La Vida se manifiesta en nuestras vidas siempre y cuando mantengamos abiertos los caminos del interior. El actual ritmo de vida y los requerimientos de nuestra sociedad dificultan cada vez más ese acceso al interior personal en el que se encuentran las materias primas para la construcción de nuestras vidas. Sin darnos cuenta, nos autoexiliamos de nuestro hogar interior. Allí, utilizando la imagen del Maestro Eckhart, Dios se encuentra como en su casa, pero nosotros nos sentimos extranjeros.

Educar la Interioridad es favorecer los procesos y proporcionar las herramientas que nos permitan volver a casa, al hogar interior para desde allí vivir unidos a los demás, al mundo, a Dios.

lunes, 23 de noviembre de 2015

Carta a la Humanidad

¿Hacia donde caminas, querida Humanidad?

Eres mi patria y mi hogar. Nací dentro de ti. De ti aprendí qué comer, cómo andar. Me enseñaste a dar las gracias y a pedir las cosas "por favor". Jugaste conmigo de la mano de mis hermanos, primos y amigos. Me trajiste regalos preciosos el día de Reyes. Tus maestros y maestras me enseñaron a leer y a pensar. Aprendí a cantar, a tocar la guitarra. En tu seno, humanidad, conocí el placer de la compañía y la necesidad de la soledad.

Humanidad mía... He leído a tus grande escritores y quiero leer más. He llorado de emoción con tus cuadros, explosión de colores, con tus esculturas y construcciones; ha danzado mi alma al ritmo de tus inigualables sinfonías, óperas y canciones.

He quedado muda ante tus gestos de amor y compasión. Tus sonrisas en la mía, tus llantos en el mío.

Querida Madre Humanidad. Vivo en ti, vives en mí. Somos juntas. Hasta mi último aliento seré humana.

¿Por qué me hieres? ¿Por qué me matas? ¿Por qué me marginas? ¿Por qué me maltratas? ¿Por qué no me escuchas? ¿Por qué me mientes, me robas, me utilizas, me odias, me ignoras?

Soy anciano/a sólo/a
Soy enfermo/a terminal.
Soy mujer maltratada.
Soy mujer prostituida.
Soy menor de edad vendido, prostituido.
Soy empobrecido.
Soy drogadicto.
Soy perseguido por sexo, por color, por religión, por pensamiento.
Soy refugiado/a.
Soy desahuciado/a
Soy todo lo que de bueno y de malo hay en ti.
Soy en ti y contigo, querida Humanidad.

Me hieres cuando de humana no tienes nada, sólo animal. Eso no soy yo, ¡soy más!,
En mí tú eres más, contigo verdadera Humanidad, yo soy más porque
SOMOS AMOR, BENEVOLENCIA, COMPASIÓN, ALEGRÍA, CREATIVIDAD, CORAZÓN, AMISTAD, DANZA, CANTO, MANO TENDIDA, LUZ EN LA OSCURIDAD, TERNURA, CUIDADO, LIBERTAD...

Somos FAMILIA en la VERDADERA HUMANIDAD.

A pesar de todo, querida humanidad, creo en ti y me nutro de ti. A pesar de todas las decepciones y oscuridades que me produces, creo en ti, verdadera Humanidad y sé que, juntas, juntos, ya vamos "más allá".

