La Vida se manifiesta en nuestras vidas siempre y cuando mantengamos abiertos los caminos del interior. El actual ritmo de vida y los requerimientos de nuestra sociedad dificultan cada vez más ese acceso al interior personal en el que se encuentran las materias primas para la construcción de nuestras vidas. Sin darnos cuenta, nos autoexiliamos de nuestro hogar interior. Allí, utilizando la imagen del Maestro Eckhart, Dios se encuentra como en su casa, pero nosotros nos sentimos extranjeros.

Educar la Interioridad es favorecer los procesos y proporcionar las herramientas que nos permitan volver a casa, al hogar interior para desde allí vivir unidos a los demás, al mundo, a Dios.

jueves, 4 de octubre de 2012

Hermano Francisco

           
Hermano Francisco:
En los albores de este nuevo siglo tu vida nos puede inspirar, tu recuerdo quizá nos rescate de este estúpido duermevela planetario y eclesial. Estamos todos dormidos, sólo algunos velan. Nos han dado una potent dormidera llamada "estado del bienestar". Así, todo está bien mientras estemos bien. Ni muy bien ni muy mal. Tranquilos y calladitos encerrados en los extrechos límites de nuestras hipotecas y facturas. Que nadie pretenda mirar más allá. Que a nadie se le ocurra que exista tan sólo una alternativa a este modo de vida tan superficial.
Hermano Francisco ¿qué nos dírías hoy? Hay tanto leproso marginado de la calidez humana... Familias enteras sin techo porque su humilde techo se lo quedó el todopoderoso banco. Hombres y mujeres hijos de la extrema pobreza creada por los ricos; acuden a nosotros pero ¡no tienen papeles! ese es su crimen y su castigo es potente, rotundo: no asistencia médica, no oportunidades... 
Mientras, Francisco hermano, los señores de los bancos reciben mil atenciones y beneplácitos.
Los demás, los que no estamos ni muy mal ni muy bien, mejor que estemos calladitos.
Y tu Iglesia sigue sin querer desposarse con Dama Pobreza. 
Hoy deberíamos salir desnudos a las plazas todos los que decimos seguir al loco Jesús. Desnudos de miedo, desnudos de poder, desnudos de protección, desnudos de la neoliberal lógica.
Revestidos de fe, plenos de confianza, embellecidos de esperanza, poderosos en amor, líbremente libres, hermanos de nuestros hermanos.
Pero no, Francisco, no. Algo nos pasa... No sé qué es. Sí, hay algunos, muchos más de los que creemos que cada día se desnudan de las humanas prevenciones y lo dan todo por amor. Ellos y ellas son el sol de la humanidad. Pero...¿y los demás qué? ¡¡Estamos dormidos!!
Despiértanos, Francisco, vuelve a asombrarnos, déjanos atónitos, haz que exclamemos que estás loco pero enamóranos con tu locura, enamóranos de un Dios que no puede hacer más que amar y enséñanos a amar al Amor en cada rostro, en cada flor, en cada dolor, en cada vida, en cada muerte, hermanos y hermanas de todo y de todos. 
           

No hay comentarios: