La Vida se manifiesta en nuestras vidas siempre y cuando mantengamos abiertos los caminos del interior. El actual ritmo de vida y los requerimientos de nuestra sociedad dificultan cada vez más ese acceso al interior personal en el que se encuentran las materias primas para la construcción de nuestras vidas. Sin darnos cuenta, nos autoexiliamos de nuestro hogar interior. Allí, utilizando la imagen del Maestro Eckhart, Dios se encuentra como en su casa, pero nosotros nos sentimos extranjeros.

Educar la Interioridad es favorecer los procesos y proporcionar las herramientas que nos permitan volver a casa, al hogar interior para desde allí vivir unidos a los demás, al mundo, a Dios.

martes, 3 de abril de 2012

"Dios sólo puede amar"


Vamos acercándonos al Misterio impresionante de la Muerte y Resurrección de Jesús. Muchos cristianos en todo el mundo meditaremos estos días sobre el significado de los tres días más densos de la vida de Jesús, días cargados de una hondura tal que, año tras año, necesitamos detenernos y contemplarlos con el corazón.

La Pascua de Jesús pone ante la mirada del corazón el hecho de que un hombre bueno es acusado de delitos políticos y religiosos, traicionado y asesinado cruelmente por ello. ¿Cómo es posible? ¿No es ese hombre de Nazaret alguien que "pasó haciendo el bien y curando a los enfermos? ¿Hay algún mal en ello? ¿Es posible que la más pura bondad ponga en peligro las poltronas del poder politico y religioso? Pues parece ser que sí, parece ser que esa radical e inquebrantable bondad, no exenta de denuncia de lo injusto y equivocado, sacó de quicio a políticos y religiosos. No hubo perdón posible, tenía que morir...

Y todo en nombre de Dios o de los dioses: los judíos le tachan de blasfemo por lo tanto, en nombre de Yahwéh debe morir como un maldito, a las afueras de Jerusalén. Los romanos no pueden admitir más Dios que el César, no pueden exponerse a una sublevación, debe morir para que todos queden tranquilos.

Entre otras muchas cosas, se encuentra entre líneas la manía (por llamarlo de algún modo) que tenemos los seres humanos de proyectar en Dios nuestras iras y miedos. Para calmar a Yahwéh Jesús debe morir, curiosamente en la Teología cristiana también se ha afirmado que la muerte de Jesús aplaca la ira de Dios... ¿Qué ira? Dios no puede estar airado, porque Dios es amor y el amor nunca es colérico ni iracundo. El amor tan sólo se aíra contra la injusticia y la mentira (recordemos el episodio de la expulsión de los mercaderes o los calificativos que Jesús dedica a los fariseos por el hecho de que atan pesadas cargas a los pequeñuelos alejándolos de Dios). Juliana de Norwich, mística del siglo XIV afirma: "Nuestro Señor Dios no puede perdonar porque no puede estar airado -eso le es imposible-. Pues esto se me reveló: que nuestra vida está totalmente fundamentada y enraizada en el amor, y sin amor no podemos vivir. Y por lo tanto, el alma a la que Dios concede esa gracia especial penetra en su gran y maravillosa bondad y ve que estamos eternamente unidos a él en el amor, que es de todo punto imposible que Dios se encolecire, pues cólera y amistad son dos contrarios. Él disipa y destruye nuestra cólera y nos hace dulces y humildes (...) Y vi que donde nuestro Señor aparece, lo hace aportando la paz y no hay lugar para la ira" (Libro de las visiones y revelaciones).

Con lenguaje más actual, el año 2003, el hno Roger de Taizé lo expresaba así en una carta a los jóvenes: «Dios sólo puede amar»: esta certeza ha sido expresada por un pensador cristiano del siglo VII, San Isaac de Nínive. Llegó a esta conclusión después de haber estudiado largamente el Evangelio según San Juan y meditado las palabras "Dios es amor" (1Jn 4,8). Más que nunca, hoy importa recordar: el sufrimiento no viene nunca de Dios. Dios no es el autor del mal, Dios no quiere ni la angustia humana ni los desórdenes de la naturaleza, ni la violencia de los accidentes, ni las guerras. Comparte el dolor de quien atraviesa la prueba y nos concede consolar a quien conoce el sufrimiento.

Lo de la ira es nuestro, de los hombres y mujeres. Nosotros sí no airamos y con no poca facilidad. Nosotros rápidamente buscamos culpables o nos culpabilizamos, entonces, en pura lógica, alguien debe "pagar". Pero lo de la culpa es algo totalmente egoíco, es puro autocentramiento. Lo contrario es el arrepentimiento. Arrepentirse es reconocer el mal causado, admitir la parte de responsabilidad en ello pero sin derrumbarse. Jesús en los evangelios continuamente pronuncia el hermoso "vete en paz". La paz que Jesús nos da "disipa y destruye nuestra cólera y nos hace dulces y humildes".

Contemplar a Jesús camino del Calvario no quiere decir que Dios enfadado, airado, encolerizado descarga sobre él toda esa ira porque de lo contrario nos destruiría a nosotros. Camino del Calvario Jesús nos redime de nuestras imágenes deformadas de Dios y evidencia a un Dios que es única y exclusivamente amor. Sí, efectivamente, Dios sólo puede amar.

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