La Vida se manifiesta en nuestras vidas siempre y cuando mantengamos abiertos los caminos del interior. El actual ritmo de vida y los requerimientos de nuestra sociedad dificultan cada vez más ese acceso al interior personal en el que se encuentran las materias primas para la construcción de nuestras vidas. Sin darnos cuenta, nos autoexiliamos de nuestro hogar interior. Allí, utilizando la imagen del Maestro Eckhart, Dios se encuentra como en su casa, pero nosotros nos sentimos extranjeros.

Educar la Interioridad es favorecer los procesos y proporcionar las herramientas que nos permitan volver a casa, al hogar interior para desde allí vivir unidos a los demás, al mundo, a Dios.

miércoles, 5 de diciembre de 2018

Marana-Tha!! (no eres tú quien ha de venir, Señor...)

Maranatha significa ‘el Señor viene’. Es la transcripción de la palabra griega μαραναθα (maranatha), que a su vez proviene de la expresión de origen arameo mâran'athâ.


¡VEN!

Tú ya viniste, Señor de nuestra Historia
Ya pusiste tu tienda entre nosotros
y nosotros te expulsamos.

Te dijimos de mil maneras que no te queremos
en nuestros "centros"
ni políticos, ni económicos, ni teológicos.

Tu Presencia nos molestó, Jesús,
profeta andariego de las ciudades y pueblos,
amigo de los que molestan a unos u a otros.

Tú ya viniste, Señor de la Vida,
ya nos dijiste por donde transita el camino de la verdadera Humanidad,
tanta claridad nos molestó.

Te dijimos que no hablaras de Dios,
que no hablaras de política,
que no hablaras del ser humano,

Hablaste demasiado y demasiado claro,
con gestos y con palabras,
con silencios y con abrazos.

Tu ser libre se nos clavó
allí donde todo estaba confortablemente situado...
Nos sobrabas en la ecuación.

Tú ya viniste y, a nuestro pesar,
te quedaste
en el rostro de cada hermano.

Pusiste tu tienda-templo
en el corazón de los pisoteados
en el alma del pueblo aplastado.

Ahí te has quedado
y sigues viniendo,
en cada clamor de sufrimiento, 
en cada rostro ensangrentado,
en cada par de pies cansados...

Y desde los empobrecidos de este mundo sordo y ciego,
nos tiendes 
tu mano tierna de niño en Belén,
tu mano de profeta libre desde los caminos
tu mano con marca de clavo desde el Calvario
y nos dices: ¡VEN!


No eres tú quien ha de venir, mi Señor,
soy yo quien he de venir
al dolor de cada hermano.                                         (Elena Andrés Suárez)





6 comentarios:

José Vicente dijo...

Soy yo quien HE DE VENIR! Gracias Elena Andrés Suarez

Pilar dijo...

És así. Él ya ha venido, soy yo quien he de venir! Gracias por tu lucidez, Elena!

Bárbara dijo...

Gracias Elena, es precioso, lleno de verdad. Dios está, nunca nos deja

Elena Andrés Suárez dijo...

Gracias por vuestros comentarios, José Vicente,Pilar y Bárbara.

Unknown dijo...

Muchas gracias. El texto lo utilizaré en más una ocasión, citando a la autora.

Elena Andrés Suárez dijo...

Ángel, citando o sin citar, úsalo. Tú eres de los que han hecho de su vida un viaje de ida hacia los demás. Besos.