La Vida se manifiesta en nuestras vidas siempre y cuando mantengamos abiertos los caminos del interior. El actual ritmo de vida y los requerimientos de nuestra sociedad dificultan cada vez más ese acceso al interior personal en el que se encuentran las materias primas para la construcción de nuestras vidas. Sin darnos cuenta, nos autoexiliamos de nuestro hogar interior. Allí, utilizando la imagen del Maestro Eckhart, Dios se encuentra como en su casa, pero nosotros nos sentimos extranjeros.

Educar la Interioridad es favorecer los procesos y proporcionar las herramientas que nos permitan volver a casa, al hogar interior para desde allí vivir unidos a los demás, al mundo, a Dios.

martes, 22 de enero de 2013

Amar la propia vida

Amar la propia vida, amarla tanto, tanto que no me permita maltratarla en modo alguno. Amar la propia vida tanto que abrace por entero cada momento vivido, sea malo, sea bueno. 

Amar la propia vida poniendo todo el esmero en hacerla crecer por entero, crecer por fuera y por dentro. Amarla tanto que no desdeñe ninguno de sus dinamismos, la energía que me habita y que estoy llamado/a a hacer vibrar por completo.

Amar mi vida de tal modo que no pervierta su sentido, su belleza, su latido.

Amar mi vida y venerarla. Observar con detalle lo baldío para dar paso al vacío de todo lo añadido, de tanto estúpido egoísmo, de tanta vana queja, de tanto hastío. Amar tanto mi vida, con tal cuidado y cariño que en ese vacío permita que nazca el Ser que soy, generoso, fuerte, atractivo.

Amarme, sí, amarme sin miedo, sin concesiones a la mentira ni al miedo. Amarme sin tregua, ser mi mejor amigo/a y compañero/a.

Amar tanto, tanto mi vida que me encuentre entre mis manos con tu vida, con toda vida. Amar tanto que tú seas "lo otro" de mí mismo y te ame tanto como me amo a mí mismo/a, ni más ni menos, sí.... Amar a todos como amo mi vida.

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