La Vida se manifiesta en nuestras vidas siempre y cuando mantengamos abiertos los caminos del interior. El actual ritmo de vida y los requerimientos de nuestra sociedad dificultan cada vez más ese acceso al interior personal en el que se encuentran las materias primas para la construcción de nuestras vidas. Sin darnos cuenta, nos autoexiliamos de nuestro hogar interior. Allí, utilizando la imagen del Maestro Eckhart, Dios se encuentra como en su casa, pero nosotros nos sentimos extranjeros.

Educar la Interioridad es favorecer los procesos y proporcionar las herramientas que nos permitan volver a casa, al hogar interior para desde allí vivir unidos a los demás, al mundo, a Dios.

lunes, 9 de junio de 2014

"Nos une el mismo Invisible"

 La "Carta de la Compasión" me ha recordado una entrada de este blog del 24 de marzo del 2011. Como no se trata de decir siempre "cosas nuevas", sin más, repito la entrada que sigue siendo vigente a mi modo de ver. Donde leáis alusiones a hecho políticos de ese momento, recordadlos (a veces se nos olvidan tan fácilmente...) y colocad también hecho actuales.
 
 
"Somos como las cuentas del collar de la creación y estamos unidos unos con otros, cada uno ocupando el lugar y el espacio que le corresponde... El movimiento de los astros es sagrado y el nuestro también. Nos une el mismo Invisible" (Laura Esquivel, Malinche, Ed. Suma, 2006).

Leí Malinche hace varios años. Fue uno de esos libros que te sale al encuentro. Trasteando por entre las estanterías de libros de un librería del aeropuerto de Barcelona.  Su lectura me cautivó.

Malinalli, la Malinche, la admirada y denostada amante de Hernán Cortés, que ofició de intérprete entre españoles y aztecas durante la conquista para luego ser acusada durante siglos de haber traicionado a su pueblo, vendiéndolo al invasor.  Laura Esquivel narra la aventura vital de la mujer que creyó que el extranjero Hernán Cortés pondría fin a los terribles sacrificios humanos de la religión azteca, pero que acabaría en cambio descubriendo la crueldad no menos sangrienta de los conquistadores. 

Es, pues, la historia del encuentro de dos culturas, de dos modos de entender al ser humano y a Dios. Un encuentro que, más bien, fue un choque en el que unos se impusieron y otros fueron acallados. Pareciera que los humanos no conocemos otras formas de relación sino la conquista, la depredación cultural y económica.

A día de hoy, los aviones y armas de una coalición occidental, intentan ayudar al pueblo libio a liberarse del cruel dictador Gadafi. Aquel que ha sido recibido en palacios y foros internacionales, aquel a quien occidente ha estado vendiendo armas, ahora es perseguido y juzgado por crímenes de lesa humanidad. Difícil de comprender si no es dentro de los cauces hipócritas e interesados de las grandes partidas de ajedrez de las potencias internacionales...

Dejar resonar en medio del recuerdo del pasado y del presente de las relaciones internacionales la frase que encabeza esta entrada crea una extraña sensación. Es como intentar leer un documento de Word desde una aplicación errónea o diferente. La aplicación no reconoce el documento y entonces sólo aparecen ante nuestro estupefactos ojos signos extraños.

Me da la impresión de que, de dia en día, de generación en generación, la vida política y económica de nuestro planeta tierra se expresa a través de un software que muchos ya no podemos comprender, pero sucede lo mismo a la inversa: aflora un nivel de conciencia en la humanidad, una sensibilidad que es imposible que sea decodificada por las claves de lectura de la realidad de los políticos y los economistas.

No somos pocos los que creemos que la única via para poder solucionar los múltipes problemas que aquejan a la Humanidad es la de seguir transitando empecinadamente los caminos de la comunión. Sentir al otro tan mío, tan yo, que me sea imposible desearle ningún mal.

No es sino esta la propuesta común de todas las religiones. Cada una con sus énfasis, sus teologías y antropologías, pero todas ellas portan en sí un mensaje de amor, de paz, de perdón, en definitiva, de común-unión.

Urge hoy hacer resonar ese mensaje. Para ello contamos también con la aportación de las ciencias especialmente la Física Cuántica. Los descubrimientos de la Física que atiende al microcosmos, a lo que está más allá de lo visible en el microscopio, nos dicen que hay un sustrato común a todo en el nivel subatómico. Parafraseando al evangelista. Juan, los físicos cuánticos nos ha n dicho que "aquello que ni el ojo vió ni el oído oyó" eso... la Física Cuántica lo ha visto, a saber, las estructuras subatómicas que sostienen el universo.

