La Vida se manifiesta en nuestras vidas siempre y cuando mantengamos abiertos los caminos del interior. El actual ritmo de vida y los requerimientos de nuestra sociedad dificultan cada vez más ese acceso al interior personal en el que se encuentran las materias primas para la construcción de nuestras vidas. Sin darnos cuenta, nos autoexiliamos de nuestro hogar interior. Allí, utilizando la imagen del Maestro Eckhart, Dios se encuentra como en su casa, pero nosotros nos sentimos extranjeros.

Educar la Interioridad es favorecer los procesos y proporcionar las herramientas que nos permitan volver a casa, al hogar interior para desde allí vivir unidos a los demás, al mundo, a Dios.

miércoles, 20 de agosto de 2014

¡Dadme tiempo!

Todo rápido, todo ya, todo con eficacia pero...¿y la verdadera creatividad? ¿Y la posibilidad de además de "hacer", gozar de los que se hace? Tiempo, eso precisamos todos/as, pero aún más nuestros/as chavales/as. Tenemos reloj, sí, pero no tenemos tiempo: tiempo para contemplar y no sólo mirar, tiempo para dejarnos sorprender por las pequeñas cosas de cada día. Tiempo para perder el tiempo. Tiempo para que fluya la creatividad y tiempo para realizar lo que la creatividad quiere crear en nosotros/as.

A la vuelta de la esquina tenemos ya "la vuelta al cole", en los escaparates de las tiendas, la ropa de otoño-invierno parece decirnos sin voz que las vacaciones se acaban, que se acortarán los días, que llegarán la lluvias (aunque aquí en el norte casi no han cesado), que volverá a sonar el despertador...

Y quizá elevemos una muda plegaria para que "se alargue el tiempo", para que no se acabe el verano..."¡¡Dadme tiempo!!" a lo mejor ese hubiera sido el grito de Arquímedes hoy: "Dadme tiempo y moveré el mundo". 

Por lo demás,  olvidamos tantas veces que la cuestión decisiva está en el reloj interior, en el tiempo del alma y ese tiempo es prolongado y sabe de estaciones, de parones, de vueltas atrás, de saltos vertiginosos, de calma chicha, de noches y amaneceres, de frío y calor... Sólo si conecto con ese tiempo interior que es más bien "tempo", fluye la creatividad del alma, la que nos permite gozar siempre y en todo momento y sabe decir con Santa Teresa que "cuando perdiz, perdiz". 

Si nos dejamos acrisolar y mecer por ese ritmo vital del interior podemos conseguir que todo mejore, podremos incluso comenzar y terminar el próximo curso con una permanente sonrisa, con una cansancio sano y no destructivo. Podremos dejar tiempo al tiempo, tiempo a nuestros niños y niñas para que vayan siendo, porque no todo nos lo jugamos hoy... 

Quizá así seamos de verdad creativos/as.


lunes, 4 de agosto de 2014

Perder el miedo a ser humanos


Si tan sólo perdiera el miedo a ser humana... sólo eso, humana: mirar a quien me rodea, sonreír a quien pasa a mi lado sin esquivarlo por recelo, por prisa, por... Y tener compasión: sentarme cerquita de quien está sólo, de quien sufre, de quien no pinta nada en esta sociedad de "bienestantes"
Si tan sólo perdiera el miedo a ser humana...¡Cuánto bien haría!