viernes, 20 de noviembre de 2015

Verdadera Humanidad

Copiado de La Varguardia. No hace falta comentario alguno.
El periodista francés Antonine Leiris ha escrito una carta abierta en Facebook a los terroristas que asesinaron a su mujer, y otras 88 personas más, en la sala de conciertos Bataclan . Padre de un niño de 17 meses, el viudo de Hélène Muyal-Leiris, de 35 años de edad, envía un mensaje claro al Estado Islámico: “No vais a tener mi odio”, tampoco el de su hijo, que “les hará frente siendo feliz y libre”. Principio y final de un manifiesto lleno de dolor y coraje.
Esta es la carta traducida al castellano:
“No tendréis mi odio
La noche del viernes robasteis la vida de un ser excepcional, el amor de mi vida, la madre de mi hijo, pero no tendréis mi odio. No sé quiénes sois y tampoco quiero saberlo, sois almas muertas. Si ese Dios por quien matáis tan ciegamente nos ha hecho a su imagen y semejanza, cada bala en el cuerpo de mi mujer habrá sido una herida en su corazón.
Así que yo no os daré el regalo de odiaros. Es lo que buscáis, pero responder al odio con la cólera sería ceder a la misma ignorancia que hace de vosotros lo que sois. Queréis que tenga miedo, que mire a mis conciudadanos con ojos desconfiados, que sacrifique mi libertad por la seguridad. Perdisteis. Sigo siendo el mismo de antes.
La he visto esta mañana, finalmente, después de noches y días de espera. Estaba tan hermosa, como cuando partió el viernes por la noche, tan bella como cuando me enamoré perdidamente de ella hace más de 12 años. Por supuesto que estoy devastado por el dolor, les concedo esa pequeña victoria, pero no durará mucho. Sé que nos acompañará cada día y que nos volveremos a encontrar en ese paraíso de almas libres al que ustedes jamás tendrán acceso.
Nosotros somos dos, mi hijo y yo, pero somos más fuertes que todos los ejércitos del mundo. Y ya no tengo más tiempo para darles, tengo que volver con Melvil que ya ha despertado de su siesta. Tiene apenas 17 meses de edad. Va a comer su merienda como todos los días, después vamos a jugar como siempre y, toda su vida, este pequeño niño les hará frente siendo feliz y libre. Porque no, ustedes no obtendrán su odio”

lunes, 16 de noviembre de 2015

París bien vale una buena Educación de la Interioridad

¿Puede aportar algo la Educación de la Interioridad a la pacificación del mundo? ¿Meditar, crecer en conciencia corporal, crear mandalas, trabajar la voz, la respiración consciente, el desarrollo de la creatividad, el juego simbólico... en un contexto de un mundo sufriente tiene sentido?

Mi respuesta es un rotundo y total SÍ, es más, creo que si hoy, en este momento de la Historia de la Humanidad, el ser humano no se reencuentra con su hogar interior, será muy difícil hacer del planeta un hogar para todos y todas.

Los hechos dramáticos y sobrecogedores del pasado viernes en París, en el corazón de la Francia de la "libertad, igualdad y fraternidad", nos obligan a ir más allá de la reacción visceral. Pero sólo podemos alcanzar niveles de comprensión y respuesta ante la violencia más profundos y genuinamente humanos si nos situamos en otro nivel de conciencia.

Me explico: lo que nace del "ego" es "ego", lo que nace del "no ego" es "no-ego". Me explico más, lo intentaré. Lo propio del ego es la mente dual, es el nivel de conciencia cuya construcción vamos realizando en la primera mitad de la vida y que funciona generando límites ("yo-tú", "mío-tuyo", "arriba-abajo", "verdad-mentira", "sagrado-profano", etc...). La generación de límites, llevada al extremo en un ego inmaduro y poco saneado, produce todo tipo de fundamentalismos (políticos, religiosos incluso deportivos). El ego se mueve con mayor comodidad y desenvoltura acotando la realidad, parcelándola, eso le otorga seguridad. Lo tremendo es cuando las personas, los grupos, llegan a asentarse tanto en esa mentalidad "dual", llena de divisiones, definiciones, preceptos, límites que cree que eso es todo cuanto hay. Así cualquier elemento dificilmente identificable, mensurable, cualquier pieza de la realidad que no se sepa donde encajar, molesta, perturba, inquieta y, en la mentalidad dual insana la solución es "quitarlo de en medio".

Como veréis, casi toda la  historia de la humanidad transpira algo de esto. Cada conquista violenta, cada batalla y guerra, cada matanza  en nombre de " mi dios", "mi rey", mí país", "mi partido"... lleva en sí la firma de un ego que no concibe lo no-dual, el "no-yo".

