La Vida se manifiesta en nuestras vidas siempre y cuando mantengamos abiertos los caminos del interior. El actual ritmo de vida y los requerimientos de nuestra sociedad dificultan cada vez más ese acceso al interior personal en el que se encuentran las materias primas para la construcción de nuestras vidas. Sin darnos cuenta, nos autoexiliamos de nuestro hogar interior. Allí, utilizando la imagen del Maestro Eckhart, Dios se encuentra como en su casa, pero nosotros nos sentimos extranjeros.

Educar la Interioridad es favorecer los procesos y proporcionar las herramientas que nos permitan volver a casa, al hogar interior para desde allí vivir unidos a los demás, al mundo, a Dios.

lunes, 18 de enero de 2021

Gracias a los "Mathieu" del mundo

 


VES EN TU CAMINO 

a los niños perdidos y olvidados,

dales la mano

para encaminarlos a otro mañana.

SIENTE EN EL CORAZÓN DE LA NOCHE

LA ONDA DE ESPERANZA

EL ARDOR DE LA VIDA,

SENDERO DE GLORIA.

Buenos momentos de la infancia

rápidamente olvidados, borrados...

Una luz dorada brilla sin fin.

Todo en el final del camino.

(Compositor Bruno Coulais 1954)



Hoy he recordado la deliciosa película "los chicos del coro". Es una de esas películas con las que cualquier maestro/a disfruta al máximo. Creo que empatizamos con el profesor Mathieu y su modo de educar y acompañar a esos niños, especialmente a Pierre Morhange, cerrado en sus heridas, a quien regala con sencillez y firmeza, el poder expresarse con la música, con su voz, y así, encontrar su propia voz yendo más allá de su dolor.

Nos dicen que participar en un coro es ahora mismo una actividad tremendamente arriesgada por aquello del efecto "aerosol" que provocamos al cantar. ¡Quién nos lo iba a decir! Resulta tan sumamente triste...

Pero, en todo caso, creo que cantar o dedicarse a cualquier otra actividad que nos abre la mente, que nos enseña algo, que nos otorga verdadera cultura, ha sido y será siempre peligroso, con o sin coronavirus, porque la cultura hace brotar mentes despiertas, críticas, con capacidad para pensar más allá de lo establecido haciéndose preguntas, indagando en fuentes diversas. La cultura y, en concreto, el arte, son peligrosas, mucho, por eso no interesa demasiado y por eso se prefiere la "cultura de masas", algo medio, sin demasiado fondo y con la misma forma para todos para frenar disidencias.


Hoy, evocando al genial profesor Mathieu, recordaba esta canción "ves en tu camino" y me ha emocionado especialmente porque me evoca la acción diaria que l@s maestr@s en todo el mundo están haciendo cada día.

Ellos y ellas están en esta noche de la humanidad, sintiendo y transmitiendo la "onda de esperanza" a un@s niñ@s y jóvenes que corren el peligro de ver borrados estos años deliciosos de la infancia y adolescencia demasiado rápido. Maestros y maestras en todo el mundo, yendo más allá del currículo escolar, están transmitiendo con sus gestos y palabras, con su compromiso diario, que hay una "luz dorada que brilla sin fín" en cada niño, en cada joven y se sitúan a su lado para caminar cada día, a pesar del virus, a pesar de las nulas ayudas de los gobiernos... Día a día, paso a paso, acompañan a sus alumn@s intentando de mil modos ampliar su mirada, encender su corazón.

Maestros y maestras que en el mundo entero, lo dan todo de sí y viendo en su camino niños perdidos y olvidados, les dan la mano para encaminarlos a otro mañana.


Una vez más y mil veces más: GRACIAS MAESTR@S. Gracias a los y las profesor@s Mathieu que hay por el mundo.


miércoles, 13 de enero de 2021

Reflexiones estáticas 3: De cómo lo estático y lo extático se dan la mano

 


Hoy, mientras pedaleo hacia ningún lugar, me viene a la cabeza la diferencia entre “lo estático” y “lo extático”. ¡Cómo una letra puede cambiar el significado de una palabra!

Estático según me dice la Rae es dicho de lo que permanece en un mismo estado, sin mudanza de él o de una persona que queda parada de asombro o de emoción.

Lo extático, me dice el diccionario, significa que está en éxtasis o que lo tiene con frecuencia o habitualmente.

Me doy cuenta de que un poco “extática” ya soy y no porque viva arrobamientos místicos al estilo de lo que solemos imaginar cuando pensamos en esas cosas, sino porque hay tantas cosas que me “extasían”: Despertarme y sentir que mi marido está a mi lado. El hecho de que cada día esté a mi lado me maravilla, me lleva al agradecimiento profundo. Percibir al levantarme que mi cuerpo responde, que me pongo en marcha, que todo está básicamente bien. El tiempo de oración donde todo brilla más, tiene más sentido y se revela en novedades insospechadas y en invitaciones inesperadas a “ir más allá”. El delicioso “pack” diario de ducha y desayuno, con sus sabores, sus aromas, sus pequeñas liturgias establecidas que ayudan a afrontar el día. El sol, o la lluvia o el viento… Matices de colores, de sensaciones diversas. El sencillo placer de mi casa limpia y ordenada. El saludo cariñoso, el recuerdo inesperado, la presencia cálida de un amigo que te llama o al que sientes el irrefenable deseo de llamar. Saber todo el bien que están haciendo personas a las que conozco y que me inspiran. Llamar a mi madre por teléfono y sentirla animada, positiva, cariñosa y recibir varias dósis diarias de sabiduría y de practicidad conversando con ella.

Y así tantas razones para el éxtasis diario, desde el punto de la mañana al último segundo antes de cerrar los ojos.  El éxtasis que me deja “estática”, parada, más bien embelesada durante unos segundos, o durante unos minutos.  Así me doy cuenta de que lo extático se convierte en razón para lo estático. Las potencias se recogen absortas en ese rostro, esa sensación, esa palabra, ese “no-sé-qué” que todo lo atrae y refrena y que actúa a modo de “tentempié” del alma para que ésta reciba su diaria dósis de buen alimento.

Y, así, de “éxtasis en éxtasis” el mundo se va revelando más bello, más lleno de sentido y orden. De “éxtasis en éxtasis” lo cotidiano, ser revela espacio y motivo para lo sagrado.

Pero, para que esté el interior abierto al éxtasis diario de la existencia, hizo falta practicar lo estático muchos años, en muchos momentos. Los tiempos de “parón” que permitieron afinar los sentidos. Los tiempos de fortalecer la mirada interior para poder al fin, un día, por sorpresa, descubrir que “todo es revelación, que todo lo sería de verlo en estado naciente”, así lo decía María Zambrano. Así lo siento yo hoy pedaleando estáticamente.

lunes, 11 de enero de 2021

La vida cotidiana como ejercicio de superación moral: las rutinas de interiorización en la EI

En su libro "La vida cotidiana como ejercicio de superación moral" Karlfried G. Dürckheim afirma que la obra más importante para el ser humano es él mismo. Lograr la "obra interior" será el fruto de una maduración que cada hombre y mujer deben llevar a cabo. Tal obra se ha de desarrollar, y no puede no ser así, en LO COTIDIANO que es "el campo de nuestro ejercicio interior".

Hoy, traigo a colación esta obra de Dürckheim, porque quiero resaltar la enorme importancia que en la Educación de la Interioridad como paradigma pedagógico tienen las
que denomino "rutinas de interiorización".

Cuando hacemos pivotar la implementación de la EI sobre sesiones de mayor duración y más elaboradas, corremos el riesgo de quedarnos anclados en la EI como un proyecto más entre otros muchos. No debo explicar a estas alturas la cantidad de nuevos proyectos que continuamente están llegando a los colegios y la cantidad de horas de formación e información, organización y puesta en práctica que llenan el horario de todos los maestros/as.

Por ello, poner el énfasis de la EI en sesiones y talleres de interioridad no está mal, pero corremos un "peligro": si nos quedamos sólo ahí, en un plazo de unos cuatro años desde el inicio de la implementación de tales acciones, la EI pasará a ser un apéndice, un momento en el que "me toca interioridad", como "me toca matemáticas". Alumn@s y educadores percibirán la EI como un proyecto que aparece "a ratitos" y nos otorga, como mucho, experiencias divertidas, emocionantes o relajantes o menos aburridas que otros momentos del horario escolar.

Desde la propuesta de compresión de Karlfried G. Dürckehim referida al desarrollo del Ser en estadios adultos, si lo referimos a las edades escolares, en las que el ego está en fase de construcción, debemos recordar que la EI es una propuesta ineludible en cuanto todo ser humano precisa de acudir a lo profundo, necesita interiorizar sus experiencias, conectar consigo mismo, con los demás y con el misterio para crecer de forma más armónica y rica. Para poder hacerlo, el niño y el joven deben también aprender cómo hacerlo. Eso es la EI, el proceso de aprender a utilizar diferentes técnicas para conocerme mejor, para relacionarme mejor, para descubrir y potenciar mis aptitudes, para abrirme a lo que me trasciende sin miedo, sin escepticismo, etc. Y que todo ello, me sirva para la vida una vez terminados los años de escolarización.

Pero si transmitimos al claustro y a los alumn@s la idea equivocada de que "lo de interiorizar" es para momentos muy, muy especiales que poco o nada tienen que ver con la vida cotidiana, entonces la EI nunca saldrá del formato propio de los proyectos que comienzan, tienen un recorrido más o menos interesante y, poco a poco se van diluyendo y sólo son mantenidos por aquell@s educador@s que se sienten enamorad@s de tal propuesta.

Esta es una de las grandes debilidades que a lo largo de los años identifico en la mayoría de propuesta de EI que conozco. Y es una debilidad que viene dada por nuestro propio sistema educativo que nos aboca a esta eterna forma de funcionar que consiste en buscar proyectos (que generalmente son gestados por agentes externos al colegio) que mejoren "esto" o "aquello" sin ir a las raíces de lo que debe ser mejorado, corregido o potenciado. Es lo de poner parches nuevos a odres viejos, ya sabemos lo que pasa.

LAS RUTINAS DE INTERIORIZACIÓN son, en este contexto de debilidades, lo que puede sacarnos del modelo del mero proyecto, para irnos conduciendo al verdadero paradigma pedagógico. Si cada día, cada educad@r, cada alumn@, vive diferentes momentos de interiorización, con diversas técnicas y ejercicios, dentro del horario normal, antes de iniciar una clase con el contenido que sea. Si, junto a ello, se siguen dando, efectivamente, otros momentos de especial calado, como talleres o sesiones más elaboradas, el cómputo total ayudará mejor a entrar en un estilo, en una sintonía natural con el hecho de "pararnos y sentir, pensar, gustar internamente, conectar...".

Es lo que siempre hemos deseado al incluir en el horario de la escuela la "oración de la mañana" o lo que se llama también el "buenos días". Sin embargo, en esa práctica hemos identificado debilidades y dificultades que hemos de saber se repetirán con las rutinas de interiorización: de nuevo podemos simplemente elaborar un elenco de técnicas para las rutinas, hacer un librito o ponerlas en un USB y que cada profesor las use en momentos que habremos consensuado todo el claustro. Como con el "buenos días" veremos que bastantes profesor@s lo olvidarán o bien porque no lo han interiorizado como necesario ell@s mism@s o bien porque "la materia es más importante". La historia se repite.

¿Cómo superar este escollo? No tengo una receta milagrosa, desde luego, pero es evidente que el modo de formación del profesorado que elijamos puede ayudar más o menos a superar los escollos de este tipo. Y, desde luego, si tales rutinas no están presentes en los momentos de claustro por etapas o general, en los modos de iniciar una junta de evaluación, es decir, en el propio modo de trabajar del claustro educativo, el desfase favorecerá el mensaje de fondo de que son "cosas prescindibles".

Sea como sea, lo cierto es que, no podemos poner toda la fuerza de la EI en sólo los Talleres de Interioridad o las sesiones de más duración. Es preciso que, en la cotidianeidad de la vida escolar, todos demos espacio a esas "píldoras" que pueden alimentar nuestro ser y que, por ende, ayudarán también a vivir mejor el aprendizaje dentro de las distintas asignaturas.

Se trata de que en la escuela se respire, se viva una atmósfera que ayude a vivir conectados, atentos, conscientes. Un estilo de estar en la escuela que favorezca la calma, la ilusión, las ganas de ir más allá. A veces, un minuto de silencio tranquilo, con pocas palabras, silencio amable y compartido puede remover, interrogar y ayudar más que tres horas de trabajo de la interioridad con muchas técnicas diferentes.

Al igual que en la vida, en la escuela necesitamos lo cotidiano y lo festivo como escuela para ser. Igual que en la vida, necesitamos los momentos de retiro, de fiesta, de celebración fuera de lo cotidiano para coger fuerzas, para recuperarnos, para ir al fondo... Pero sin el punto de apoyo de lo cotidiano, todo puede adoptar la forma de "fuegos de artificio" cuya belleza y emoción dura un poco y se olvida rápido


jueves, 7 de enero de 2021

IR MÁS ALLÁ: la epifanía en el camino

Con el paso de los años, una de las dinámicas que creé para los alumnos/as de Secundaria y Bachillerato allá por el año 2009, se ha ido convirtiendo en una expresión emblemática de la EI para mí y para muchos profes que se han formado conmigo.

¡VÉ MÁS ALLÁ!, estoy segura que alguno/a de los/as que entráis en este blog, recordaréis como resonó en vuestro interior esta invitación repetida en aquella dinámica.

¡VÉ MÁS ALLÁ!... Abraham la escuchó de otra forma: "Sal de tu tierrra"... Y tú y yo, cada uno/a, la habrá escuchado dentro de sí con diferentes expresiones en algún momento de su vida.