La Teoría del Caos, la Teoría de Sístemas y tantos otros descubrimientos y planteamientos de la Física y las Matemáticas, nos sugieren aspectos de la realidad que los místicos han percibido desde la experiencia interior.

Todo ello lo podríamos condensar en esta hermosa frase que Laura Esquivel pone en boca de una venerable anciana que habla con su nieta. Sí, somos cuentas de un collar. Pensarnos así  hace caer nuestros orgullos y prepotencias. Si tú y yo formamos parte de un Todo, entonces somos pequeños, pero a la vez, también grandes, sin embargo grandes con una grandeza que no nace ni termina en nosotros.

Nuestro movimiento es sagrado, como el movimiento de los astros porque ambos movimientos hablan de algo mayor, de algo o Alguien que es el origen de todo. El místico percibe que es una gota de agua en el océano: el océano es la gota y la gota es el océano. Se da la comunión pero no la anulación.

¿Podemos imaginar un discurso en la sede de las Naciones Unidas o en el Parlamento de un país que estuviera basado en esta certeza de la indudable y real unidad entre todos los seres humanos y de estos con el planeta asumiendo todas las consecuecias éticas que ello comporta? Ciertamente no, este tipo de argumentación es un software que no admite el disco duro de nuestros sistemas políticos y económicos. El término"globalización" que encierra en sí posibilidades de acercamiento a estos planteamientos no dualistas, sin embargo, se ha concretado en una globalización meramente monetaria, económica.

El neoliberalismo protege el libre mercado pero no genera redes de comunión, al contrario, ha ido gestando mayores diferencias y abismos entre unos ciudadanos y otros. Su colofón es la aparición de un nuevo tipo de hombre: el "sin papeles". Son miles de hombres y mujeres los que soportan sobre sus espaldas el peso inhumano de un mundo construido sobre bases falsas y egoístas. El 80 por ciento de la Humanidad asume las consecuencias de una historia de redes sociales que han favorecido la pujanza de unos pocos generada con el empobrecimiento de muchos.

Sin embargo, cada vez más personas percibimos que el sustrato común sigue existiendo. Más allá incluso de la Declaración de los Derechos Humanos, percibimos una común unidad que nos hace no poder alegrarnos de nuestros logros si no redundan en el bien de todos y  de todas. 

Creer que somos todos y todas cuentas de un collar es peligroso porque de ahí nace la conciencia de tener que pervertir el orden establecido que es injusto en su raíz. Las democracias occidentales tienen muy poco que decir hoy a los hombres y  mujeres que, por ejemplo, en Egipto, Túnez o Libia han dado la vida por la libertad. Los logros sociales de occidente fueron algo a celebrar antaño, pero ante nosotros, que nos llamamos pueblos civilizados, hay grandes retos planteados a los que no estamos sabiendo responder como sociedades.

Cada uno hemos de ocupar nuestro lugar y nuestro espacio. La común-unidad no me exime de responsabilizarme de mi pequeña parcela de ese Todo. Por ello el místico es un auténtico revolucionario aunque parezca no hacer nada. Por eso mismo hoy no interesa la auténtica mística, sino sus subproductos, el "estar bien", "estar en paz"...

Hoy todos queremos tener nuestro hueco en la gran Red de las redes sociales, pero ¿quién quiere implicarse en la única y verdadera Red, la de la Gran Familia Humana? Sólo unos pocos y valientes. A ellos y ellas, gracias. Os necesitamos.

viernes, 6 de junio de 2014

COMPASIÓN

La carta de la compasion fue redactada a lo largo de dos años tras una amplia consulta a través de internet y una comisión de alto nivel que redactó el borrador. La iniciativa partió de la escritora Karen Armstrong que anunció los resultados en una cumbre de la paz, no hace mucho tiempo, en el Centro Dalai Lama por la paz y educación, en Vancouver. 



miércoles, 4 de junio de 2014

Vivir a Dios desde dentro. Pentecostés


José Antonio Pagola  en eclesalia. Lo reproduzco y, gracias a Eclesalia también, en varios de los idiomas de quienes visitáis este blog.

