La Vida se manifiesta en nuestras vidas siempre y cuando mantengamos abiertos los caminos del interior. El actual ritmo de vida y los requerimientos de nuestra sociedad dificultan cada vez más ese acceso al interior personal en el que se encuentran las materias primas para la construcción de nuestras vidas. Sin darnos cuenta, nos autoexiliamos de nuestro hogar interior. Allí, utilizando la imagen del Maestro Eckhart, Dios se encuentra como en su casa, pero nosotros nos sentimos extranjeros.

Educar la Interioridad es favorecer los procesos y proporcionar las herramientas que nos permitan volver a casa, al hogar interior para desde allí vivir unidos a los demás, al mundo, a Dios.

miércoles, 13 de abril de 2016

De verdades y mentiras

Ayer en Donostia nos hablaba un jesuita sobre el drama de los "refugiados" y la hospitalidad e inclusión. Señaló varias cuestiones que me parecieron sumamente importantes y hoy resalto una de ellas. Comenzó su intervención haciéndonos caer en la cuenta de lo importante que es diferenciar entre "verdad" y "mentira".

Cierto, abundan las medias verdades y las puras mentiras en el ámbito político y en los medios de comunicación. Mentiras que muchos nos creemos y vamos repitiendo como cantinelas que de tanto decirse se camuflan como verdades. 

"Vienen a quitarnos nuestro trabajo", "los yihadistas vienen con los refugiados", "no hay medios para atenderlos", "muchos son delincuentes", "no quieren integrarse", "es imposible vivir con ellos", "que se queden en su país y lo arreglen"... Estas afirmaciones y otras repetidas de diferentes formas en diferentes medios, acaban por ser pronunciadas en el día a día de nuestra vida; las escuchas haciendo cola en un súper, en el bus, en una sobremesa de familia, en boca de un compañero/a de trabajo...

Sin embargo, no el mucho repetirla transforma la mentira en verdad. Esa no es la verdad. La verdad es que en Siria la guerra brutal dura ya cinco años. La verdad es que Europa no está soportando un número tan tremendo de desplazados como otros países, por ejemplo, Libia. La verdad es que Europa está incumpliendo lo que que se comprometió a hacer antes de invierno y ningún país ha acogido el número de refugiados al que se comprometió. La verdad es que hablamos de seres humanos, de ancianos, enfermos, niños, mujeres embarazadas, padres y madres de familia que han sido víctimas de una guerra inhumana, brutal y, como haríamos tú y yo, como hicieron nuestros padres y madres y abuelos en la Guerra Civil, han huido para salvar la vida, no para robar nada a nadie, ni para hacernos la vida más difícil a nadie. Hablamos de personas que, en su mayoría, estaban bien donde estaban, pero han sido forzados a dejar todo atrás y lanzarse a caminar por rutas que creían seguras pero en medio de las cuales aparece la hipocresía de los políticos que les dicen y nos dicen que esto tiene difícil solución poniendo límites a nuestra capacidad de crear fraternidad, camuflando mentira tras mentira. frenando la generosidad de muchos de nosotros y nosotras.

Los focos de desplazamiento de personas en el mundo hoy están bien identificados. En la reflexión de ayer se nos decía, y eso terminó de ponerme los pelos de punta, que con que los 24 países europeos echaran una mano a estos focos en educación, sanidad, y otros ámbitos, podría comenzar a reconducirse la situación. 

Los 10 principales países de origen de los refugiados (Finales de 2009):

PAÍSNº de PERSONAS REFUGIADAS
Afganistán*2.887.100
Iraq1.785.200
Somalia678.300
R. D. Congo455.900
Myanmar*406.700
Colombia*389.800
Sudán368.200
Vietnam339.300
Eritrea209.200
Serbia195.600

Hablamos pues de 24 países echando una mano a 10, como veis toca a poquito por país, pero ni eso quieren los dirigentes, ni eso ni nada que no sea seguir mintiendo y haciéndonos despistar con otros temas y, si no consiguen despistarnos, en España al menos les queda el fútbol, el gran opio de este pueblo. Así todos calentitos en casa con una cerveza, patatas fritas y jaleando a Messi o Cristiano, así, todo está bien y que nos dejen en paz esos molestos inmigrantes.

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