La Vida se manifiesta en nuestras vidas siempre y cuando mantengamos abiertos los caminos del interior. El actual ritmo de vida y los requerimientos de nuestra sociedad dificultan cada vez más ese acceso al interior personal en el que se encuentran las materias primas para la construcción de nuestras vidas. Sin darnos cuenta, nos autoexiliamos de nuestro hogar interior. Allí, utilizando la imagen del Maestro Eckhart, Dios se encuentra como en su casa, pero nosotros nos sentimos extranjeros.

Educar la Interioridad es favorecer los procesos y proporcionar las herramientas que nos permitan volver a casa, al hogar interior para desde allí vivir unidos a los demás, al mundo, a Dios.

lunes, 29 de septiembre de 2014

Feldenkrais

Hace ya casi seis años la vida me regaló experimentar el método de neuromovimiento Feldenkrais. Había experimentado otras muchas técnicas de trabajo corporal, recolocación postural pero, debo confesar, con ninguna viví la sorpresa y la alegría que sentí practicando Feldenkrais. Siempre que puedo lo recomiendo en mis cursos, a los amigos, familia... ¡Estamos tan malitos! Dolores de espalda, cansancio, rigidez, dolores musculares... Pero aún más. el método Feldenkrais te lleva a descubrir como tus patrones motores y psicológicos están íntimamente unidos de tal forma que variando el patrón motor puede mejorar, y mucho, tu forma de vivir la vida en todos los aspectos, aprendiendo a fluir de forma natural.

Hoy quiero darlo a conocer desde este blog. Te presento el método creado por Moshé Feldenkrais. Te invito a experimentar el neuromovimiento.

viernes, 26 de septiembre de 2014

El negocio de la guerra


El negocio de la guerra from Coordinadora de ONGD Euskadi on Vimeo.



Porque, digan lo que digan, la guerra no es natural, la guerra no es la solución de nada, la guerra es el fín de todo lo humano.

jueves, 18 de septiembre de 2014

Mi vida, la vida de una mujer



La mujer que hoy soy habla con ternura a la niña de ayer y le dice:
"No tengas miedo, yo estoy aquí para protegerte, para escucharte, para quererte. Me gusta que juegues y que rías, me encandila verte dormir y soñar con más juegos y más risas y si tienes una pesadilla, yo te abrazaré en la noche. Dejaré la luz del pasillo encendida, así te sentirás más tranquila y si me llamas acudiré con una sonrisa. Te cojo de la mano cuando está enferma y te duele la garganta y a los pies de tu cama hago marionetas con tus muñecas favoritas. Me enternece escucharte, lo que me explicas es importante para mí porque lo es para ti. Te quiero, mi niña, a tu lado estaré por siempre, tú juega, juega, juega."

La mujer que hoy soy habla a la adolescente que fui y le dice:
"¡Qué maravilla que crezcas y busques tus espacios! No temas hacer amigos y entregarte a la verdadera amistad, eso alimenta tu alma. Entiendo que te cueste explicar lo que ya sientes como tu intimidad, no pasa nada, aquí estoy para cuando quieras hablar. Te tomo de la mano y te abrazo en tus primeras decepciones y aún juego contigo cuando te siente niña. Pregúntame todo lo que quieras sobre los cambios de tu cuerpo. Eres bella, no te hace falta nada más para serlo, eres bella así. Escucha el latir de tu sexualidad, es bueno, te ayuda a conectar con tu ser mujer, si necesitas saber algo, pregúntame, yo te responderé. Cuando te haces un lío y no sabes qué decir, qué hacer, tranquila, seremos pacientes las dos, tú exprésate, yo te quiero igual."

La mujer que hoy soy habla con la joven que fui y le dice:
"Querida, te ves radiante, con tanta fuerza... Vuela, no te pares ahora a pensar demasiado, es tiempo de sueños e ilusiones, si escuchas a tu corazón él te guiará y si al volar te haces daño, aquí me tienes, sigo a tu lado, siempre, protegiéndote, amparándote, abrazándote. Te comprendo, hay tanto por vivir que a veces no se sabe muy bien cómo afrontarlo, tranquila, el tiempo y la vida te irán enseñando. No disimules nada de ti, sé tú misma. Sigue abriéndo el cofre de tu corazón al tesoro de la amistad. Sí... Dios late en ti, goza de ese latido, será tu faro y tu guía en las noches que vendrán. Siempre llegará la luz, siempre, por eso ahora es tiempo de soñar y de dar los primeros pasos en pos de tus sueños. Te sientes fuerte, crees saber ya tantas cosas, es normal, atrévete, sí, atrévete a todo aquello que te haga crecer, sigue rechazando aquello en lo que no crees, lo que hace mal a tu cuerpo, a tu alma, a tu corazón. Estaré a tu lado para confirmar tu esencia, porque ella perdurará."