Pero todo hombre, toda mujer, lleva en sí otro nivel de conciencia, un "sí mismo" transpersonal, más allá de la mente dual. Es la experiencia del Ser que en todos vive y se manifiesta más allá de su nombre, apellido, lengua, credo, raza, color político... Conectar con ese Hondón de la Existencia  nos lleva a superar la mente dual, abre a otra comprensión de la realidad en la que Todo es Uno y pierden peso las "batallitas del ego" en cualquiera de sus manifestaciones. Importa más el bien común, se vive de manera respetuosa con todo y con todos, la Paz brota del corazón y se manifiesta en formas de vida no violentas, ni en actos ni en palabras. El Planeta se siente como Hogar universal en el que las fronteras son ficciones del ego. Desde la mente dual el diálogo entre religiones es sumamente difícil e incluso imposible, desde el estado "no-dual" lo que parece imposible es no llegar al diálogo que dé paso al Encuentro profundo.

Facilitar a un niño un crecimiento en contacto con las Fuentes de Ser, aprendiendo a Escuchar, a expresar asertivamente sus opiniones y emociones, abriéndose a la Profundidad de la vida, contando con los demás para vivir compasivamente, prepara el terreno para adultos más alejados de cualquier fundamentalismo, nutre la tierra interior en la que pueden echar raíces valores y actitudes verdaderamente éticas. 

La sanación de las múltiples y profundas heridas de la Humanidad no puede venir del mismo nivel de comprensión que las generó. La Humanidad debe cuidar del desarrollo de una sana dimensión interior en sus niños y jóvenes. Sólo un cambio en nuestro nivel de Conciencia logrará hacernos salir de esta espiral de sinsentido generada por la autodefensa del ego camuflada bajo la bandera política, religiosa, territorial...

Eso es lo que puede aportar la Educación de la dimensión Interior al cambio del mundo: personas profunda y totalmente comprometidas con el cuidado de la Vida en todas sus manifestaciones.

lunes, 9 de noviembre de 2015

La "fiesta de los maniquíes" de la Escuela Cristiana


No sé si recordáis una canción de un grupo gallego muy famoso en los años 80, el grupo era Golpes bajos, la canción “Fiesta de los maniquíes” y uno de los versos del estribillo era “fiesta de los maniquíes, no los toques por favor”.

Abunda mucho la “fiesta de los maniquíes”, la hipocresía presentada en sociedad de forma correcta, la polilla del “dar de no” que bajo comportamientos nada reprensibles para una mirada poco atenta, van horadando la convivencia en los grupos humanos. Nos estamos convirtiendo poco a poco en maniquíes ataviados con lo “políticamente correcto” pero escasos, muy escasos de verdadera creatividad y coraje para hincar el diente a lo esencial. En cuanto nos tocan el dinero o el tiempo, "se acabó lo que se daba".

Pasa en muchos ámbitos de la vida, en casi todos los grupos humanos, pero me da especialmente “asco y mala gana” cuando me encuentro con ellos en el mundo educativo.

Como dice el genial Fidel Delgado a veces podemos entrar en una tendencia a “dar de no” que nos lleva a quejarnos de todo y por todo e ir cayendo suave pero irrevocablemente en el abismo sin fondo del “primero yo y lo mío” y luego ya veremos.

El estilo de vida neoliberal, el leiv-motiv de fondo del capitalismo se nos ha colado hasta los tuétanos y el individualismo campa por sus anchas, por eso no hay verdadera revolución en nada porque no hay verdadera reflexión que permita el nacimiento de respuestas desde lo profundo de la persona; el “dar de no” se cuela hasta entre quienes parecemos enarbolar banderas de cambio social, de la solidaridad, de la ecología. Da la impresión de que todo se queda en palabras aprendidas mientras los actos, la vida cotidiana va por otro lado.

