La Vida se manifiesta en nuestras vidas siempre y cuando mantengamos abiertos los caminos del interior. El actual ritmo de vida y los requerimientos de nuestra sociedad dificultan cada vez más ese acceso al interior personal en el que se encuentran las materias primas para la construcción de nuestras vidas. Sin darnos cuenta, nos autoexiliamos de nuestro hogar interior. Allí, utilizando la imagen del Maestro Eckhart, Dios se encuentra como en su casa, pero nosotros nos sentimos extranjeros.

Educar la Interioridad es favorecer los procesos y proporcionar las herramientas que nos permitan volver a casa, al hogar interior para desde allí vivir unidos a los demás, al mundo, a Dios.

miércoles, 30 de noviembre de 2011

Soy NOSOTROS

Soy NOSOTROS,
esa es mi esencia.
Nací de una cadena de encuentros
en otros encuentros me encontré
y me encuentro.

Nunca sin ti
no puedo renunciar a este NOSOTROS
que me recrea
que me redimensiona
que me devuelve los exactos contornos de mi ser.

Soy NOSOTROS
esa es la salud de mi ser.
Parte de un Todo
que me da identidad.
No me pierdo
cuando me vacío,
no me vacío cuando me abandono.
Ese NOSOTROS
que soy
me otorga mi verdadera identidad.

Nunca sin ti,
nunca sin nosotros.
Nunca exiliada de mí
nunca exiliada de ti,
siempre siendo en este inmenso NOSOTROS.

martes, 29 de noviembre de 2011

No nos tomemos tan en serio...

Las urnas han hablado. De nuevo la derecha toma el relevo de la izquierda, como volverá a suceder cuando la derecha se desgaste. ¿Ha cambiado algo? Los problemas diarios siguen siendo los mismos, quienes dirigen los destinos mundiales (lease, los dioses-mercado), lo siguen haciendo despiadadamente. En el fondo del mar un volcán sigue en erupción, quizá en parto doloroso de una nueva isla en pleno siglo XXI. En el Hierro sus habitantes se preguntan cuál será su destino... En millones de casas el paro sigue siendo un cáncer que todo lo corroe. Se ven muchas filas en los lugares de venta de los cuponazos, bonolotos, primitivas y loterias de una navidad que se augura llena de luces consumistas, como siempre.

"Nada nuevo bajo el sol..." No nos tomemos tan en serio. El ser humano es un ser de paso por esta tierra, nadie vive eternamente. Lo que sí debiéramos tomarnos muy en serio es la creación esforzada de modos de vida que cuiden de los más débiles, que aseguren la posibilidad de vivir de todos y todas.

Mientras sigamos creyendo que somos lo que hacemos, que somos lo que tenemos, mientras sigamos enzarzados en las trampas de nuestro ego, nada cambiará. Mientras nos sigamos creyendo "el ombligo del mundo" la división está segurada, las guerras y codicias también.

Urge salir del ego, urge aprender a ir hacia el centro de cada uno de nosotros para poder ir hacia el centro de los centros de poder mundiales cargados de alternativas humanas. ¿Seguirá siendo una quimera desear tener una clase política y empresarial verdaderamente humana, sabia, atenta al ser humano y no al dinero? ¿Podrían nuestros centros educativos formar las futuras generaciones de políticos/as y ecomonistas que puedan mejorar estas estructuras tan terriblemente injustas?

Leo que en un encuentro de educadores católicos en Madrid, Esperanza Aguirre hacía una llamada a educar en los valores cristianos, me apena que con tanta facilidad se hable de "valores cristianos" cuando de lo que queremos hablar es de tradicionalismo, elitismo, una lectura de la fe preconciliar. Francamente hemos rebajado mucho el listón en todo. La mediocridad y el egoísmo abundan en las personas que dirigen nuestros destinos políticos, económicos y ecológicos.

Por eso, porque mientras el ego dirija nuestras vidas pocas cosas cambiarán de verdad, mejor no nos tomemos muy en serio banderas, partidos, credos y todo aquello impregnado del hombre/mujer viejo/a.

jueves, 24 de noviembre de 2011

Qué es un/a místic@ hoy. Javier Melloni

Hoy quiero simplemente reproducir la bellísima descripción de Javier Melloni sj de lo que es un/a místic@ hoy. Escuchar y leer a Javier es siempre retador, sugerente... Lleva a la hondura. Que lo disfrutéis.


