En estos tiempos en los que el individualismo campa por sus anchas es urgente recordar que SOMOS UNO: habitamos un mismo planeta que viaja por un inmenso universo en el que somos una motita de polvo estelar.
SOMOS UNO, llevamos en nuestras células minerales y cadenas de ADN que nos hermanan con todo, con todos. Nadie puede pervivir sin el aire, sin el agua, sin el alimento que da la Madre Tierra. Nadie será eterno en este nivel de vida, todos y todas regresaremos a esa inmensidad de Ser atravesando la puerta de la muerte física.
SOMOS UNO, creamos o no en un Dios Creador, le nombremos con un nombre u otro. Todos y todas nos extasiamos y emocionamos ante el Amor gratuito, todos y todas nos preguntamos a veces por la razón de la existencia. Todos y todas hemos sentido el escalofrío de la Belleza y nos hemos sentido diminutos ante ella.
SOMOS UNO. Afirmar y vivir de una vez por todas esa inquebrantable y veradera Unidad es nuestra única salvación como sociedades, como aldea global.
SOMOS UNO... ¿Alguna vez habéis escuchado esta afirmación en boca de un/a político? No son los foros políticos los que nos recordarán esta Unidad de base que nos hermana y nos hace compartir un mismo origen y un mismo destino.
SOMOS UNO... Jesús deseó que lo supiéramos, que lo experimentáramos, que lo respiráramos: "Padre, que todos sean uno como tú y yo somos uno"(Jn 17,11) "cada vez que lo hicistéis a uno de estos mis pequeños a mí me lo hicistéis" (Mt 25,40), «cuando oréis, decid: Padre NUESTRO..."(Lc11, 2).
SOMOS UNO. En el núcleo de todas las religiones y tradiciones de sabiduría se inscribe esta certeza. Es algo experimentado por todos los/as místicos/as, es algo de lo que habla la espiritualidad no creyente. Lo decimos de diferentes formas, lo cantamos con distintas y variadas músicas, pero el fondo es el mismo: la Unidad.
Hoy, en el umbral hacia un modelo de sociedad cuyos perfiles no podemos aún concretar, es urgente e indispensable vivir desde la conciencia de una Unidad subyacente a todo y todos, más grande que todo y que todos. Sin esta conciencia que nos lleve a una ética del Amor, de la Compasión, del Compartir generoso, no sobrevivirán sino los de siempre o, quizá, ya no sobreviva nadie ya que no sólo nos empobreceremos materialmente sino moralmente. Una Humanidad dividida es una Humanidad sin Moral.
SOMOS UNO: pidamos clarividencia para experimentarlo, fortaleza para vivir acorde a la moral que emana de esta certeza y humildad para fluir con ese Todo amoroso que Somos.