Ahora bien, a mí lo que me causa tristeza y verdadera preocupación es identificar esas “insoportables levedades del ser” en los claustros educativos. Es tremendo leer los documentos bien estructurados y fundamentados de tantos y tantos centros educativos cristianos, documentos que por otro lado han sido elaborados con una nada despreciable inversión de tiempo y energía por parte de las personas a quienes se les encomienda tal redacción. Por ello preocupa escuchar y ver en tantas ocasiones que quienes desean de veras, por convencimiento hondo “dar de sí” para que esos documentos no sean sólo papel, sino vida de cada día, quedan neutralizados por un “algo” tóxico que flota  en el ambiente cuyo mensaje continuo es “no tengo tiempo”, “esto no nos toca”, “mi jornada laboral termina a las…” “ese no es mi grupo”, “otro proyecto más”, etc….

Que en los colegios hoy el “tiempo” es un bien escaso, es un hecho para todos. Que hay una avalancha de proyectos cada curso es cierto. Que a veces no da tiempo a aterrizar un proyecto cuando ya comenzamos otros, es directamente comprobable. Que la mayoría de docentes siente que de veras “no les da la vida” es algo que se palpa con claridad, pero que se nos está colando en la vida escolar esa tendencia a “dar de no” es igualmente real.

Me da la impresión de que la frase “no tengo tiempo” comienza a sonar hacer tiempo como una perfecta excusa para quien no puede o no quiere ir más allá de lo meramente curricular, salir del guión del libro o de “las fichas” e ir al encuentro del alumno, del compañero de claustro y de las familias desde un concepto mucho más amplio y profundo del verbo educar.

Y ahí me sale a mí lo de la “fiesta de los maniquíes”. Un maniquí es una muñeco estático vestido a  la moda. Queda monísimo en el escaparate pero nada más. En cualquier momento, ante un cambio de moda el maniquí cambia de estilo y postura.

Ahora parece que la moda es dejar claro que el trabajo es el trabajo y mi vida personal mi vida personal. Vale, faltaría más. Y quizá sí que era necesario revisar modos de funcionamiento que interferían claramente con los ritmos necesarios de la vida familiar. De hecho una de las asignaturas siempre pendientes de este país es la de la “conciliación familiar”. En eso estamos muy lejos de muchos países europeos, es un hecho.  Pero me surge un duda tremenda que creo significativa cuando hablamos de educación: ¿Puede un/a educador/a hoy, en el siglo XXI, pretender ser un funcionario de la educación? ¿podemos pretender que tal y como van las cosas nuestros chavales e incluso nuestros compañeros/as de claustro, no precisen de nosotros un “plus” de humanidad más allá del puro trabajo bien hecho? Porque ya sólo faltaría que un/a educador/a que pretenda serlo se conforme con dar bien su materia, eso se presupone. Hoy el/la educador/a, como siempre, pero quizá con mayor urgencia que nunca, debe ser un MODELO DE VIDA.

Ahí el maniquí no sirve. Para el educador que lo sea desde la entraña, la realidad que vivimos se transforma en una llamada a responder desde lo extra curricular y eso, por desgracia para ese virus del “dar de no”, cuando menos pide de nosotros un estado de creatividad educativa continua porque requiere de tiempos con los alumnos y los compañeros y las familias más allá de “mis horas de clase”. Claro que esto es así, a mi modo de ver, porque estamos manteniendo estructuras que sirvieron en unos contextos socio-culturales que no son los actuales. Las escuelas son un “odre viejo” que intenta acoger el “vino nuevo” y ya sabemos como termina esa combinación: el odre explota y se pierde el vino ¿no sentimos que algo así puede estar pasando en nuestros colegios?

