La Vida se manifiesta en nuestras vidas siempre y cuando mantengamos abiertos los caminos del interior. El actual ritmo de vida y los requerimientos de nuestra sociedad dificultan cada vez más ese acceso al interior personal en el que se encuentran las materias primas para la construcción de nuestras vidas. Sin darnos cuenta, nos autoexiliamos de nuestro hogar interior. Allí, utilizando la imagen del Maestro Eckhart, Dios se encuentra como en su casa, pero nosotros nos sentimos extranjeros.

Educar la Interioridad es favorecer los procesos y proporcionar las herramientas que nos permitan volver a casa, al hogar interior para desde allí vivir unidos a los demás, al mundo, a Dios.

martes, 31 de diciembre de 2013

A esta hora exactamente hay un niño en la calle...

Brindis, abrazos, champán o cava, turrón, buen cena, buenos deseos y... A ESTA HORA EXACTAMENTE HAY UN NIÑO EN LA CALLE.

2014... ¿Haremos algo para cuidar de la infancia de verdad? Muchos/as lo hacéis... GRACIAS.

FELIZ 2014 más justo y amoroso.


lunes, 16 de diciembre de 2013

Nuestra historia en dos minutos

Esta maravilla me llega a través de un amigo. Es un trabajo de fin de curso de un estudiante de Secundaria... ¿Qué te dice? ¿qué falta? ¿qué sobra? ¿qué buscas? Nuestra historia como humanos tan compleja...

Ahí seguimos esperando la plena manifestación de los que de verdad somos, y la creación entera aguarda expectante...



viernes, 13 de diciembre de 2013

Tiempo de espera

El tiempo de hacer ya pasó,
el tiempo de decir ya fue.
Los gestos, las palabras
dieron lugar a este tiempo de hoy:
Tiempo de espera.

Tiempo de espera,
minutos de esperanza
en pro de una palabra.
Tiempo de espera,
días poblados de preguntas,
Vida que espera, 
espera que atempera el alma.

Llega la noche
los ojos se cierran
se abre el corazón.
En la noche se puede confesar
que se espera, que no hay nada más que hacer
que esperar
que todo resurja,
que todo se aclare,
que se vuele la duda.

Rompe el alba
y la palabra queda a la puerta de los labios.
Dolor que acaricia
es este tiempo de espera.
Quizá se dilate toda una vida.
Sea como sea, hasta que tú quieras, es ahora
tiempo de espera.

domingo, 1 de diciembre de 2013

Estar en vela

"Estad en vela porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor" (Mt 24)

Primer Domingo de Adviento. Me gusta el Adviento. "Tiempo de espera, tiempo de Esperanza"... Quizá sea porque el ser humano es una criatura preñada de esperanzas, o que sin ellas no puede vivir. Y hay una gran Esperanza que atraviesa estas cuatro semanas de Adviento y que me hace sentirme como en casa en estos días. Ese casi eterno "marana-tha" que clama la humanidad desde hace tanto adopta hoy las formas de siempre y algunas nuevas. El clamor de y por los empobrecidos de la tierra sigue resonando, nos lleva a Siria, al Congo, a Etiopía, a fábricas donde niños trabajan jornadas de sol a sol cosiendo ropa para ricos, a tugurios donde niñas son explotadas sexualmente, a carreteras y parques de nuestras ciudades donde mujeres engañadas son obligadas a prostituirse. Pero hoy nos lleva también a barrios cercanos y quizá al piso de arriba donde toda la familia está en paro o donde un/a anciano/a está tan solo/a... Ese "marana-tha" tiene ahora ecos de enfermos crónicos que no pueden pagar sus medicinas, de enfermos de enfermedades denominadas "raras" que no cuentan para las grandes empresas farmacéuticas. Ecos de hombres y mujeres necesitados de ayudas sociales, de ayudas a la dependencia y que ven como el dinero a ellos destinado se esfuma no se sabe hacia donde, aunque,curiosamente, hay cada vez parques más bonitos en su ciudad a los que no pueden ir a pasear por no tener silla de ruedas, y grandes polideportivos y aceras más anchas para quien los pueda disfrutar. Adviento con eco a educadores/as despedidos y a otros/As desbordados por un número de recortes anti-educación.

Quizá sea este uno de los pocos "advientos" en los que los europeos tengamos razones para clamar, es decir, quizá sea esta triste situación de tanto dolor cercano, una oportunidad para comprender el verdadero sentido de la Navidad que se gesta en la oración y el clamor de estas cuatro semanas que tan desapercibidas pasan incluso para los/as cristianos/as.

El Adviento podríamos imaginarlo como una enorme manifestación silenciosa en la que millones de corazones claman por la salvación de lo humano, por el cambio de las estructuras injustas, por la Luz necesaria para ver de verdad sin dejarnos engatusar por luces de neón o deslumbrar por promesas fatuas.

Hoy, en casa, hemos encendido en la intimidad nuestra primera velita de una sencilla corona de Adviento, en esa vela, para esta semana, la palabra "FAMILIA", sí, con el deseo de que esta Luz hermosa de Dios ilumine a nuestros familiares pero también a la gran familia Humana: que el Reinado de Dios que es alegría, justicia y amor, llegue en el día a día, estando nosotros/as, todos/as, vigilantes, atentos/as... DESPIERTOS/AS, ajenos/as a las rutinarias críticas, a los lugares comunes, a las eternas quejas, a echar balones fuera y pensar que la culpa siempre es de otros, ajenos al duermevela neoliberal, a la falsa felicidad de ganar mucho dinero en la lotería del día 22. Despiertos/as, bien despiertos/as para ver, para oír, para tocar, oler y gustar el dolor y el gozo del hermano/a y el paso de Dios. Para ver el Rostro en todo rostro, me sea amable y amado o no.

Estemos, pues, en vela, despiertos/as, esperanzados/as mientras transformamos nuestro "marana-tha" en actos de liberación.