Escribí este poema hace ya muchos años. Sigue resonando en mí como un canto agradecido a "lo femenino" que trasciende el ser varón o mujer y tiene que ver con el dinamismo vital de la Ruaj divina, pero que en la mujer se encarna de formas tan bellas y potentes. Es un canto a mi mujer sabia, a mi loba, al Espíritu de Dios que vive en mí en todas.
A mi bien amada, a la princesa sabia,
a la reina justa, dulce y hermosa.
A la emperatriz de mil imperios pujantes,
a la astuta gobernadora de territorios distantes.
A la capitana de los ejércitos
estratega sin par en críticos momentos.
A la sacerdotisa
que elevando al cielo su súplica de manos alzadas
y contrito corazón
reune de nuevo al ser humano con Dios.
A la mágica alquimista
que transforma en oro las escorias humanas.
A la madre de todos los hambrientos de vida,
la mujer fuente
de cuyos senos mana alimento sin par.
A la elocuente predicadora,
a la profetisa que con palabras lacerantes
que brotan de su entraña
hace nacer la lágrima purificadora.
A la sanadora que sana
desde su propia herida.
A la mujer magullada, mujer muralla
que defiende de los golpes a los indefensos.
A la maestra
que hace nacer preguntas y deseos.
A la intrépida exploradora de regiones ignotas
que desbroza caminos nuevos.
A la mística
tocada por el dedo de Dios
que abraza a todos desde su santo corazón.
A la asceta que se viste de sayal
para conseguir del olvidadizo la conversión.
A la teóloga que explora
la insondeabilidad del Misterio
y le pone una respetuosa palabra
para que se alegre el pequeño.
A la danzarina que fluye
en la danza sin fín de la Vida.
A la poetisa que dibuja con sus palabras
la inefabilidad.
A la química que mezcla lo viejo con lo nuevo
para reconciliar padres e hijos.
A la domadora de todas las fieras que consigue
que jueguen juntos el niño y el león.
A la cantora de la Belleza y la agonía
que conmueve las almas con su voz humana.
con su armonía divina.
A la virgen y madre,
a la esposa y madre, a la que acoge, engendra y cuida la Vida.
A la mujer que los hombres llevan dentro,
a las mil mujeres que las mujeres tenemos.
A lo femeninio,
al ánima:
CANTO, VIDA, ESPÍRITU,
BESO ETERNO.