Ayer, al recordar a los sabios que siguen la estrella para adorar al Niño, me parecía que en sus corazones resonaba esa llamada a ir más allá. Porque los/as verdaderamente sabios/as mantienen vivo el dinamismo interior de la Vida que constantemente nos está invitando al cambio, no como veletas, sino como exploradores/as y vigías de lo profundo que se manifiesta en los acontecimientos.

Los sabios llegan a Belén con sus alforjas llenas no sólo de regalos para ese Niño-Dios, sino llenas de los aprendizajes y descubrimientos hechos en el camino. Porque así nos quiere Dios: en camino, dispuestos/as a aprender, a descubrir, a dejanos sorprender.... Sólo quien se arriesga a adentrarse en territorios inexplorados, descubre el brillo de las estrellas y vive el Encuentro con Dios en la sencillez de un niño. La Epifanía acontece en el camino, por eso sus corazones se llenan de alegría al ver al Niño. El camino les fue preparando para el total desvelamiento y descubrimiento de lo divino en un recién nacido.

Pero, además, los sabios llegan hasta Jesús con sus corazones latiendo en ese latir que es re-cordar, volver a pasar por el corazón: "Y tú, Belén, tierra de Judea, no eres ni mucho menos la última de las ciudades de Judea, pues de ti saldrá un jefe que será el pastor de mi pueblo Israel". Ante la insistencia de Herodes, ellos explican su viaje como respuesta a una promesa antigua que han guardado viva y cuyo cumplimiento han sabido reconocer por saber hacer memoria.

Hacer memoria... Recordar las promesas de Dios y las promesas de la vida.... Recordar lo aprendido, recordar lo que nos ayudó, custodiar en el corazón lo que nos impulsa y fortalece es lo único que nos capacita para ir más allá. Así lo hizo María  que "guardaba estas cosas en su corazón ".

Sólo avanzamos si confiamos, si tenemos fe en algo, en alguien y, como creyentes, fe en Alguien.

Los sabios que venían de oriente son la multitud de hombres y mujeres que miran más allá, que se atreven a leer el poema y el canto de vida y esperanza que está inscrito por doquier: en las estrellas, en el suelo, en el mar, en las personas...

Ellos y ellas salen de su tierra, se arriesgan. Escuchando más allá de sí mismos/as y de tantos cantos de sirena, identifican una Voz que nos asegura que hay Belleza, Bondad y Verdad esperándonos si nos aventuramos.

Esos sabios y sabias de todos los lugares del mundo y de toda la historia, han afinado su mirada y por ello ven luz donde otros solo perciben sombras y oscuridades. Escuchan un armonioso canto de ángeles anunciando vida y alegría donde otros sólo oyen gritos y vociferación que anuncia muerte y destrucción.

Los/as sabios/as son quienes se atreven a dar aunque sea un sólo paso que les haga IR MÁS ALLÁ. 

Y, SI VAS MÁS ALLÁ, NO LO DUDES, DIOS TE ESTARÁ ACOMPAÑANDO Y TE RECIBIRÁ AL FINAL DEL CAMINO CON UN CÁLIDO ABRAZO.


martes, 5 de enero de 2021

Formación de iniciación y profundización EI on line en el contexto del Campus La Salle Aravaca

Queridos/as educadores/as que seguís este blog:

Desde el ámbito del Posgrado Universitario Experto en Educación de la Interioridad para Centros Educativos que imparto en el Campus La Salle Aravaca, este año, por las peculiaridades del momento que atravesamos, os ofrecemos cursos on line tanto de iniciación en la EI para quienes queréis comenzar a conocer mejor esta propuesta, como de profudización para aquellos/as profesores/as que ya habéis cursado el Posgrado o habéis realizado otras formaciones conmigo.

Aquí os dejo el enlace que os llevará a la web del Campus con toda la información precisa. Espero que os resulte útil.



viernes, 1 de enero de 2021

¡Vé más allá!

 Afinca tus pies en la tierra,

siente el punto exacto en el que estás,

percibe como todo el planeta te ofrece su gravedad

para que no te hagas tan etéreo que no puedas avanzar.

Da tus pasos acariciando el suelo,

cuidadosamente pero con convencimiento y confianza

¡avanza!

Avanza con el impulso que te dan los aprendizajes ya realizados,

avanza custodiando en cada célula de tu cuerpo

tu ser en devenir.

Avanza ... CON OÍDOS ATENTOS,

HAY UNA VOZ DENTRO DE TI QUE CONTINUAMENTE TE INVITA

¡VÉ MÁS ALLÁ!


Un inmenso abrazo a tod@s l@os pioner@s de este mundo inédito. Tenemos otros 365 días para explorar, para aprender, para IR MÁS ALLÁ.

¡¡MUY FELIZ 2021!!