La Vida se manifiesta en nuestras vidas siempre y cuando mantengamos abiertos los caminos del interior. El actual ritmo de vida y los requerimientos de nuestra sociedad dificultan cada vez más ese acceso al interior personal en el que se encuentran las materias primas para la construcción de nuestras vidas. Sin darnos cuenta, nos autoexiliamos de nuestro hogar interior. Allí, utilizando la imagen del Maestro Eckhart, Dios se encuentra como en su casa, pero nosotros nos sentimos extranjeros.

Educar la Interioridad es favorecer los procesos y proporcionar las herramientas que nos permitan volver a casa, al hogar interior para desde allí vivir unidos a los demás, al mundo, a Dios.

viernes, 24 de febrero de 2023

NUBE Y FUEGO

Cuarenta días, pedagogía cuaresmal en la que el desierto se percibe como espacio a transitar, lugar en el que reencontrar el horizonte quizá perdido u olvidado.

En la travesía por el desierto de los hebreos, Dios caminaba con ellos como “columna de humo durante el día y de fuego durante la noche:

Y Yahvé iba delante de ellos de día en una columna de nube para guiarlos por el camino, y de noche en una columna de fuego para alumbrarles, a fin de que anduviesen de día y de noche. Nunca se apartó de delante del pueblo la columna de nube de día, ni de noche la columna de fuego (Ex 13, 21-22).

Qué sugerente, que peculiar que Dios eligiera tal forma me presencia: nube y fuego. Nube durante el día, fuego durante la noche y ello, para que no cesaran de caminar.

Quizá la Cuaresma se trate de eso, de no dejar de caminar. Avanzar, desplegar la vida en un camino no exento de dificultades, repleto también de hermosas sorpresas. Camino en compañía de otros caminantes y de Dios.

De día, es decir, cuando se ve, cuando el camino se perfila con mayor claridad, Dios también es compañero de camino, se hace presencia tenue, suave, grácil como una nube o como un etéreo humo. Durante el día todo parece más llevadero. Cuando la luz ilumina el caminar, quizá Dios quede un tanto relegado, olvidado, en segundo o tercer plano, pero camina a nuestro lado y nos impulsa con suavidad.

Pero en la noche… La noche oscura en la que no se ve, no se entiende, en la que los perfiles del sentido y la orientación se desdibujan y desaparecen, ahí, en la noche, Dios se hace fuego. No sólo fuego que ilumina y rompe la noche con su claridad, sino también fuego que quema lo que sobra, lo que estorba, lo que debe ser enterrado.

Ahí descubro algunos mensajes de la imposición de la Ceniza como inicio de la Cuaresma. Una invitación a quemar en la presencia amorosa y sabia de Dios, todo lo que no debo ser, lo que no estoy llamada a vivir, a lo que no debo entregarme. Esa ceniza brota de la práctica del ayuno, de la limosna y de la oración.

Ayuno como pedagogía que me enseña a autolimitar mis ansias, mis deseos desmedidos. Ayuno como aplicación consciente de la sobriedad y la justa medida en lo material, en lo emocional, en mis pensamientos y palabras. Así, se convierte en ceniza mi ansia desmedida de tener, de poseer, de controlar, de opinar; pasa a ser ceniza la parte de mi ego que invade, arrasa, impone y manipula.

Limosna como pedagogía de lo samaritano: abrir los ojos, ver la necesidad del hermano y hacerme cargo de él, cargando con él y encargándome de él. Limosna como pedagogía para aprender a salir de la queja y vivir agradeciendo cada día lo que se tiene, a la vez que se crece en conciencia de que lo que se tiene no nos pertenece. Limosna: darse a uno mismo en lo que se da. Arden así el egoísmo y la ceguera, arden las excusas que me alejan del prójimo y me hacen inmune a su necesidad.

Oración como experiencia transformante. Oración, Encuentro a solas con quien me ama para dejar mi vida desnuda ante Él. En la oración terminan de arder en la hoguera del Amor divino toda mentira y falsedad.

Así, se me antoja que esa ceniza con la que se nos persigna, debe inscribirse en el corazón. Que sea Jesús, el Maestro, la imagen perfecta de la humanidad, quien signe nuestro corazón con la imagen de su cruz. Cruz que anuncia vida, que mata toda muerte. Cruz, preludio de Resurrección.

Te deseo y me deseo que esta Cuaresma no dejemos de avanzar hacia esa Tierra Prometida que cada uno de nosotros lleva dentro de sí. Que crezcamos en sensibilidad para descubrir y experimentar que Dios acompaña cada uno de nuestros pasos, que nadie camina solo, que no hay vida que sea inútil o absurda. Ojalá la profunda experiencia de saberme en las manos de Dios, me capacite para ir al encuentro de esos otros caminantes que caminan sintiéndose abandonados, cansados, desorientados o maltratados.





¿Podría ser yo también nube en el camino de quien precisa la lluvia de la amistad o del cariño? ¿Podría yo ser una nube que guarezca del sol tórrido a quien percibe su vida como un desierto amenazante y estéril?


