La Vida se manifiesta en nuestras vidas siempre y cuando mantengamos abiertos los caminos del interior. El actual ritmo de vida y los requerimientos de nuestra sociedad dificultan cada vez más ese acceso al interior personal en el que se encuentran las materias primas para la construcción de nuestras vidas. Sin darnos cuenta, nos autoexiliamos de nuestro hogar interior. Allí, utilizando la imagen del Maestro Eckhart, Dios se encuentra como en su casa, pero nosotros nos sentimos extranjeros.

Educar la Interioridad es favorecer los procesos y proporcionar las herramientas que nos permitan volver a casa, al hogar interior para desde allí vivir unidos a los demás, al mundo, a Dios.

jueves, 10 de diciembre de 2015

El "libro blanco" de la Educación

Copio lo que José Antonio Marina explica de la propuesta que ha entregado al Gobierno. A mí, personalmente, me parece de ciegos, torpes y necios no ver que una re-creación y renovación de la Educación es urgente e imprescindible. También estoy convencida de que cualquier reforma educativa que no sea sentida en la entraña de los educadores, pensada por ellos/as, nacida de quien está día a día en el aula y con verdadera vocación educativa (creo que hay también quien está en un aula y no es educador ni quiere serlo), será una reforma con fecha de caducidad e inútil, tan sólo generará más y más volumen de trabajo, cursos y cursillos a los que deberán asistir  los/as educadores/as y como siempre el/la verdadero/a educador/a se lo tomará en serio, se entregará y al cabo de un año o de cuatro, con un cambio de gobierno, le tocará volver a reciclarse sin línea de continuidad, a lo loco, a golpe de "nuevo gobierno". 

Me parece bien lo que propone Marina, reconocer y creernos de una vez por todas que la educación es una profesión de élite, pero temo no llegará a ningún lado porque hay mucho más mar de fondo del que nos parece (a muchos/as no les interesa educar personas críticas, autónomas, cultas, sensibles...) y, permitidme el desahogo: abunda más de lo que parece el/la vago/a emocional e intelectual, el/la incompetente felizmente situado en nuestros colegios, a esos/as la mirada no les da más que para aplicar lo de siempre con pequeños barnices de pseudo-calidad educativa. Me da que es un cáncer que costará sanar.


7.12.2015. JOSÉ ANTONIO MARINA

Ayer entregué al ministro de Educación el borrador del 'Libro Blanco de la profesión docente y su entorno escolar'. Aunque les parezca extraño, lo más difícil ha sido responder a una pregunta, a primera vista, extravagante: ¿existe realmente una profesión docente o es simplemente una 'ocupación'? No se dejen engañar por las apariencias, porque la respuesta que demos supone una visión entera del sistema educativo. Por ejemplo, ¿un buen químico que sea buen comunicador puede ser un magnífico profesor sin más requisitos? Un ciudadano inglés con sentido común, ¿no será un estupendo profesor de inglés? Si esto fuera así, lo único necesario para la mejora de la educación sería evaluar bien el desempeño. Pero en este 'Libro Blanco' sostenemos una postura absolutamente opuesta. Enseñar matemáticas puede ser fácil, pero educar a través del aprendizaje de las matemáticas es muy complicado.
La formación básica (Infantil, Primaria, Secundaria, Formación Profesional) es el núcleo educativo de una sociedad. De ella va a depender su nivel de vida político, ético, económico. Durante siglos, la escuela se limitaba a transmitir lo que la sociedad le decía que era importante. Pero, en este momento, las cosas van demasiado deprisa, es difícil distinguir lo importante de lo accesorio, nadie sabe realmente lo que hay que transmitir. Tenemos que educar a nuestro alumnos para un mundo que desconocemos. No sabemos con qué herramientas van a trabajar, con que conceptos van a pensar, a qué problemas tendrán que enfrentarse. Las ciencias, las neurociencias, la tecnología avanzan vertiginosamente. La educación va a convertirse en el gran negocio de este siglo, lo que va a atraer a gente muy lista y con afán de poder. Las diferencias en educación están creando ya una nueva división de clases.
El talento es una riqueza personal y social, y no está antes, sino después de la educación, que se convierte así en generadora de más talento
¿Quién puede introducir orden en todo este caos? ¿Los políticos, los científicos, los padres, los sacerdotes, los empresarios? No. Necesitamos una instancia de nivel superior, capaz de aunar el rigor científico con la humildad de la práctica cotidiana. Eso es lo que denominamos 'sistema educativo', el gran protagonista de la evolución educativa de una nación. Y en el centro estamos los docentes, que tenemos que asumir responsabilidades nuevas. Nuestra tesis es que la escuela solo puede mejorarse desde la escuela, y que desde ella hay que defender, frente a quien se oponga, el derecho de nuestros alumnos a progresar, a tener las mejores oportunidades, a aumentar sus recursos.
Para hacerlo, necesitamos elevar el nivel de nuestra profesión. Convertirnos enuna profesión de élite, capaz de generar nuestros propios sistemas de investigación, de irradiación cultural, de presión política, de acercamiento y ayuda a las familias. Conscientes de la tarea esencial de la escuela, podemos arrogarnos el derecho de pedir a las universidades, al sistema sanitario, al sistema político o económico aquello que nos parezca imprescindible para asegurar el futuro de nuestros niños y niñas, de nuestros adolescentes. En este momento, el talento es la gran riqueza personal y social. Pues bien, el talento no está antes, sino después de la educación, que se convierte así en generadora de talento. Si no es con esta visión amplia, ambiciosa y comprometida, la profesión docente no pasa de ser un empleo a la espera de algo mejor.
Tenemos que buscar la excelencia, porque, de otra manera, seremos meros enseñantes, y al final nos sentiremos defraudados y aburridos
Esta idea expansiva y exigente de la profesión está presente en las 20 medias que hemos propuesto. Es nuestra seña de identidad. Les pondré un ejemplo. Varios partidos políticos defienden la idea de un MIR educativo. Nosotros hemos diseñado el modelo DEP (Docentes en prácticas) que, como todas las demás versiones, recoge las ideas expuestas hace años por Eugenio Nasarrey Francisco López Rupérez. Propone que para acceder a la profesión docente -sea en la escuela publica o en la privada-, los aspirantes que hayan ya cursado el Grado de Magisterio o cualquiera de los grados universitarios que habilitan para la enseñanza Secundaria, se sometan a un proceso intenso de formación docente, que durará tres años. En el primero, después de un examen selectivo, accederán a un Centro Superior de Formación del Profesorado, donde cursarán un máster teórico-práctico para cada una de las especialidades, incluida la orientación. Superado este, realizarán dos años de prácticas remuneradas, con la ayuda de un tutor de formación, en un centro educativo especialmente seleccionado. El esquema sería este:

Es fácil ver que lo importante no es el método, sino las ideas que se transmiten con la ayuda del método. En nuestro caso, es un modelo exigente, comprometido, expansivo de la docencia, a la que consideramos una profesión de élite. Tenemos que buscar la excelencia, porque, de otra manera, seremos meros enseñantes, y al final nos sentiremos defraudados y aburridos de nuestro trabajo. Todos sentimos, en algún momento de nuestras vida, la tentación de la grandeza. La docencia es un proyecto de vida grande, y por eso la amamos.