La Vida se manifiesta en nuestras vidas siempre y cuando mantengamos abiertos los caminos del interior. El actual ritmo de vida y los requerimientos de nuestra sociedad dificultan cada vez más ese acceso al interior personal en el que se encuentran las materias primas para la construcción de nuestras vidas. Sin darnos cuenta, nos autoexiliamos de nuestro hogar interior. Allí, utilizando la imagen del Maestro Eckhart, Dios se encuentra como en su casa, pero nosotros nos sentimos extranjeros.

Educar la Interioridad es favorecer los procesos y proporcionar las herramientas que nos permitan volver a casa, al hogar interior para desde allí vivir unidos a los demás, al mundo, a Dios.

viernes, 21 de diciembre de 2012

SER Navidad

Hace dos días celebramos la eucaristía de Navidad en Egibide. En la homilia Diego nos propuso algo que me emocionó: "No se trata de celebrar la Navidad sino de SER Navidad".
Esa idea bien simple me pareció, sin embargo, de gran hondura. Realmente este año muchas personas vamos a tener la oportunidad de ser adentrados en el auténtico sentido y vivencia de la Navidad: el Amor que elige hacerse semejante al otro para liberarlo.

En mi caso y por circunstancias familiares, viviré una Navidad realmente sobria en todos los sentidos. Una parte de mí extraña aquellos años de familia a la mesa, villancicos y mesa atestada de todo tipo de exquisiteces gastronómicas. El olor de los deliciosos platos de mi madre llenando la casa... Eso es ya pasado como las navidades en las que, como el turrón, llegaba a casa por Navidad y todo eran abrazos y reencuentros de familia y amigos y te hacían sentir esperada, especial...
Nuestra navidad este año será silenciosa y pequeñita: sólo tres y sin mesa, en torno a la cama de mi padre. Os confieso que me inquieta un tanto cómo será, cómo me sentiré, pero algo me dice que si sé escuchar, la Navidad me susurrará mensajes no escuchados hasta ahora.

Pero lo mío es una minucia comparado con lo que sentirán tantísimas familias que deberán acudir a la ayuda social para poder cenar algo, para poder comer algo. Qué decir de las familias desahuciadas ¿dónde celebrarán su Navidad? o más bien...¿tienen algo que celebrar?
Sí, porque de la Navidad siempre decimos que hay que celebrarla, pero este año, si aprovechamos la oportunidad, la podremos vivir y entender.

Allí donde haya hombres y mujeres acariciando el dolor de otros, haciéndoles nacer una sonrisa en medio del dolor. Allí donde unos den algo para que otros tengan algo. Allí donde se piense más en el otro que en uno mismo, allí SERÁ Navidad.

SER Navidad es dejar que Dios de verdad pueda nacer en este mundo y que Dios pueda nacer quiere decir que le dejemos amar a través de nosotros. SER Navidad es "hacerse Dios" para el prójimo, es decir, hacerse servidor, el último, amar incondicionalmente, anunciar con la vida concreta que hay Esperanza.

Celebrar la Navidad sin SER Navidad es una campana hueca, repetir las rutinas de siempre de compras, regalos, nervios, quizá besar una imagen monísima del Niño Jesús pero sin ser capaces de besar los rostros concretos de tantos hermanos y hermanas solos, enfermos, ancianos, en paro, desahuciados, marginados, tristes.

Este año en el que la vida en su fluir nos sitúa en realidades críticas, justo este año ¡SEAMOS NAVIDAD!

lunes, 3 de diciembre de 2012

Adviento: ¡Venga tu abrazo, Señor!




ADVIENTO: ¡VENGA TU ABRAZO, SEÑOR!

Saliste a caminar suavemente,
haciendo que tus ojos acariciaran cada rostro, cada cuerpo, cada esquina,
saliste a caminar con nosotros, Señor...

Saliste a caminar por las calles del mundo, Señor,
Dios caminante, Dios que pasea al caer la tarde.
Saliste y viste tanto dolor, tanta soledad, tanta perdición...

Entonces abriste tus brazos,
extendiste tu cuerpo,
vulnerable dejaste tu corazón...

Y abrazaste a toda la Creación,
abrazaste a cada niño, a cada mujer, a cada anciano, a cada enfermo, a cada pecador...
Nada ni nadie quedó sin abrazo a no ser quienes no quisieron entender, Señor...

Sigues saliendo cada día a repartir abrazos, mi Señor,
sigues vistiendo a la humanidad de amor
regalando gratis abrazos de Dios.

Muchos no se enteran, a otros les da miedo, 
pero somos tantos, miríadas de seres humanos,
los que necesitamos un abrazo, Señor...

¡Venga tu abrazo, Señor!
Gratis y eterno,
cálido y materno...

¡VENGA TU ABRAZO, SEÑOR!


(Gracias a los anónimos abrazadores con cartel o sin cartel que cada día aparecen en nuestras vidas, trocitos de Dios...)