Hoy, como en todos los tiempos, un místico es alguien tan necesario como inútil para su generación. Es inútil porque no produce nada y lo que ofrece no se puede comprar ni vender. No tiene precio en el mercado. Se escapa a quien lo quiere prender y confunde a quien lo quiere comprender. Por ello hay que apartarlo, porque se interpone entre la inmediatez de lo que hay que lograr y producir. El místico dice: lo que verdaderamente es, ya existe. Sólo hay que aprender a percibirlo. Molesta también a la institución, porque la relativiza y le recuerda que el cielo que ha pintado en el interior de sus bóvedas no es el cielo abierto auténtico.

Pero, a la vez, su presencia es indispensable porque señala un modo de existencia que anhelan todos los seres y las mismas instituciones. Ha nacido para alentar la llama sagrada que arde en todos y en todo. El fuego del místico es diferente al del profeta. Éste señala y grita lo que falta, mientras que el místico indica lo que ya es. El profeta habla del todavía no, mientras que el místico habla del ya sí. Ambas cosas son necesarias.

Parafraseando a Raimon Panikkar, “el místico no es el que tiene esperanza del futuro sino de lo Invisible”.
El místico no es ingenuo, sino inocente. La ingenuidad es una inmadurez que hace ciegas y torpes a las personas, porque les impide confrontarse con los elementos oscuros de la realidad y de sí mismos, mientras que el inocente lo ve todo, lo percibe todo y, sin echarse atrás, se entrega.

Otra de las cosas propias del místico es su capacidad de conjugar paradojas. Por un lado, es alguien exquisitamente cercano a las personas y a sus situaciones, pero también resulta inalcanzable, retirado en una extraña lejanía. Estando plenamente presente, está también ausente. Se halla en otro Lugar, y cuando está en otro lugar, se percibe su presencia. Su hablar es silente y con su callar, habla. Las palabras son sagradas para él -o ella-; por eso no las malgasta. Y por ello también sabe escuchar, y entiende lo que los demás no entendemos. Habla, mira, comprende desde un lugar diferente; a veces, tan diferente, que parece locura. Pero su locura no es más que el choque que produce en nosotros su anticipación de Realidad.

Ama cada objeto, cada planta, cada pétalo, y queda fascinado por ellos, pero, a la vez, puede prescindir de ello. Todo él es ternura, pero también vigor, como dice Leonardo Boff sobre Francisco de Asís. Es frágil y fuerte a la vez. No puede soportar el dolor delos pequeños. Ve desde ellos y para ellos, y su oración es siempre por ellos.

Es concreto, arraigado en su tiempo y en su lugar, capaz de un hablar sencillo y de poner ejemplos que los más pequeños comprenden, y a la vez, es universal, porque percibe lo que atañe a la condición común de los humanos. Ve la parte en el todo y el todo en la parte. Podríamos decir que tiene un instinto fractal, que es tal como hoy los científicos comprenden que está constituido el entramado de la realidad.

Es de una libertad soberana pero, a la vez, está al servicio de todos, porque percibe la irrepetibilidad de cada persona y de cada cosa, y ello le hace caminar por tierra sagrada. Acoge a cada ser como una epifanía y, estremecido, se somete libremente porque sabe que su yo no le pertenece, sino que es sólo receptáculo y testigo de las existencias ajenas.

Ama su tradición, aquella que le ha nutrido y le ha guiado, pero no hace un absoluto de ella. Sabe que “ser original es retornar a los orígenes” (Gaudí), no para repetirlos sino para recrearlos. Y el origen de cada tradición está más allá de ella misma, antes de que surgiera. Conoce el camino de la Fuente, “aunque es de noche”. Su fe es transconfesional, porque sabe que la existencia está atravesada de Presencia y ello es lo que celebran todas las tradiciones. Se alegra con ellas, por su diversidad y su riqueza.
Como un compás, con un pie está arraigado en su propio centro, y con el otro recorre los círculos de la alteridad. Este centro no es sólo el de la tradición a la que pertenece, sino que es un Centro más hondo que, descentrándole, le recentra.

Todo él está vacío. Su existencia es un pasaje por el que otros transitan para descubrirse a sí mismos. Como un icono, su sola presencia ayuda a los que le rodean a descubrir la hondura que les habita. Él sólo calla y ve. Y su alegría, tanto como su nostalgia, son inmensas.

martes, 22 de noviembre de 2011

Experimentar la vida

"La experiencia está ahí y usted la experimenta. Si usted está contento, experimente la felicidad, pero no la busque en su práctica espiritual. No lo persiga, no vaya tras ello, no se revuelque en ello, no trate de aferrarse a ello. Simplemente sea feliz. Que al cabo de un rato está triste, no pasa nada, está triste. Llore si hace falta. No lo niegue, no lo empuje, no se regodee en ello una y otra vez con todos sus pensamientos, sus ideas y sus justificaciones. Experiméntelo a fondo y siga con su vida. Su vida es aquello que esta haciendo en este momento (Sensei Danan Henry)

Convencidos de que están maximizando sus experiencias al controlarlas, los seres humanos con mucha frecuencia cortocircuitan no sólo la experiencia misma que proclaman que quieren sostener, sino que reprimen la plena expresión de toda experiencia. Si el individuo es capaz de dejar de usar toda su energía para controlar su experiencia, libera la energía y la atencón necesarias para experimentar más profundamente, no este o aquel tipo de vida, sino la vida."