Pentecostés(A) Juan 20, 19-23
VIVIR A DIOS DESDE DENTRO
JOSÉ ANTONIO PAGOLA, lagogalilea@hotmail.com
SAN SEBASTIÁN (GUIPUZCOA).
ECLESALIA, 04/06/14.- Hace algunos años, el gran teólogo alemán, Karl Rahner, se atrevía a afirmar que el principal y más urgente problema de la Iglesia de nuestros tiempos es su “mediocridad espiritual”. Estas eran sus palabras: el verdadero problema de la Iglesia es “seguir tirando con una resignación y un tedio cada vez mayores por los caminos habituales de una mediocridad espiritual”.
El problema no ha hecho sino agravarse estas últimas décadas. De poco han servido los intentos de reforzar las instituciones, salvaguardar la liturgia o vigilar la ortodoxia. En el corazón de muchos cristianos se está apagando la experiencia interior de Dios.
La sociedad moderna ha apostado por “lo exterior”. Todo nos invita a vivir desde fuera. Todo nos presiona para movernos con prisa, sin apenas detenernos en nada ni en nadie. La paz ya no encuentra resquicios para penetrar hasta nuestro corazón. Vivimos casi siempre en la corteza de la vida. Se nos está olvidando lo que es saborear la vida desde dentro. Para ser humana, a nuestra vida le falta una dimensión esencial: la interioridad.
Es triste observar que tampoco en las comunidades cristianas sabemos cuidar y promover la vida interior. Muchos no saben lo que es el silencio del corazón, no se enseña a vivir la fe desde dentro. Privados de experiencia interior, sobrevivimos olvidando nuestra alma: escuchando palabras con los oídos y pronunciando oraciones con los labios, mientras nuestro corazón está ausente.
En la Iglesia se habla mucho de Dios, pero, ¿dónde y cuándo escuchamos los creyentes la presencia callada de Dios en lo más hondo del corazón? ¿Dónde y cuándo acogemos el Espíritu del Resucitado en nuestro interior? ¿Cuándo vivimos en comunión con el Misterio de Dios desde dentro?
Acoger al Espíritu de Dios quiere decir dejar de hablar solo con un Dios al que casi siempre colocamos lejos y fuera de nosotros, y aprender a escucharlo en el silencio del corazón. Dejar de pensar a Dios solo con la cabeza, y aprender a percibirlo en los más íntimo de nuestro ser.
Esta experiencia interior de Dios, real y concreta, transforma nuestra fe. Uno se sorprende de cómo ha podido vivir sin descubrirla antes. Ahora sabe por qué es posible creer incluso en una cultura secularizada. Ahora conoce una alegría interior nueva y diferente. Me parece muy difícil mantener por mucho tiempo la fe en Dios en medio de la agitación y frivolidad de la vida moderna, sin conocer, aunque sea de manera humilde y sencilla, alguna experiencia interior del Misterio de Dios. (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).


TO LIVE GOD FROM THE INSIDE
José Antonio Pagola.
Some years ago, the great German theologian, Karl Rahner, dared to affirm that the main and most urgent problem in the church today is her “spiritual mediocrity”. These were his words: the true problem of the Church is “to keep throwing herself with a resignation and an ever greater tedium along the routine paths of a spiritual mediocrity”.
The problem hasn’t done anything except get worse in these last decades. It has served us little to try to reform institutions, preserve the liturgy or keep watch over orthodoxy. In the hearts of many Christians the interior experience of God is going out.
Modern society has signaled for “the exterior”. Everything invites us to live from the outside. Everything pressures us to move about hurriedly, without stopping for anything or anyone. Peace doesn’t have a chance now to penetrate our heart. We live almost constantly in the outer skin of life. We’re forgetting what it means to savor life from within. For the human being, our life lacks an essential dimension: interiority.
It’s sad to observe that not even in Christian communities do we know how to care for and promote the interior life. Many don’t know what’s in the silence of their heart, they aren’t taught to live faith from within. Deprived of an inner experience, we hang on for dear life, forgetting about our soul: listening to words with our ears and pronouncing prayers with our lips, while our heart is nowhere to be found.
In the Church there’s much talk about God, but where and when do we believers listen to the silent presence of God in the deepest depths of our heart? Where and when do we welcome the Spirit of the Resurrected One in our inner self? When do we live in communion with the Mystery of God from within?
To welcome God’s Spirit means allowing ourselves to speak alone with a God whom we almost always put far off and outside of ourselves, and to learn to listen to God in the silence of our heart. Stop thinking of God only with the head, and learn to perceive God in the most intimate part of our being.
This interior experience of God, something real and concrete, transforms our faith. You wonder at how you could live without discovering this before. Now you know why it’s possible to believe, even in a secularized culture. Now you know an inner joy that’s new and different. It seems to me very difficult to maintain faith in God for very long in the midst of the agitation and frivolity of modern life, without knowing, albeit in a humble and simple way, some interior experience of the Mystery of God.


