La Vida se manifiesta en nuestras vidas siempre y cuando mantengamos abiertos los caminos del interior. El actual ritmo de vida y los requerimientos de nuestra sociedad dificultan cada vez más ese acceso al interior personal en el que se encuentran las materias primas para la construcción de nuestras vidas. Sin darnos cuenta, nos autoexiliamos de nuestro hogar interior. Allí, utilizando la imagen del Maestro Eckhart, Dios se encuentra como en su casa, pero nosotros nos sentimos extranjeros.

Educar la Interioridad es favorecer los procesos y proporcionar las herramientas que nos permitan volver a casa, al hogar interior para desde allí vivir unidos a los demás, al mundo, a Dios.

viernes, 27 de febrero de 2015

El libro de la vida

De nuevo una inesperada y gratísima sorpresa aventurándonos a ir al cine "sin tener muy claro qué ver". 

"El libro de la vida", película de animación (reconozco que me encantan) producida por Guillermo del Toro. Su estética recuerda un poco a Tim Burton y, para mi gusto, le supera por su colorido, originalidad y ritmo. La música deliciosa con guiños a piezas de todos los estilos y tiempos. El contexto: México y la fiesta de los muertos y...¡ahí está la gracia de todo!

Hace poquito que mi padre falleció, exactamente dos meses y veintidós días. Ahí ando, viviendo y haciendo el duelo. Por eso esta película inesperada ha sido para mí un regalo precioso (seguro que mi padre anda detrás).

La cultura mejicana tiene una especialísima relación con la muerte y con los muertos, una relación que por estos lares del mundo nos puede parecer morbosa, poco respetable y demasiado "chamánica", vamos, poco cristiana. El día de los muertos, por resumir y mucho (disculpadme de corazón quienes me leéis desde México) se celebra los días 1 al 2 de noviembre, coincide así con la celebración católica de "los difuntos" y de "todos los santos" (que ya se están casi borrando del imaginario español con la moda de celebrar "halloween" y sus disfraces de monstruos). Pues bien, en esas fechas, los mexicanos/as construyen en las tumbas de sus familiares unos altares hermosos, llenos de color, sabor, olor... Allí se colocan un retrato del difunto/a o difuntos, velas abundantes, "pan de muerto" (añadido cristiano que recuerda la eucaristía), flores y más flores y toda la familia recordando a su muerto/a cena allí en ambiente festivo.

La película comienza así y ofrece su primer regalo para quien quiera descubrirlo y disfrutarlo: los muertos perviven en el recuerdo de los vivos. Así, la tierra de los "muertos recordados" aparece de pronto en la pantalla: es hermosa, plena de color, de fiesta, de música y risas, vamos, un cielo dinámico, lo mejor de la tierra allí pero a la perfección. Si alguno de vosotros sabe algo de Teología sabréis que hay una asignatura que se llama "Escatologia" y nos habla de lo que pasa después de esta vida que conocemos (lo triste es que a veces hablamos de "la otra vida" y ni siquiera conocemos de verdad "esta vida"). Aquí la visión escatológica es tan preciosa que, os confieso, dan como ganas de morirse, no sé si me entendéis. Pero, lo curioso es que en ningún momento se divisa en el discurso de la película un menosprecio por esta vida mortal (como a veces se nos ha escapado en el discurso católico). Al contrario, se sale del cine, al menos así nos pasó a mí y a mi querido acompañante, con ganas de vivir, de cuidar de tus seres queridos vivos y muertos: cuidar a los vivos con el amor concreto, hecho gestos, y cuidar de los muertos recordándolos siempre con una sonrisa, con amor y agradecimiento aunque no fueran personas perfectas.

El contraste con la tierra de los "muertos olvidados" lo podéis imaginar. La manera de expresarlo visualmente es potente: ni un color, ni música, sólo "ayes" de las almas olvidadas que, finalmente, se desintegran y desaparecen. ¡Qué triste! ¿Puede una vida, por mínima que haya sido a los ojos humanos, ser olvidada? Si es así es lo más triste que puede imaginarse. Al ver la escena en la pantalla se te rompe el alma y los propios personajes de la película lo expresan en diferentes ocasiones, sí...¡lo triste que es ser olvidado! En ese momento recordé algo triste relacionado con la muerte de mi padre y Alguien me recordó en mi alma  que "aunque tu padre y tu madre te abandonen, yo no te abandonaré" (sal 27,10)y miré las palmas de mis manos y recordé que Dios me lleva tatuada (¡uy! qué moderno!) en las palmas de sus manos...¡Nadie cae en el olvido para Dios! ¡nadie!