Habrá que ser muy creativos y generosos para re-crear nuestras escuelas llevándolas hacia la escuela del siglo XXI. Los cambios que deberemos hacer no pueden ser mero escaparatismo incorporando a la vestimenta de nuestro colegio el último proyecto de moda. Deberemos salir del escaparte y sumergirnos en los cambios profundos que esta nueva época exige de la escuela. Resulta claro que mientras permitamos que avance tranquilamente la tendencia a “dar de no” en los claustros educativos, este trabajo fascinante pero exigente de recrear la escuela caerá con todo su peso sobre los hombros de algunos y algunas que, como la viuda pobre del pasaje evangélico, darán hasta lo último que tienen desde el alma, convencidos, sin hacer alharacas, sin quejas, pero dejándose quizá demasiadas cosas en el camino (la salud, la familia, las energías, a veces la ilusión porque tal esfuerzo no genera ningún cambio gratificante y sí mucho cansancio…).

Escasea el empuje carismático, fuerza del Espíritu, sobran la exacerbada autodefensa y los parapetos diarios para no ir más allá, la falta de miras a largo plazo empujados por la urgencia del momento.

Ahora que ya no es un futurible en la escuela cristiana la falta de religiosos y religiosas, habrá que ver de qué manera los/as laicos/as pueden pasar a ser esa “referencia carismática” que han sido las comunidades religiosas presentes en el día a día del colegio. Habrá que repensar y recrear la forma de estar del laico en el centro educativo sin perder su identidad laical, es decir, sin dejar de vivir plenamente su proyecto de vida, sea el que sea. Un padre o una madre de familia debe poder vivir plenamente su su vida de pareja y su relación familiar. Un/a laico/a no es un religioso ni una religiosa “camuflados”, debe ser lo que es. Por ello se nos pide hoy una verdadera “creatividad evangélica” para que nuestros colegios no pierdan su fuerza carismática, su empuje y originalidad, su capacidad para proponer caminos profundos y de raíz a la comunidad educativa al completo, pero sin sacrificar en el “altar” del trabajo  la vida familiar de los educadores/as.

Mientras ahí están los “maestros de la ley” recordando lo que “entra” y lo que no en la jornada laboral alimentando sutilmente y con la ley en la mano el virus del “dar de no” y dejando a algunos claustros pobres en generosidad y arranque, plagados de “peros” de todo tipo ante cualquier propuesta que pida una minuto más de “mi” tiempo. La "fiesta de los maniquíes" versus la "fiesta de la Vida en abundancia" en nuestros claustros.


miércoles, 4 de noviembre de 2015

Partícula y onda a la vez

La mecánica cuántica nos dice que la luz puede comportarse al mismo tiempo como una partícula y como una onda. En ese sentido y en ese contexto se habla de la "dualidad partícula onda". Hace poco se consiguió hacer la primera fotografía de la luz como partícula y onda a la vez. Resulta sumamente interesante que la naturaleza, lo que existe vaya demostrando, a medida que disponemos de más medios para "ver", que lo que sucede en los niveles profundos de lo que llamamos "realidad" tiene mucho que ver con la experiencia profunda de la vida de la que nos habla la espiritualidad en su vertiente mística. Intentaré explicarme mejor porque quizá parezca una relación forzada.

Desde luego la relación entre mística y Física Cuántica lleva años generando todo tipo de reflexiones, algunas profundas y ricas, otras un tanto facilonas, y también encendidos debates pero, sea como sea, lo que comienza a ser un consenso en determinados ámbitos de reflexión espiritual y científica es que el fondo de lo que existe tiene más que ver con la "no dualidad", el "vacío", la "unidad" que con la dispersión, división, dualidad, etc.