                                                     Mariana Caplan: A mitad de camino. La falacia de la iluminación prematura

He elegido este párrafo del libro de Mariana Caplan, absolutamente recomendable, porque una de las cosas más difíciles para el ser humano es no aferrarse a lo que vive. Nos identificamos de tal manera con lo que nos sucede que creemos que eso que sucede es lo definitivo, cuando, en realidad, lo definitivo es qué hacemos con lo que nos sucede. Adentrarse en procesos de silencio interior posibilita vivir desde nuestra esencia y eso nos lleva a vivir la vida, como dice la autora, "no este o aquel tipo de vida, sino la vida".

Pero aun cuando no seamos capaces de llegar a tal estado de libertad interior... "Llamad y se os abrirá, buscad y encontraréis, pedid y se os dará". Nunca nos faltará la Gracia, es decir, la Vida de Dios en nosotros, su Luz. No todo depende de nosotros. Podemos buscar, llamar y pedir con la confianza de los hijos/as.

domingo, 20 de noviembre de 2011

El bálsamo del Amor

Exceso de palabras,
rutina de tópicos,
reaciones y gestos aprendidos
y, en cambio, hay momentos
en los que el único bálsamo es el amor.

Entonces no te diré nada,
sólo lo justo,
mejor dejar que tú hables,
mi respuesta será mi mirada
y en ella, el bálsamo del Amor.

Paciente y servicial,
amigo de la verdad,
humilde, sin jactancia,
amor cuya palabra es el silencio
amor cuya música es la caricia de la mirada
y el abrazo tierno.

Hay mucho dolor en tantos corazones...
Para todo ese dolor,
el único bálsamo: el Amor.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Crisis, crisis, crisis... pero con corazón






Desde todas las esquinas de nuestras ciudades y pueblos surgen la voces de hombres y mujeres que vienen cargados de promesas: los políticos. Prometen, juran y perjuran que harán esto y aquello y que lo harán mejor y más honradamente que los ineptos del otro partido.

Hombres y mujeres maduros, algunos entrados en canas y años que, sin embargo, me recuerda a adolescentes enfadados que encauzan su rabia poniendo verdes a los demás. Unos a otros se echan la culpa de todo. El otro nunca hizo nada bien ni lo hará.

Esos políticos van de aquí para allá en jornadas agotadoras, dando besos y abrazos a diestro y siniestro, levantando sus brazos y manos, gritando como locos a pesar de que tiene micrófonos que amplifican sus palabras, como si quien más grita demostara así la veracidad de sus palabras.

Ellos y ellas, los políticos, vienen cargados de promesas y nos las echan encima todas a la vez, una detrás de las otras porque estamos en crisis, crisis de todo, crisis total. Y nos lo recuerdan enfadados, como si otros entes ajenos nos hubieran metido en esta "crisismanía". Pero...¿acaso no están todos ellos y ellas enterados de cómo funciona el tinglado? Son lobos con piel de cordero. Se hacen los tontos, es el otro, el del otro partido el que lo hace y lo hizo y lo hará mal, es su culpa. Como si no supieran todos y todas, como si no hubieran participado de miles de tretas jugadas en cientos de despachos. Se hacen los tontos, disimulan... y gritan, gritan mucho. Patio de colegiales, mentidero nacional, gran parodia que, un tanto aborregados, aplaudimos y vitoreamos engullidos por la catarsis colectiva del mitín triunfal.

Crisis, crisis, crisis, hay quien ya la bendice porque le llevará al poder. Crisis, crisis, crisis, hay quien la padece día a día, hora a hora, en lenta agonía, las urnas serán su intento de decir algo, de intentar cambiar una dolorosa situación. Otros prescindirán de las urnas, seguirán buscándose la vida como puedan, asqueados de vanas promesas que se olvidan tras los cien primeros días en el poder. Otros se indignan y salen a la calle y buscan decir de mil maneras que así no podemos seguir.