"Siempre te recordaré, papá, siempre y lo haré con alegría e ilusión, en mí, tú no morirás" Esa fue mi oración y diálogo con mi padre en ese momento de la película, realmente un compromiso vital. Y más allá de mi padre, recordar a aquellos/as de quienes nadie se acuerda: los empobrecidos de este mundo que mueren en las cunetas del mundo.

Entonces hace su aparición una lindísima historia de amor y de amistad que, poco a poco, irá desvelándose como una historia de descubrimiento de "quién se es de verdad" y, como ando imbuida en la obra de Karlfried Graf Dürckheim, a mí me sale decir que la película nos lleva a conectar con el Ser esencial, el que está más allá, mucho más allá de mi apellido y me recuerda también a la Metagenealogía de Jodorowsky y a la necesidad de sanar y superar y embellecer la historia familiar que riega el árbol genealógico de cada uno/a tan llenito de fallos, de rutinas establecidas, de miedos, pero también de cosas bellas. 

Hay mil detalles más que comentar, pero me gustaría seguir otro día, daros tiempo para que veáis la película, si queréis y no "quitarle la gracia" explicándolo todo. Así que hoy me detengo aquí, si os parece y os propongo saborear el recuerdo de quienes nos han precedido, de los seres amados sobretodo, de aquel/la padre o madre o tía/o o abuela/o o amigo/a que ya se fue. Recordarlo con alegría, no con llanto, aunque este se nos cuele sin querer. Recordarlo con gratitud, e incluso, si se hace necesario, con un perdón otorgado o con una petición de perdón pendiente. Recordarlo en la certeza de que en ese recuerdo él/ella vive y, "si yo me olvidare de ti", el corazón de Dios lo acoge en un re-cordare total, es decir, nombrándolo en su corazón amorosa, eterna y perfectamente.