La mujer que hoy soy me habla hoy y me dice:
"Mírate...¡qué plenitud brilla en ti! Fruto de tantos pasos, decisiones, despedidas y regalos. Hoy eres lo que decidiste ser y lo que no esperabas ni podías saber. La que fuiste y la que eres hoy se dan la mano, nos damos la mano y nos miramos a los ojos sintiéndonos madres-hijas-hermanas-amigas. Hemos atravesado tantas noches, llorado tantas tristezas, cantado tantas canciones, jugado a tantos juegos, carcajeado tantas alegrías, hollado tantos caminos que otros nos decían eran de locos... Y aquí estamos, nosotras y yo, más allá de la mitad de la vida con la certeza clavada en el alma de que lo que vendrá será aún mejor que lo que llegó porque nos lo promete la propia Vida, nos lo asegura Dios. ¡Qué guapa nos vemos en la madurez de nuestra vida!"

La mujer que hoy soy habla a la anciana que seré y le dice:
"Venerable mujer, ante ti me descalzo: eres tierra sagrada labrado tu cuerpo por bellas señales de la vida. En el atardecer de tu vida los contornos de tu existencia se perciben más claros por más simplificados. Has crecido en tantas despedidas, has saboreado las honduras de la vida y hoy te preparas para un viaje definitivo en el que se unen el principio y el final. Terminas donde comenzaste: siendo niña. Pero en tu pecho late un corazón de fuego pleno de sabiduría. Ante esa sabiduría yo me arrodillo y la venero. Seré tú, anciana mía, seré tú y te amaré y te cuidaré y reiré con tus despistes, sentiré ternura y compasión con tus achaques, acariciaré los dolores de tu cuerpo y los de tu alma. Cuidaré de mí para ser una anciana sana, vital, suave como canto de río, rotunda como árbol milenario. Desde este ahora que vivimos, te saludo y te acogo, anciana-niña-mujer-amiga-madre-hija-hermana-amiga".

domingo, 14 de septiembre de 2014

El mejor símbolo de la Paz

Vivimos tan inmersos en el dualismo que somos incapaces de darnos cuenta de ello. Contínuamente, en mil detalles, nos dejamos atrapar por "las gafas del ego". El ego todo lo ve en blanco y negro o en "amigos-enemigos" o en "derechas-izquierdas" o en "mío-tuyo" o en "yo-tú" o en "sagrado-profano" o en mil y una divisiones más de todo tipo y condición que le permitan estar cómodo y tranquilo, con la sensación  de tenerlo todo bajo control porque las demasiadas fluctuaciones inquietan al pobre y asustadizo "ego". 

Así vivimos la mayoría de nosotros/as la mayoría del tiempo y sin darnos ni cuenta. Quizá sólo nos damos cuenta cuando alguien que ha trascendido el ego se nos acerca en el trabajo, en la familia, en el círculo de amigos y conocidos y, entonces ¡qué nerviosa nos pone esa persona! o ¡qué envidia nos da!. La idolatraremos porque nos "huele" a algo que deseamos o la menospreciaremos tachándola de loca o poco madura porque nos "huele" a algo que nos incomoda. De nuevo ahí está el ego haciendo de las suyas: idolatría o rechazo. Siempre los extremos, siempre limitando, acotando, en definitiva, acallando el miedo de los paisajes amplios y abiertos, de la condición de misterio de la Vida.

El miedo, hijo del ego inmaduro, se camufla de mil maneras en nuestra vida y para ello nos viste con trajes variopintos: el traje de "yo ya sé lo que tengo que hacer", o aquel otro de "esto siempre ha sido así" o el más común y de moda hoy: el de la "queja por todo" que va muy a juego con el "dar de no". También está el traje más sútil del escepticismo que a todo responde con un "pero..." que pone distancia y deja fluir la sospecha.

Esta semana me he sentido empachada de los productos y subproductos del ego y su miedo. Desde diferentes ámbitos he visto a las claras el baile de máscaras del ego humano y de nuevo me he sorprendido al comprobar cómo damos por sentado que vivir así es vivir... ¡Qué necios y torpes somos!