Crisis, crisis, crisis... en medio de ella, hay quien sabe Ver y Escuchar y descorchan la botella que contiene la medicina contra tanto desatino: el Amor. Un amor que tiene toques de honradez (extraña palabra en estos tiempos), de creatividad (alejada de reproches eternos, de discursos repetititvos, de profecías catastróficas, de falsas seguridades para salir del paso), de compasión (padecer con quien padece entrando en comunión activa que busca derrotar a la injusticia), de compromiso (sin fecha límite), de esperanza (sabiendo que la sanación de heridas tan profundas requiere tiempo, paciencia, ir paso a paso sin renunciar a los sueños más lícitos del ser humano), de confianza (la que nace de la sencillez, la confianza en que hay mucho más que vivir, que descubrir, que aportar...).

Falta poco para el Adviento. Que cuando callen los políticos, cuando dejen de gritar desde sus estrados, se escuchen en nuestras ciudades y plazas las palabras del Amor, las que nunca dejan de pronunciarse en las familias, entre los amigos, en el corazón de los amantes, en la vida de los que dan la vida. Que resuene silencioso el anuncio del Reinado de Dios: paz, alegría y amor. Que alguien ponga corazón en esta crisis y nos recuerde que el ser humano tiene recursos dentro de sí para reconstruír lo roto, para restañar heridas, para imaginar y construir un mundo mejor. Que algún Juan Bautista nos hable de verdadera justicia, que nos recuerde que, más allá de las leyes de los mercados y de la mercadería política, hay algo llamado Humanidad y de ella todos y todas somos parte. Que cuando sintamos que como humanos, no podemos y no sabemos más, nos abramos humildes a la Luz que viene de lo alto.

Crisis, crisis, crisis... Que alguien ponga un corazón en medio de la crisis, por favor.

martes, 15 de noviembre de 2011

Enamórate

¡Enamórate!

Nada puede importar más que encontrarse con Dios,
es decir, enamorarse de Él
de una manera definitiva y absoluta.
Aquello de lo que te enamoras
atrapa tu imaginación
y acaba por dejar su huella en todo.
Será lo que decida
qué es lo que te saca de la cama cada mañana,
qué haces con tus atardeceres,
en qué empleas tus fines de semana,
lo que lees, lo que conoces,
lo que rompe tu corazón
y lo que te sobrecoge de alegría y de gratitud.

¡Enamórate! ¡Permanece en el amor!
Todo será de otra manera. 

                                                     (P. Pedro Arrupe)

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Paradigmas y para-dogmas

En 1Pe 3, 15-18 se nos anima a los cristianos  a saber dar razón de nuestra esperanza a todo aquel que nos la pida. Creer en Dios y pensar no son opuestos, como no lo son creer en Dios y sentir o creer en Dios y vivirlo en el cuerpo. 

Los paradigmas que los humanos creamos para amparar nuestras creencias y sistemas de valores religiosos o civiles, pueden ayudarnos lo mismo que obstaculizarnos en la vivencia profunda de tales creencias, valores, etc. Las tradiciones deben ser revisadas y criticadas sanamente para potenciar su aporte de sabiduría y eliminar las deformaciones que matan el dinamismo evolutivo propio de la vida en todos sus niveles.

El peligro es que el paradigma se transforme en para-dogma. Entonces nos convertimos los unos para los otros en enemigos, obstáculos a salvar, agresores. Si todos buscamos lo mismo, permitamos que los caminos sean abiertos, diversos, dejemos paso a la creatividad a la alternativa. ¡Cuánto miedo nos da el campo abierto! y, asi, por miedo, vamos muriendo de hambre empachados de enfados y divisiones y, a veces, no sabemos ni porqué, simplemente..."Es que siempre se ha hecho así".


martes, 8 de noviembre de 2011

Enseñar a amar... Aprender a amar.

Sigo pensando..¿Se puede enseñar a amar? ¿se puede aprender a amar? Este vídeo muestra el amor en estado puro. "Quien tenga oídos para oir, que oiga".

lunes, 7 de noviembre de 2011

CREER, ESPERAR, AMAR

"La paradoja estriba en que hay una etapa en la historia personal, en que uno cree que el sentido de la vida se alimenta de proyectos, y otra (¡gracia fundante!) en la que se descubre que el sentido de la vida consiste en CREER, ESPERAR Y AMAR" (Javier Garrido: Releer la propia historia. Sobre los ciclos vitales y sus crisis. Frontera-Hegian 1997)

Creer, esperar, amar... Bien pudiera ser el título de una película "made in Hollywood": la protagonista o el protagonista, tras una ruptura amorosa o tras el derrumbe de su gran empresa, decide dar un giro a su vida, se va a un exótico y sabio país, por ejemplo, la India y termina descubriendo que la clave es creer en uno mismo ("Yes. I can"), esperar ("Lo que tenga que suceder, sucederá") y amar (evidentemente aquí es donde la Julia Roberts de turno encuentra una pareja a su medida que la comprende y enriquece).