En el caso de la luz los científicos afirman su carácter dual por el hecho de que puede comportarse como partícula y como onda a la vez, en este sentido se habla también de "naturaleza doble". Esta característica de la luz me resulta sumamente sugerente e inspiradora por la semejanza de fondo que guarda con los procesos interiores del ser humano. El camino de ser lo que verdaderamente somos es un proceso en el que durante un primer nivel de nuestra existencia interpretamos la vida y construimos nuestra identidad para poder desenvolvernos en este mundo con sus exigencias y reglas, las que alcanzamos a entender desde lo que denominamos "ego". Un ego bien construido es imprescindible para poder desarrollar nuestra vida, sin embargo, ese no es el punto de llegada sino el punto de partida. Aprovechando lo que decimos de la luz, podríamos afrmar que durante un periodo de nuestra vida nos comportamos como "partículas", generamos una comprensión del mundo, de  nosotros mismos, de los demás, de la vida basado en divisiones, límites, circunscripciones mentales, categorías y algoritmos que nos facilitan comprender la realidad en su complejidad. Categorías como "yo-tú", "mío-tuyo", "fuera-dentro", "arriba-abajo", "bueno-malo", "amigo-enemigo", "derechas-izquierdas", "verdad-mentira", "blanco-negro", etc, provienen de la mente dual, ámbito del ego. 

Llegado cierto momento del desarrollo personal, comienza a surgir algo más, comienza a evidenciarse que esas categorías no son suficientes, se experimenta que en uno/a mismo/a hay mucho más: es la llamada de nuestro ser Esencial, de un fondo de la vida personal y de todo lo que es que tiene otras reglas, otras categorías. Llega el momento de conectar de veras y permanentemente con nuestra realidad de "onda". La luz en cuanto onda se propaga lo mismo en el vacío como en medios materiales. De alguna manera el concepto de "onda electromagnética" nos puede servir para entender lo que somos en el fondo de nosotros mismos, nuestra verdadera naturaleza. Más allá de la concreción ("partícula") de este ser al que llamo "Elena" o "Pedro" o del que digo "es médico" o "es amiga de...", está ese continuo ("onda") que existe y se manifiesta tanto en el vacío (no-hacer, vacuidad, pura receptividad, nivel transpersonal) como en el medio natural (la vida cotidiana). Pero el uno no anula al otro, somos partícula y onda a la vez.

Somos luz (curiosamente Jesús lo afirma en el evangelio: "vosotros sois la luz del mundo"(Mt 5 14-16) y por ello podemos comportarnos como partícula y como onda a la vez, no obstante, pasamos mucho años identificándonos con nuestra manifestación como partícula hasta llegar a creer que sólo podemos vivir y manifestarnos como tales, olvidando que en nosotros vive también la posibilidad de manifestarnos y actuar desde la categoría de onda y poder así ser, vivir, actuar tanto en el vacío como en el medio natural. Nuestro ser puede manifestarse en plenitud en el ámbito de la vida cotidiana irradiando en él la luz que somos. Para ello es preciso dejar que la luz sea, dicho de otra manera, conectar con la dimesión de profundidad a la que denominamos "interioridad" para encontrar allí esa otra "parte de mí" más desconocida quizá, pero incluso más real a la que llamamos nuestro ser Esencial. El camino hacia esa "no dualidad" pasa por la superación del ego, por un salto cuántico que nos lleve del comportamiento como partícula al comportamiento como onda. En el momento de ese salto existencial sólo se percibe el vacío, la pérdida, quizá miedo y temblor, pero es la mera reacción del ego que no sabe leer esas nuevas categorías, que no conoce el nuevo terreno propio del "no-yo". Lo que viene después es la experiencia de la Vida plena: libertad al desaparecer el miedo, sobretodo el miedo a la muerte, felicidad permantente al conectar con la Fuente de Sentido habiendo atravesado la certeza del absurdo de la vida, la Paz duradera al haber luchado en la noche con los fantasmas del pensamiento. Termina por comprenerse desde el corazón que eso que somos lo somos desde siempre y para siempre, sin saltos, inmutablemente, algo que en el nivel de conciencia "partícula-ego" es imposible de captar pero que en el nivel "onda-ser esencial" otorga la capacidad para seguir viviendo la cotidianeidad enraízados en el SER. Así, cada uno/a de nosotros/as, llegados a ese "lugar" existencial, brillamos, somos luz en todo momento.