Por eso hoy, al recordar que en la Iglesia celebramos la exaltación de la santa Cruz, han venido a mi memoria unas palabras de Chillida, el formidable artista vasco, que ayer mismo leí en una exposición sobre su obra. A Chillida le encomendaron esculpir un símbolo de paz para la igleisa del Buen Pastor de Donosti. Chillida dijo entonces que "no se me ocurre mejor símbolo de la paz que la cruz". Así esculpió "Bakearen Gurutzea", "la Cruz de la Paz". Así expresa el propio artista en una carta a su esposa lo que para él es la cruz:

Conoces cómo desde hace muchos años he regalado la cruz a familiares y amigos íntimos. Es lo más importante del cristianismo. Nadie que me conozca se extraña si regalo lo que he empleado para representar el origen de la fraternidad. ¿Recuerdas el texto que acompaña al árbol de la cruz de Grenoble, el que realicé para conmemorar uno de las grandes aportaciones de la Ilustración?: «Este árbol de hierro, nacido en este bosque, proclama que nosotros los hombres tenemos un mismo origen: exige la fraternidad.»
Sé que no puedo reflexionar sobre nada mejor que sobre aquello en lo que descansa la paz, tan ansiada por mí para mi tierra. La cruz de alabastro cuyo anverso es un vellón que está situada en el pórtico de la Catedral del Buen Pastor de Donosti no podía tener otro nombre: Camino hacia la Paz.
Y bien sé yo que no he sido un escultor religioso en el sentido tradicional.
En una cruz ocurrió lo que ocurrió con Cristo y es tremendo. En positivo y en negativo. Es un lugar de encuentro de toda la historia de la humanidad, de todas las cosas que han pasado. Un acontecimiento que supera cualquier otro, en mucho, por la trascendencia que ha tenido y que sigue teniendo. En ella, Dios no exige castigo, lo que exige es perdón, el perdón a todos de la cruz. Porque él da su vida por los demás allí. De modo que de castigo, nada.
Mira los brazos de las cruces de Cristo y del Buen Ladrón. Son uno y el mismo. Al Buen Ladrón yo le salvo, porque tiene la misma cruz de Cristo, su mismo brazo, a su misma altura. Unidos están con tanta fuerza que hasta la cruz de Cristo, con lo fuertemente sujeta que está sobre su enorme base, parece que se dobla. ¡Cuántos Buenos Ladrones hay compartiendo el travesaño del Señor de la Paz! ¡Son los que entendieron su mensaje de perdón!
¿Y el Otro Ladrón?… A pesar de todo, le hago una huella profunda, un espacio abierto, indicando que no sabemos si se salvó. Porque el Buen Ladrón es el único hombre del que sabemos que se ha salvado. Lo dijo Cristo: «Hoy estarás conmigo en el Paraíso».


Chillida entendió, otros muchos/as también, pero quizá pocos. Esos pocos han entendido que la Cruz cristiana es símbolo de un camino más allá de uno mismo. Un camino que no conoce las humanas divisiones entre "amigos y enemigos", entre "foráneos y extranjeros", entre "mi tierra y la tuya". La Cruz une lo humano y lo divino, une cielo y tierra, une todos los puntos cardinales en un centro en el que sólo hay amor, en un centro en el que somos uno, en un centro desde el que todo lo demás suena tan absurdo, tan pequeño, tan dormido...
Por eso mismo la Cruz, aunque por el ego humano haya servido de emblema de luchas fratricidas es, sin embargo, el mejor símbolo de paz, de la verdadera Paz, la que nace de los fondos profundos de la Humanidad, allí donde la Humanidad es una con Dios y transparenta el Ser verdadero. La Paz verdadera que sólo conoce quien ha transitado noches y dudas para desembocar en la experiencia de ser amado/a y sentir el latido de amor que a todos/as nos une y en el que todos/as latimos sin saberlo. Por esa razón quien asume la Cruz hace del amor su arma más poderosa, quedando despojado de las luchas del ego, de sus miedos, y transformándose en hermano/a de todos/as, sin vuelta atrás. Han entendido y viven el mensaje del perdón como dice Chillida que Dios nos enseñó en Jesús. Un perdón que brota espontaneo de la experiencia interior de la común-unión (comunión).

Exaltar la Cruz no es exaltar el sufrimiento vano, sino exaltar el camino verdadero de la Paz: la trascendencia de los límities del ego para ser adenrtrados en la tierra inconmesurable e infinita del Amor. Allí "el cordero duerme junto a león y el niño mete la mano en la boca del aspid...". 

La cruz, sí, Chillida lo supo comprender, es el mejor símbolo de Paz, pero vivirlo, eso sí, es para unos pocos valientes. Los demás, hasta ser despertados de nuestro sueño egoico, viviremos creyendo que vivir en los límites de nuestro pequeño ego es vivir.


viernes, 5 de septiembre de 2014

Maestros/as que inspiran




Dedicado a todos/as los/as maestros/as que conozco y que no conozco que viven con pasión la educación y son inspiración para sus alumnos/as.