La Vida se manifiesta en nuestras vidas siempre y cuando mantengamos abiertos los caminos del interior. El actual ritmo de vida y los requerimientos de nuestra sociedad dificultan cada vez más ese acceso al interior personal en el que se encuentran las materias primas para la construcción de nuestras vidas. Sin darnos cuenta, nos autoexiliamos de nuestro hogar interior. Allí, utilizando la imagen del Maestro Eckhart, Dios se encuentra como en su casa, pero nosotros nos sentimos extranjeros.

Educar la Interioridad es favorecer los procesos y proporcionar las herramientas que nos permitan volver a casa, al hogar interior para desde allí vivir unidos a los demás, al mundo, a Dios.

lunes, 21 de julio de 2014

¿Qué educación?

Koldo Saratxaga arremete contra el sistema educativo actual que “no educa en la libertad, sino en el miedo” y perpetúa un modelo de relaciones humanas basadas en el poder.
Eduardo Azumendi - San Sebastián. El Diario.17/07/2014
Koldo Saratxaga siempre insiste en que la educación es la clave de un país.
Koldo Saratxaga siempre insiste en que la educación es la clave de un país.
“A los jóvenes que vienen les hemos enseñado una jerarquía y ahora pretendemos que actúen como si no existiera. Pretendemos que sean emprendedores y que innoven, pero seguimos con el mismo modelo de relaciones humanas basadas en el poder. Y esto no es ético”. Koldo Saratxaga, uno de los ‘gurus’ del cooperativismo vasco, miembro de Ner Group, que aglutina a 23 empresas y presidente de K2K emocionando, propone una “ética de lo humano” para el ámbito empresarial. Saratxaga, muy crítico con el actual sistema educativo, advierte de que “estamos haciendo mercenarios porque educamos a los jóvenes en que todo es a cambio de algo”.
Saratxaga ha ofrecido una charla sobre ética y sociedad dentro las jornadas Ética y responsabilidad económica y empresarial en la sociedad actual, en los cursos de verano de la UPV en San Sebastián. En su exposición, ha insistido en que solo desde la ética se puede compartir y ha afirmado que es necesario otro estilo en el terreno de las relaciones personales “porque venimos del mundo de la organización vertical”.  Cambiar este modelo basado en las relaciones humanas según el poder y las jerarquías es “la gran revolución que hay que hacer”.
Pero este cambio se enfrenta con dos grandes obstáculos. Uno sería el dinero, “que ya no sólo importa a unos pocos sino a todas las personas”. “El dinero condiciona totalmente nuestra sociedad. De esta forma, el que más tiene más puede. Nos han educado a competir y no a compartir. En el colegio, por ejemplo, consiste en tener que sacar resultados más altos que sus primos, sus amigos o sus vecinos”.
El otro factor clave es el miedo. “Viene de muy atrás. No nos han educado en libertad, sino en el miedo”. Según Saratxaga, el concepto de libertad tiene que ver con la capacidad de expresarse y ponerse de acuerdo. “Nuestra sociedad necesita de ciudadanos maduros, donde se supere este déficit de ordenes jerárquicos, y se genere una libertad fraternal en la que ni se impone, ni se delega; se participa”. Este problema de órdenes en las empresas lleva a que no se conozca a las personas, saber lo que sienten o piensan. “Si no entendemos que la persona es más que un obrero o un subalterno, donde había cinco personas acabamos poniendo un robot fácilmente”.

La educación, clave de un país

El momento actual de la educación es una de las cuestiones que más ocupa y preocupa en el discurso de Saratxaga. “La educación es la clave de un país. A los niños se les educa durante las 24 horas del día porque un niño está permanentemente acumulando. Y esa acumulación es mayor gracias a las experiencias o vivencias que tenga”. Pero el modelo que impera en la escuela es el basado en las notas, en la evaluación, en lo previsible. “Hay que pasar a un modelo que desarrolle la imaginación y la intuición. Un modelo más cercano al concepto de que cada persona es diferente, cada persona es ese diamante único. Bajo esta idea podemos potenciar personas con pasión, que conecten emocionalmente con lo que hacen”.
Saratxaga advirtió de que en la educación de los más jóvenes el tener acceso a todo puede ser un problema. “Protegemos y compramos. Estamos haciendo mercenarios porque los estamos educando a golpe de prestación. Los niños no disfrutan de lo que obtienen porque no lo viven. No sienten orgullo por conseguir las cosas porque todo es a cambio de algo”.
Sobre su visión de la empresa desde una perspectiva ética, ha señalado que los pilares son la eficiencia y el cliente porque sin éstos no hay beneficios, y “sin beneficios no hay futuro”. En segundo lugar hay que superar “los choques” que se producen en las empresas. Uno sería el concepto de propiedad. Para Saratxaga, “la posesión de la tierra no es razón para no compartir el fruto de la cosecha entre quienes han participado en su obtención”.

martes, 8 de julio de 2014

Aquí y ahora.

Hubo un tiempo en mi vida en el que sólo el presente existía. Jugar lo era todo. Sentir la cercanía de mis seres queridos, creer que siempre estarían "ahí". Todo era "aquí" y "ahora".

Llegó otro tiempo, inesperado, llegó suavemente. Un presente pleno de posibilidades que nacían de planes de futuro. Un futuro en el que todo era posible, un futuro con perfiles de aventura, de riesgo, de absoluta novedad..."Todo es posible, todo está por hacer". Tiempo de primavera en el cuerpo que no se cansaba, que no dolía... Una fruta madurando, aún sin hacer pero ya manifestando su sabor, su perfume, su color. Un poco de inconsciencia (o bastante), tiempo de creer que se abe lo que, ahora veo, no se sabe porque no se ha vivido apenas...

No supe cuando... Llegó el tercer tiempo y sigue llegando. Un tiempo que comenzó a poblar el futuro de pasado. Los recuerdos comenzaron a ganar peso teñidos a veces de una cierta melancolía. El pasado y el futuro... A ratos más de "lo que fue" que  de "lo que será"... Sensación de que las piezas del puzzle comienza a encajar y todo se fue llenando de una certeza: "sólo sé que no sé nada". Todo comenzaba a parecer más hermoso, más atractivo, más inaprensible y hondo... Y fue legando el placer de las pequeas cosas, de lo más lento, del "poco a poco"... Fue desapareciendo el miedo a no saber, a no poder, a no llegar aunque han ido aparceiendo otros miedos nuevos...

Entonces he redescubierto el presente, una niña pequeña me va diciendo más y más, me repite, me invita a permanecer en el presente. Es ahora un presente consciente no exento de ecos de juego. Un presente que serena la vida tan llena ahora de despedidas, de cambios...¡tantos cambios dentro y fuera de mí!, de decepciones, de sorpresas maravillosas, de descubrimientos, de relatividades, de frustraciones, de perpejlidad, de nada especial y de momentos únicos...

El cuarto tiempo, lo intuyo, será volver a ser una niña... Una anciana-niña-sabia... Pero eso es cosa del futuro, llegará... un futuro que hunde sus raíces en el pasado asumido, sanado, amado, agradecido y, todo ello, gestado aquí y ahora... Eterno presente sin tiempo. Todo en todo y todos aquí y ahora y este pequeño yo en todo y todos, aquí y ahora... Latiendo...