La Vida se manifiesta en nuestras vidas siempre y cuando mantengamos abiertos los caminos del interior. El actual ritmo de vida y los requerimientos de nuestra sociedad dificultan cada vez más ese acceso al interior personal en el que se encuentran las materias primas para la construcción de nuestras vidas. Sin darnos cuenta, nos autoexiliamos de nuestro hogar interior. Allí, utilizando la imagen del Maestro Eckhart, Dios se encuentra como en su casa, pero nosotros nos sentimos extranjeros.

Educar la Interioridad es favorecer los procesos y proporcionar las herramientas que nos permitan volver a casa, al hogar interior para desde allí vivir unidos a los demás, al mundo, a Dios.

jueves, 7 de enero de 2021

IR MÁS ALLÁ: la epifanía en el camino

Con el paso de los años, una de las dinámicas que creé para los alumnos/as de Secundaria y Bachillerato allá por el año 2009, se ha ido convirtiendo en una expresión emblemática de la EI para mí y para muchos profes que se han formado conmigo.

¡VÉ MÁS ALLÁ!, estoy segura que alguno/a de los/as que entráis en este blog, recordaréis como resonó en vuestro interior esta invitación repetida en aquella dinámica.

¡VÉ MÁS ALLÁ!... Abraham la escuchó de otra forma: "Sal de tu tierrra"... Y tú y yo, cada uno/a, la habrá escuchado dentro de sí con diferentes expresiones en algún momento de su vida.


Ayer, al recordar a los sabios que siguen la estrella para adorar al Niño, me parecía que en sus corazones resonaba esa llamada a ir más allá. Porque los/as verdaderamente sabios/as mantienen vivo el dinamismo interior de la Vida que constantemente nos está invitando al cambio, no como veletas, sino como exploradores/as y vigías de lo profundo que se manifiesta en los acontecimientos.

Los sabios llegan a Belén con sus alforjas llenas no sólo de regalos para ese Niño-Dios, sino llenas de los aprendizajes y descubrimientos hechos en el camino. Porque así nos quiere Dios: en camino, dispuestos/as a aprender, a descubrir, a dejanos sorprender.... Sólo quien se arriesga a adentrarse en territorios inexplorados, descubre el brillo de las estrellas y vive el Encuentro con Dios en la sencillez de un niño. La Epifanía acontece en el camino, por eso sus corazones se llenan de alegría al ver al Niño. El camino les fue preparando para el total desvelamiento y descubrimiento de lo divino en un recién nacido.

Pero, además, los sabios llegan hasta Jesús con sus corazones latiendo en ese latir que es re-cordar, volver a pasar por el corazón: "Y tú, Belén, tierra de Judea, no eres ni mucho menos la última de las ciudades de Judea, pues de ti saldrá un jefe que será el pastor de mi pueblo Israel". Ante la insistencia de Herodes, ellos explican su viaje como respuesta a una promesa antigua que han guardado viva y cuyo cumplimiento han sabido reconocer por saber hacer memoria.

Hacer memoria... Recordar las promesas de Dios y las promesas de la vida.... Recordar lo aprendido, recordar lo que nos ayudó, custodiar en el corazón lo que nos impulsa y fortalece es lo único que nos capacita para ir más allá. Así lo hizo María  que "guardaba estas cosas en su corazón ".

Sólo avanzamos si confiamos, si tenemos fe en algo, en alguien y, como creyentes, fe en Alguien.

Los sabios que venían de oriente son la multitud de hombres y mujeres que miran más allá, que se atreven a leer el poema y el canto de vida y esperanza que está inscrito por doquier: en las estrellas, en el suelo, en el mar, en las personas...

Ellos y ellas salen de su tierra, se arriesgan. Escuchando más allá de sí mismos/as y de tantos cantos de sirena, identifican una Voz que nos asegura que hay Belleza, Bondad y Verdad esperándonos si nos aventuramos.

Esos sabios y sabias de todos los lugares del mundo y de toda la historia, han afinado su mirada y por ello ven luz donde otros solo perciben sombras y oscuridades. Escuchan un armonioso canto de ángeles anunciando vida y alegría donde otros sólo oyen gritos y vociferación que anuncia muerte y destrucción.

Los/as sabios/as son quienes se atreven a dar aunque sea un sólo paso que les haga IR MÁS ALLÁ. 

Y, SI VAS MÁS ALLÁ, NO LO DUDES, DIOS TE ESTARÁ ACOMPAÑANDO Y TE RECIBIRÁ AL FINAL DEL CAMINO CON UN CÁLIDO ABRAZO.


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