JAINKOA BIZI NORK BERE BARNETIK
José Antonio Pagola. Itzultzailea: Dionisio Amundarain
Duela urte batzuk, alemaniar teologo handi bat, Karl Rahner, ausartu zen esatera ezen gaur egungo Elizak «bere eskastasun espirituala» duela bere arazorik nagusiena eta premiazkoena. Hona haren hitzak: Elizaren benetako arazoa da «gero eta neurri handiagoan etsirik eta asper-asper eginik jarraitzen duela eskastasun espiritual baten ohiko bideetan barna».
Arazoa larritu besterik ez da egin azken hamarkada hauetan. Ezer gutxirako izan dira erakundeak berrindartzea, liturgia onik gordetzea edo ortodoxia zaintzea. Kristau askoren bihotzean itzaliz doa Jainkoaren barne-esperientzia.
Gizarte modernoak «kanpoaldea» hobestera jo du. Den-denak gonbidatzen gaitu azaletik bizitzera. Den-denak eragiten digu presaka ibiltzera, ia arretarik jarri gabe ezertan eta inorengan. Bakeak ez du jada zirrizturik aurkitzen gure bihotz barnera sartzeko. Ia beti, bizitzaren gainazalean bizi gara. Ahazten ari zaigu zer den bizitza barnetik ahogozatzea. Gizakoi izateko, gure bizitzari funtsezko alderdi bat falta zaio: barnetasuna.
Tristea da ikustea, kristau-elkarteetan ere ez dakigula zaintzen eta eragiten barne bizitza. Jende askok ez daki zer den bihotzaren isiltasuna, ez da adierazten fedea bihotz barnean bizitzen. Barne esperientziarik ez dugula, geure arimaz ahazturik jarraitzen dugu existitzen: hitzak belarriz entzunez, otoitzak ezpainez esanez, bihotza urrun dugularik.
Elizan asko hitz egiten da Jainkoaz, baina non eta noiz entzuten dugu fededunok Jainkoaren presentzia isila geure bihotzaren hondoenean? Non eta noiz egiten diogu harrera Berpiztuaren Espirituari geure barnean? Noiz bizi ohi dugu elkartasun-giroa Jainkoaren Misterioarekin geure bihotz-barnean?
Jainkoaren Espirituari harrera egiteak esan nahi du, alde batera utzi dugula gugandik urrun eta gugandik kanpo dagoela uste dugun Jainkoari hitz egitea, eta gai bihurtu garela bihotzaren isiltasunean mintzo zaigun Jainkoari entzuteko. Esan nahi du, utzi egin diogula Jainkoaz adimenaz bakarrik pentsatzeari, eta ikasi dugula Jainkoa geure izatearen zokoenean sumatzen.
Jainkoaz dugun barne esperientzia honek, egiazkoa eta zehatza den honek, eraldatu egiten du gure fedea. Harriturik gelditzen zara pentsatzean: nolatan bizi izan naiz, gero, hau guztia lehenago aurkitu gabe? Orain badakizu zergatik den posible sinestea kultura sekularizatu baten barruan bizi zarela ere. Orain barne poz berri eta desberdin bat sentitzen dugu. Uste dut, oso nekez mantendu daitekeela luzaroan Jainkoarekiko fedea, gaur egungo bizitza zalapartatsu eta arinan, atzeman gabe, modu apal eta xume batean bada ere, nolabaiteko barne esperientzia bat Jainkoaren Misterioaz. 
 