jueves, 26 de febrero de 2015

Carta a un islamista de Al Qaeda

J. I. González Faus. [La Vanguardia] 

Querido hermano criminal:
Siento necesidad de llamarte de esas dos maneras. Porque, si creo en un Dios que es Padre de todos, no dejas de ser mi hermano, aunque te considere criminal.
Desde esa fraternidad comenzaré por una confesión. Mi iglesia, hace cosa de ochos siglos, montó “cruzadas” absurdas y mató musulmanes “para rescatar el sepulcro de Cristo”, aunque nuestra fe profesa que más importante que esa tumba, es el Cristo vivo en todos los hombres. Pertenezco a una Europa cuyo progreso es debido en parte a la esclavitud de africanos en el XVIII y al reparto de África por las potencias europeas en el XIX. Occidente, que se considera avanzadilla de la democracia, sostiene dictaduras cuando éstas tienen petróleo. Nunca leí Charlie-Hebdo y no sé si insultaba, pero reconozco que nosotros confundimos a veces el derecho a la libertad de expresión con el falso derecho a insultar y faltar al respecto. Alardeando de civilizados ponemos esa libertad de expresión (que nada nos exige) por delante de derechos elementales de otros, (derecho a una alimentación y vivienda dignas fruto del propio trabajo) y toleramos que derechos tan primarios sean pisoteados, mientras exigimos libertad para faltar al respeto.
Por todo eso debo pedirte perdón. No me considero inocente. Pero duele más tener hermanos asesinos que hermanos asesinados: pues el mal destroza más al que lo comete que al que lo padece. Por eso te digo que vuestra inhumanidad y vuestra criminalidad son injustificables: las víctimas son sagradas por ser víctimas, no porque sean inocentes. Los crímenes del pasado enero en Francia y otros actos terroristas son abominables: sobre todo por atacar a personas concretas que no tienen más pecado que el de pertenecer a un país donde hay culpables.
Además ofendéis al Dios al que pretendéis defender: el grito de “Allah Akbar” proferido tras matar a un ser humano sólo puede significar dos cosas: o “Dios es criminal”, o “yo soy un ególatra que me encumbro amparándome en Dios”. Dos blasfemias. Con el agravante de que el Islam no tiene una voz oficial última (algo como un papa o un Consejo Mundial de iglesias) que pueda excluiros y proclamar oficialmente que no sois el verdadero Islam. Así parece que en el Islam cabe tanto vuestra barbarie como la bondad del policía musulmán que murió defendiendo a vuestras víctimas.
Me pregunto si sois realmente criminales o simplemente incultos. Pero puedo decirte algo muy elemental: toda fe religiosa es necesariamente dinámica: crece y cambia conforme crecemos nosotros. En el caso de mi fe cristiana, reconocemos que muchos textos del Primer Testamento están hoy superados: transmiten algo válido (vg. que Dios es justo y ama la justicia) pero lo transmiten de forma hoy inservible, propia de tiempos más oscuros en que la guerra era una profesión más. Si efectivamente los hombres somos historia y progreso ¿por qué no habría de ser posible una lectura semejante del Corán? Dicho desde mi horizonte personal: nosotros hemos hablado mucho de “razón y fe”; y sostenemos que no pueden contradecirse porque ambas proceden del mismo Creador, aunque una supera a la otra. Rechazamos por eso los fundamentalismos que afirman una fe sin razón o contra la razón.
Es verdad que nosotros proclamamos muchas veces una razón falsificada, que no podrá entenderse con la fe porque es una razón al servicio del dinero; y así falsificamos esa laicidad de la que alardeamos: pues la laicidad es aconfesional y nosotros adoramos al Dinero Todopoderoso. En una auténtica laicidad no cabe más sacralidad que el respeto a todo ser humano. Y vosotros, cuando venís aquí, experimentáis (a veces en carne propia) la falta de respeto con que nosotros tratamos a los pobres, mientras doblamos nuestra rodillas ante los millonarios.
Te pondré un último ejemplo de esa razón corrompida, volviendo a la libertad de expresión tan ciegamente defendida. Imagínate que al día siguiente de las impresionantes manifestaciones del pasado 13 de enero, algún diario de Argelia o Egipto o Túnez publica un dibujo de aquellas marchas y (como en ellas se cantó la marsellesa) incrusta una viñeta que dice “marchons, marchons, avec cuillons, enfats de la merdi” (o algo de este jaez). ¿Sonreiría Francia ante esa parodia hortera, como homenaje a la libertad de expresión?
Y sin embargo, hubo en aquellos días cosas humanamente admirables: como la portada perdonadora del nuevo Charlie-Hebdo del 14 de enero (aunque vosotros consideráis prohibidos los dibujos de Mahoma, debéis aceptar que eso sólo obliga a los musulmanes). Cosas tan admirables que me hicieron recordar la frase de Camus (“en el hombre hay más cosas dignas de admiración que de desprecio”).
En resumen: puedo concederte que no protestáis contra los “valores de Europa” (como algunos dijeron) sino contra la corrupción que hemos hecho de esos valores. Pero deberás reconocerme que el asesinato desautoriza toda protesta, por sagrada que parezca. Quizá nos encontraríamos más si, por ejemplo, vosotros leyerais a Camus y a Simone Weil (que propuso una “Declaración de los deberes del hombre”), y nosotros leyéramos a Ibn Arabi o a Rumí (con sus profesiones de una religión del amor).


martes, 24 de febrero de 2015

50 enfermedades de Grey...¡y de demasiadas mujeres!

Copio esta aportación de una psiquiatra estadounidense que me parece atinadísima. Por favor: Debemos poner una palabra lúcida en medio de esta tergiversación vestida de lujo y chicos/as guapos/as de lo que es el amor y de los cimientos sobre los que se construye la relación de pareja. Comentadlo con vuestros/as hijos/as, alumnos/as, sobrinos/as... ¿Cómo podemos estar luchando y trabajando por la persecución y fin de lo que llamamos "violencia de género" y a la vez hacer cola para ver una película así o para comprar y leer los libros en los que se inspira? 

En mi caso ni he leído los libros ni he visto ni veré al película ya que me basta y me sobra con los comentarios de amigas (curiosamente ningún amigo) que sí han leído los libros o de alguien que ha visto la película y decido no dedicar ni un minuto ni un céntimo en este tema a no ser para denunciar el nivel de tontería que nos invade y la hipersexualización de la sociedad que a muchos interesa sumamente para tenernos bien atontados/as.


carta-de-psiquiatra-por-50-sombras-de-grey
Hace una semana se estrenó la película “Cincuenta sombras de Grey”, basada en la novela erótica del mismo nombre. En este contexto, la psiquiatra estadounidense Miriam Grossman escribió una carta en su página web oficial, dirigida a todas aquellas jóvenes seguidoras de la cinta, asegurando que este film puede tergiversar negativamente su visión del romance y la sexualidad. Aquí va:

No hay nada gris en las 50 Sombras de Grey (Gris, en inglés).
Es todo negro.
Déjenme que les explique. Me dedico a ayudar a la gente que está rota por dentro. Al contrario que los médicos, que usan rayos X, o analíticas de sangre para determinar qué le pasa a alguien, las heridas que a mi me interesan están ocultas. Hago preguntas, y escucho con cuidado las respuestas. Así es como descubro que la persona que tengo delante está “sangrando”
Años de escuchar con cuidado me han enseñado mucho. Una de las cosas que he aprendido es que los jóvenes están totalmente confundidos en el amor – encontrándolo y manteniéndolo. Escogen bastante mal, y acaban perdidos y dolidos.
No quiero que sufras como la gente que veo en mi consulta, de ahí esta advertencia sobre la nueva película “Cincuenta sombras de Grey”. Incluso si no ves la peli, su mensaje tóxico está calando en nuestra cultura, y puede sembrar ideas peligrosas en tu cabeza.
“Cincuenta sombras de Grey” se estrena por el día de San Valentín, con lo que puedes pensar que es un romance, pero no caigas en eso. La película, en realidad, va de una relación enfermiza y peligrosa, llena de abusos psicológicos y emocionales. Tiene glamour porque los actores son atractivos, con coches y aviones caros, y canta Beyonce. Puedes creer que Christian y Ana son geniales, y que su relación es aceptable.
¡No te dejes manipular! La gente que está detrás de la película quiere tu dinero; no les preocupa para nada ni tú ni tus sueños.
El abuso ni gusta ni está genial. Nunca está bien, bajo ninguna circunstancia.
Ésto es lo que necesitas saber de “Cincuentas sombras de Grey”. De niño, a Christian Grey lo desatendieron horriblemente. Él está confundido en el amor porque nunca lo ha experimentado. En su mente, el amor se mezcla con sentimientos malos como el dolor y la dignidad. Christian disfruta dañando a las mujeres de las formas más raras. Anastasia es una chica inmadura que se enamora del físico y la riqueza de Christian, y tontamente consiente en sus deseos.
En el mundo real, este cuento hubiera acabado mal, con Christian entre rejas, y Ana en una institución, o en el depósito de cadáveres. O Christian hubiese seguido pegando a Ana, y ella lo soportaría y se quedaría. En cualquier caso, sus vidas no hubieran sido, desde luego, un cuento de hadas. Créeme en ésto.
Como doctora, te ruego: NO veas las “Cincuentas sombras de Grey”. Infórmate, aprende de los hechos, y explica a tus amigos porqué no la deberían ver tampoco.
He aquí algunas de las ideas peligrosas que fomenta las “Cincuenta sombras de Grey”.
1. A las chichas les gustan tipos como Christian que les dan órdenes y consiguen lo que quieren.
¡No! una mujer psicológicamente estable evita el dolor. Se quiere sentir segura, respetada y cuidada por un hombre en el que pueda confiar. Sueña con trajes de novia, no con esposas.
2. Los tíos quieren chicas como Anastasia, que es sumisa e insegura.
Falso. Un hombre psicológicamente estable quiere una mujer que sepa cuidar de sí misma. Y si su comportamiento no es aceptable, quiere que ella le ponga los puntos sobre las íes.
3. Anastasia es libre de elegir cuándo permite que se la hiera, de modo que nadie puede jugzar sus decisiones.
Lógica flaqueante. Anastasia escoge libremente – y escoge mal. Una decisión autodestructiva es una mala decisión.
4. Anastasia decide sobre Christian de forma objetiva y meditada.
Dudoso. Christian proporciona constantemente alcohol a Anastasia, afectando su juicio. Además, Anastasia se vuelve sexualmente activa con Christian – su primera experiencia – poco después de conocerle. La neurociencia  sugiere que los encuentros íntimos podría desatar sus sentimientos de apego confianza, antes de que ella esté segura de que él los merece. El sexo es una experiencia poderosa – sobre todo la primera vez.
Para terminar, Christian manipula a Anastasia para que firme un acuerdo que la prohíbe decir a nadie que él es un abusador crónico.
Alcohol, sexo, manipulación – difícilmente son ingredientes de una decisión objetiva y meditada
5. Los problemas emocionales de Christian se curan con el amor de Anastasia.
Sólo en las películas. En el mundo real, Christian no cambiaría en lo más mínimo. Si Anastasia se sintiera realizada ayudando a gente emocionalmente trastornada, se hubiera hecho psiquiatra o trabajadora social.
Es bueno experimentar con la sexualidad.
Quizá para adultos en una relación sana, longeva, comprometida y monógama, también conocido como “matrimonio”. De otra forma, te arriesgas a enfermedades de transmisión sexual, embarazos, y agresión sexual. Lo sensato es tener cuidado de quién dejamos que se nos acerque, física y emocionalmente, porque un simple encuentro te puede desviar de tu camino y cambiar tu vida para siempre.
La conclusión: las ideas de “Cincuenta sombras de Grey” son peligrosas, y pueden llevara  confusión y malas decisiones en el amor. Hay una inmensa diferencia entre una relación sana e insana, pero la película muestra esas diferencias borrosas, de modo que empiezas a preguntarte: ¿qué es lo sano en una relación? ¿qué es enfermizo? ¿ hay tantas sombras de grises?… no estoy segura.
Escucha, es tu seguridad y tu futuro de lo que estamos hablando. No hay sitio para las dudas: una relación íntima que incluya violencia, consentida o no, es completamente inaceptable.
Ésto es blanco o negro. No hay tonos de grises aquí. Ni siquiera uno sólo.

