABRID LAS PUERTAS DE PAR EN PAR!
MUY FELIZ COMIENZO DE CURSO, QUERIDOS/AS EDUCADORES/AS.