VIURE DÉU DES DE DINS
José Antonio Pagola. Traductor: Francesc Bragulat
Fa alguns anys, el gran teòleg alemany, Karl Rahner, s'atrevia a afirmar que el principal i més urgent problema de l'Església del nostre temps és la seva "mediocritat espiritual". Aquestes eren les seves paraules: el veritable problema de l'Església és "anar fent amb una resignació i un tedi cada cop més grans pels camins habituals d'una mediocritat espiritual".
El problema no ha fet sinó agreujar-se aquestes últimes dècades. De poc han servit els intents de reforçar les institucions, salvaguardar la litúrgia o vigilar l'ortodòxia. Al cor de molts cristians s'està apagant l'experiència interior de Déu.
La societat moderna ha apostat per "l'exterior". Tot ens convida a viure des de fora. Tot ens pressiona per moure'ns amb pressa, gairebé sense aturar-nos en res ni en ningú. La pau no troba escletxes per penetrar fins al nostre cor. Vivim gairebé sempre en l'escorça de la vida. Se'ns està oblidant el que és assaborir la vida des de dins. Per ser humana, a la nostra vida li falta una dimensió essencial: la interioritat.
És trist observar que tampoc en les comunitats cristianes no sabem tenir cura i promoure la vida interior. Molts no saben el que és el silenci del cor, no s'ensenya a viure la fe des de dins. Privats d'experiència interior, sobrevivim oblidant la nostra ànima: escoltant paraules amb les orelles i pronunciant oracions amb els llavis, mentre el nostre cor és absent.
A l'Església es parla molt de Déu, però, ¿on i quan escoltem els creients la presència callada de Déu en el més profund del cor? On i quan acollim l'Esperit del Ressuscitat en el nostre interior? Quan vivim en comunió amb el Misteri de Déu des de dins?
Acollir l'Esperit de Déu vol dir deixar de parlar només amb un Déu a qui gairebé sempre col•loquem lluny i fora de nosaltres, i aprendre a escoltar-lo en el silenci del cor. Deixar de pensar Déu només amb el cap, i aprendre a percebre'l en el més íntim del nostre ésser.
Aquesta experiència interior de Déu, real i concreta, transforma la nostra fe. Hom se sorprèn de com ha pogut viure sense descobrir-la abans. Ara sap per què és possible de creure fins i tot en una cultura secularitzada. Ara coneix una alegria interior nova i diferent. Em sembla molt difícil de mantenir per molt temps la fe en Déu enmig de l'agitació i la frivolitat de la vida moderna, sense conèixer, encara que sigui de manera humil i senzilla, alguna experiència interior del Misteri de Déu.

VIVIRMOS A DEUS DESDE DENTRO
José Antonio Pagola. Traduciu: Xaquín Campo
Hai algúns anos, o gran teólogo alemán, Karl Rahner, atrevíase a afirmar que o principal e máis urxente problema da Igrexa dos nosos tempos é a súa “mediocridade espiritual”. Estas eran as súas palabras: o verdadeiro problema da Igrexa é “seguir tirando cunha resignación e un tedio cada vez maiores polos camiños habituais dunha mediocridade espiritual”.
O problema non fixo senón agravarse estas últimas décadas. De pouco serviron os intentos de reforzar as institucións, salvagardar a liturxia ou vixiar a ortodoxia. No corazón de moitos cristiáns estase apagando a experiencia interior de Deus.
A sociedade moderna apostou “polo exterior”. Todo nos invita a vivirmos desde fóra. Todo nos preme para movérmonos con présa, sen apenas detérmonos en nada nin en ninguén.
A paz xa non atopa físgoas para penetrar ata o noso corazón. Vivimos case sempre na cortiza da vida. Estásenos esquecendo o que é saborear a vida desde dentro. Para ser humana, á nosa vida fáltalle unha dimensión esencial: a interioridade.
É triste observar que tampouco nas comunidades cristiás sabemos coidar e promover a vida interior. Moitos non saben o que é o silencio do corazón, non se ensina a vivir a fe desde dentro. Privados de experiencia interior, sobrevivimos esquecendo a nosa alma: escoitando palabras cos oídos e pronunciando oracións cos beizos, mentres o noso corazón está ausente.
Na Igrexa fálase moito de Deus, pero, onde e cando escoitamos os crentes a presenza calada de Deus no máis fondo do corazón? Onde e cando acollemos o Espírito do Resucitado no noso interior? Cando vivimos en comuñón co Misterio de Deus desde dentro?
Acollermos ao Espírito de Deus quere dicir deixar de falarmos só cun Deus ao que case sempre colocamos lonxe e fóra de nós, e aprendermos a escoitalo no silencio do corazón. Deixarmos de pensar a Deus só coa cabeza, e aprendermos a percibilo nos máis íntimo do noso ser.
Esta experiencia interior de Deus, real e concreta, transforma a nosa fe. Un sorpréndese como puido vivir sen descubrila antes. Agora sabe por que é posíbel crer ata nunha cultura secularizada. Agora coñece unha alegría interior nova e diferente.
Paréceme moi difícil manter por moito tempo a fe en Deus no medio da axitación e frivolidade da vida moderna, sen coñecer, aínda que sexa de xeito humilde e sinxela, algunha experiencia interior do Misterio de Deus.