La Vida se manifiesta en nuestras vidas siempre y cuando mantengamos abiertos los caminos del interior. El actual ritmo de vida y los requerimientos de nuestra sociedad dificultan cada vez más ese acceso al interior personal en el que se encuentran las materias primas para la construcción de nuestras vidas. Sin darnos cuenta, nos autoexiliamos de nuestro hogar interior. Allí, utilizando la imagen del Maestro Eckhart, Dios se encuentra como en su casa, pero nosotros nos sentimos extranjeros.

Educar la Interioridad es favorecer los procesos y proporcionar las herramientas que nos permitan volver a casa, al hogar interior para desde allí vivir unidos a los demás, al mundo, a Dios.

lunes, 29 de abril de 2013

Catalina, la del Amor Valiente

Catalina, Siena 1347-1380. Desde niña enamorada de Dios. Primera mujer soltera admitida en la orden terciaria de Santo Domingo. Vigia de los abismos insondables del alma y de Dios en la intimidad de su habitación-celda. Embajadora de Papas en tiempos de guerras y división interna.
Catalina, peregrina del cielo en la tierra. Testigo del Amor. Catalina que escucha arcanos. Catalina que con su palabra-oración enciende fuegos de cambio en quien la mira. Catalina, incendiada de Dios...

"Nunca se cansa el alma enamorada de mi verdad de ser útil a todo el mundo en general y en particular, en lo poco y en lo mucho según la disposición del que recibe y del ardiente deseo del que da. Pues éste ha hecho el bien a los demás por el amor unitivo que me tiene a mí y por ello ama a los demás, extendiendo su afecto a la salvación de todo el mundo, socorriendo su necesidad. Se las ingenia, pues se ha hecho bien a si mismo en engendrar la virtud en él, de donde ha conseguido la vida de la gracia, para fijar sus ojos en las necesidades del prójimo en particular. Del mismo modo que, como se dijo, en general se ama a toda criatura racional con el afecto de caridad, así se socorre también en particular a quienes se hallan más cercanos de acuerdo con las diversas gracias que yo le he concedido administrar; (1 Co 12, 4-6) unos, en la enseñanza con la palabra, aconsejando con franqueza y sin respeto alguno; otros con el ejemplo de vida, y esto es lo que todos deben hacer: edificar al prójimo con buena, santa y honesta vida. 
Y así a uno le daré principalmente la caridad; a otro la justicia; a quién la humildad; a quién la fe viva; a otros la prudencia, la templanza, la paciencia, o a otros la fortaleza. Y así, muchos dones y gracias tanto de virtud como de otras cosas espirituales y corporales, y digo corporales refiriéndome a las cosas necesarias a la vida del hombre, todas las he dado con tanta dife­rencia y no las he puesto todas en uno, para que así estéis por fuerza obligados a ejercer la caridad unos para otros, aunque bien habría podido proveer a los hombres de todo lo que necesitaban tanto en el alma cuanto en el cuerpo; pero quise que uno tuviera ne­cesidad del otro y así fuesen administradores míos en administrar las gracias y dones que han recibido de mí. Así que, quiera o no el hombre, no puede menos de ejercer forzosamente el acto de la caridad. Es cierto, empero, que si no la ejerce y no la da por amor de mí, ese acto de caridad no tiene valor en cuanto a gracia. 
Del Diálogo de santa Catalina de Siena, virgen y doctora (c.7, ed. G. Cavallini Roma, 1968, p. 8-19). 

1 comentario:

Gonzalo dijo...

Cuando tú encuentres el camino
Otros te encontrarán a ti. Al pasar por el camino
Serán atraídos hasta tu puerta
Y el camino que no puede oírse
Resonará en tu voz
Y el camino que no puede verse
Se reflejará en tus Ojos.

Lao Zi