Pero... Este guión un tanto manido resulta que es el guión de la vida de no pocas personas. Estoy segura que los seguidores de este blog que tengáis  40 años y más sabéis de qué hablo. En torno a los 40 años, un poco antes o después, cada uno en su momento oportuno (su KAIRÓS), experimentamos la emergencia de un dinamismo interior que nos hace sentir primero que lo de siempre y como siempre ya no vale. Después se siente el peso ingente de varias certezas: he de morir, soy vulnerable, mis seres amados morirán, soy falible, todo es relativo... ¡el sentido profundo no está en lo que hago! y entonces, se experimenta la intemperie de la pura existencia. La crisis de realismo, dirán algunos, "el demonio meridiano" dirán otros. Sea como sea, llega un momento en el que el Ser busca abrirse paso por entre las capas que hemos ido tejiendo en nuestra personalidad y que nos han servido para crear una identidad que, descubrimos ahora, debe morir.

Para un cristiano este es un momento clave. Momento del despertar verdadero a la vida teologal, es decir, de despertar a la potencia inmensa de la FE, de la ESPERANZA y de la CARIDAD, es decir: Se aprende poco a poco a CREER, ESPERAR Y AMAR. Curiosamente ese es el momento del "no hacer haciendo", del dejarse hacer y dejarse ser. Tiempo de la Gracia que debe secundada pero, antes, acogida.

Hace unos días me preguntaba un profesor: "¿se puede enseñar a amar?"  Aún rumio la posible respuesta. Aparacen en mí atisbos: lo primero sería revisar nuestro concepto del amor. Hay formas de amar que no son amor sino mera búsqueda de control, de un placer fácil, de un reflejo amable y positivo del propio ego en el ser amado, formas de amar que sólo buscan en el fondo huir de la soledad o sentirse mejor o bueno...

¿Qué es amar? En cristiano creo que el único referente válido es Dios mismo y...¿Podemos amar como ama Dios? Ahí es donde entra la escuela verdadera del amor: el abandono. Abandonarse en manos de quien ES Amor, como decía antes, es entrar en la vida teologal en la que se deja hacer a Dios en una "activa pasividad".

Por eso, esa crisis existencial que nos atenaza a todos con más o menos virulencia, me parece que no es sino el estertor del hombre/mujer viejo/a que no quiere abandonarse en manos del Amor, que no quiere abandonar los esquemas conocidos y controlables.

La Vida nos invita a ir más allá. De uno depende secundar o no esa llamada. De uno depende cerrar el ser o abrirlo aunque duela. Entonces sí se aprende a amar y quien vive como aprendiz del amor siempre podrá enseñar algo, simplemente su vida se hará lección viva.

Me parece que sería una gran idea crear proyectos "CEA": Creer, Esperar, Amar. Dotar a nuestros alumnos de estrategias y experiencias que hagan que crean en sí mismos, que crean en los demás dejando a un lado ese mar de sospechas que nos atenazan todos y que nos hacen pensar primero de todo mal antes que bien. Guiarles en el gusto por la Espera, por los tiempos dilatados, sin ADSL, los tiempos amplios y serenos del SER. Enseñándoles a Amar con nuestro propio ejemplo, el de unos docentes que aman a sus alumnos, sean como sean.

Algo así pretende ser la EI (Educación de la Interioridad). ¿Nos animamos?


miércoles, 2 de noviembre de 2011

Otra educación es posible

La Educación de la Interioridad tal y como la propongo, consta de tres contenidos: el trabajo corporal, la integración emocional y la apertura a la trascendencia/Trascendencia. Este vídeo que comparto con vosotros pertenece al colectivo Aprendemos Todos. Resulta sumamente sugerente e interesante y hace referencia a todo cuanto podemos atender trabajando esos tres contenidos y a los dos grandes objetivos de la EI: la unificación de las dimensiones de la persona y la construcción de la unidad con los demás, con el mundo y con el Absoluto.   
Me confirma que no somos pocos los educadores que suspiramos por una auténtica calidad educativa que no pasa por papeleos, tics, etc... sino que, integrando todo eso en la medida en la que es necesario, va más allá quedándose en lo más obvio: el alumno/a, el gran olvidado, a mi modo de ver, en el sistema educativo.
Disfrutad del video y no dejéis de decirme qué os sugiere.