Por Miriam Grossman MD. Psiquiatra. Traduccion Silvia Maldonado

jueves, 19 de febrero de 2015

La vida

La vida es hermosa, con sus luces, con sus sombras. La vida es una inmensa oportunidad, un camino abierto ante cada ser. La vida no espera, continúa imparable incluso cuando tú no estés en el mejor momento, incluso cuando desearías detener el ritmo de la marcha o ralentizarlo. La vida llama a la puerta del corazón cada día, cada hora, cada minuto. Puede resultar agotadora cuando ese inmenso e imparable latido se recoge tan sólo con la mente o se escucha con el mero sentimiento. La vida se torna peligrosa cuando no se abraza con el cuerpo. Es la totalidad de nuestro ser el que es llamado a vivir. Vivir la vida con cuerpo, mente, corazón y alma, con todos los fondos desconocidos, con todas las posibilidades aún por explorar.

A veces la vida da miedo, se torna oscura, amenazante. El horizonte de la muerte se te mete dentro y destruye la sensación de ese "para siempre" que acompaña al amor, a la amistad, a los proyectos. Entonces te sientes pequeño/a y te preguntas qué sentido tiene todo si nada pervive. Cada pérdida cercana o lejana se transforma en una irónica señal que te recuerda que "tú también te irás". Aparece entonces la tentación del diario "carnaval": "hoy comamos y bebamos, que mañana moriremos". Todo vale, todo sirve para tapar ese enorme boquete abierto en la existencia y que da tanto miedo.

Pero hay quien, cuando la vida muestra su evanescencia, descubre precisamente su hondura y eternidad en lo más íntimo de sí. Es esa experiencia del "hogar interior". Algo dentro de mí me habla de eternidad, de perdurabilidad. Algo me dice sin palabras pero con gran certeza que mi patria, mi hogar, mi Esencia es desde siempre y para siempre, que siempre he sido en todo lo que es y que seguiré siendo. Se requiere salirse del bullicio del carnaval, elegir tú mismo/a poner un freno al tsunami vital de requerimientos continuos y entrar en el silencio a través de la pura presencia.

Un gesto, una decisión, una "muy determinada determinación", un acto de voluntad y un "dejarse hacer" puede ser la diferencia entre vivir de manera reactiva o vivir con pleno sentido, entre dejarse llevar por la marea de la vida con una mayor o menor sensación de ahogo o disfrutar plena y conscientemente del viaje en esta dimensión del ser que somos.

Dicen que la muerte "todo lo resitúa", yo creo más bien que es la Vida donde todo se resitúa, la experiencia de la Vida plena, la conexión con las raíces de todo cuanto existe demuestra la relatividad de casi todo y desvela la presencia de la Verdad, de la Bondad y de la Belleza en lo hondo capacitando para descubrirlo en lo cotidiano.

Para quien cree en Dios como Fuente de esa Vida, esa Verdad, esa Bondad, esa Belleza adquieren los contornos exactos en el Amor que es "más fuerte que la muerte". 

Entrar en la Cuaresma es, una vez más, una nueva oportunidad para despejar los caminos interiores de la Escucha que lleva al Encuentro con Aquel que nos libera de nuestros miedos y nos capacita para Desplegar el Ser en el amor al prójimo.