¿Podría ser yo fuego que ilumine a quien siente que se la ha apagado la vida? ¿Podría ser fuego que dé calor a quien tiembla porque la vida se le ha hecho fría? ¿Podría ser fuego iluminador para quién necesita volver a ver el camino que perdió?

Ojalá así sea.





viernes, 17 de febrero de 2023

Carnaval, carnaval...

Me copio a mí misma y rescato una entrada acerca del carnaval que escribí en el 2014. Resulta que sigo sintiendo del mismo modo esta efusión carnavalera, tozuda que es una... Así que, me repito... Espero me lo disculpen los queridos seguidores y seguidoras de este blog.


Todos y todas en la calle, con disfraces, máscaras y maquillajes y ropas que dejan salir algo de nosotros/as que no nos atreveos siempre a mostrar.

Todos y todas a gozar del jaleo, del exceso antes de que llegue Doña Cuaresma y nos meta en costura.

Curioso contraste: algunos/as de los que hoy se disfrazarán y no sé qué más, en nada estarán midiendo si comen carne o no el viernes y no sé qué más...

El origen del carnaval ¿quién lo recuerda ya ? ¿quién sabe la íntima unión entre carnavales y cuaresma? Como pasa con casi todo, no somos conscientes de las raíces de lo que celebramos o hacemos...

Esto del carnaval siempre me da qué pensar. Mencionaré varias cosas de las que pasan por mi cabeza en estas fechas:

¿Acaso nos disfrazamos todos a la vez como expiación por todo aquellos que disfrazamos cada día? Quizá el salir juntos/as a la calle, riendo y haciendo fiesta con máscaras en la cara, con maquillaje, con ropajes que nos ocultan, nos sirva para "exorcizar" nuestros cotidianos disimulos y ropajes protectores ante lo que no queremos ver ni queremos que nos afecte: el dolor del cercano, la ancianidad mal o nada acompañada, las injusticias cercanas y lejanas, el paro, la pérdida de la belleza del planeta, los engaños políticos, los abusos de poder y un largísimo etcétera de asuntos oscuros y tristes. Así, nos metemos en un "personaje" estrafalario y nos permitimos ir por la calle en son de fiesta haciendo lo que nunca haríamos de otro modo, embutidos en la "colectividad" que, durante unos días, parece olvidarse de todo gracias al desfase colectivo.

Esto último también llama mi atención. Conozco personas muy tímidas y otras muy esclavas del "qué dirán" que hoy, por arte del "dios carnavalero", son capaces de vestir y de hacer lo que ni en sueños harían unos días después. Hoy sí, pero mañana no... Curiosa capacidad tipo tortuga: ahora saco la cabeza, ahora no. A algunas de esas personas me gustaría poder decirles que ojalá esa capacidad de alegría, de creatividad, de generar "buen rollo", de salir del guión, la usasen en sus trabajos, en sus hogares, en su comunidad de vecinos, en tantos ámbitos cotidianos que precisan de nuestra amable risa, de un toque de humor y de exceso creativo para generar alternativas.

Otro aspecto de estos días de carnaval que siempre me interroga y, lo reconozco, a veces me enfada, es la inversión que en estos días se hace en los colegios cristianos...¡hasta perdemos horas de clase! Perdonadme si os parezco ceniza (bueno, cerca del miércoles del mismo nombre, se me permite), pero a mí me encantaría que ese énfasis, esa motivación, ese esfuerzo que hace que hasta el/la profe más tímido/a se disfrace, se pusiera en marcha en los diferentes tiempos litúrgicos, en las campañas que pone en marcha el equipo de pastoral de turno y que a  veces parecen "brindis al sol" porque casi nadie secunda con emoción y, no digamos, con dedicación en horas...

Hoy espero que la riada de personas en la calle nos sirva para reírnos de nuestras tonterías y sombras facilitando la mergencia de nuestro yo más profundo y maduro: que al disfrazarnos de vampiros, echemos fuera de nosotros al "vampiro emocional" que chupa la energía de otros/as hasta dejarlos/as agotados/as y tristes. Que el "zombie" que hoy asustará por las calles nos sirva para dejar fuera de nuestras vidas la apatía, la inmediatez del "quiero todo ya...me como lo que pillo", la falta de corazón. Que la "princesa de boca de fresa" nos recuerde que podemos ser más bellos/as por dentro y por fuera, más exquisitos/as en el trato, pero sin perder la energía, la fuerza, la capacidad de organizar la vida con un norte claro...

Sobretodo: que nunca ahoguemos nuestro Ser bajo capas y capas de disfraz de supervivencia, de falsedad. Que seamos valientemente nosotros/as mismos/as. Que nunca nos creamos a quien disfraza la realidad y miente burdamente. Que no nos dejemos revestir por el mercantilismo, por el consumismo irresponsable e insolidario ni por la apatía o la resignación.

Lo de Jesús y lo de los grandes hombres y mujeres de la Humanidad, no pasa por el disfraz, sino por la más desnuda, honda y arrebatadora Verdad.