La Vida se manifiesta en nuestras vidas siempre y cuando mantengamos abiertos los caminos del interior. El actual ritmo de vida y los requerimientos de nuestra sociedad dificultan cada vez más ese acceso al interior personal en el que se encuentran las materias primas para la construcción de nuestras vidas. Sin darnos cuenta, nos autoexiliamos de nuestro hogar interior. Allí, utilizando la imagen del Maestro Eckhart, Dios se encuentra como en su casa, pero nosotros nos sentimos extranjeros.

Educar la Interioridad es favorecer los procesos y proporcionar las herramientas que nos permitan volver a casa, al hogar interior para desde allí vivir unidos a los demás, al mundo, a Dios.

viernes, 22 de marzo de 2024

La respiración consciente en la Educación de la Interioridad

 









ELENA ANDRÉS



    LEONARDO BOTTAIOLI
                                                                             


DESTINATARIOS: PROFESORES/AS QUE SE HAYAN FORMADO CON ELENA ANDRÉS


CONTENIDOS DEL CURSO:

  • RECORDAR LA TÉCNICA DE LA RESPIRACIÓN CONSCIENTE DENTRO DE LOS CONTENIDOS Y EL PROCESO DE LA EDUCACIÓN DE LA INTERIORIDAD (EI).
  • ADQUIRIR MÁS HERRAMIENTAS PARA ACOMPAÑAR CONVENIENTEMENTE LOS EJERCICIOS DE RESPIRACIÓN EN LAS RUTINAS Y SESIONES DE EI.
  • CONOCIMIENTO DEL APARATO RESPIRATORIO Y FONO - AUDITIVO.
  • RESPIRACIÓN PULMONAR- DIAFRAGMÁTICA, MECÁNICA RESPIRATORIA
  • RESPIRACIÓN INTERCOSTAL Y DORSAL.
  • RESPIRACIÓN PURIFICADORA - RELAJACIÓN
  • PASOS DE LA RESPIRACIÓN; INHALACIÓN- RETENCIÓN-EXHALACIÓN - DINÁMICA
  • RESPUESTA PSICOSOMÁTICA DE LA CORRECTA RESPIRACIÓN.
  • EXHALACIÓN PROFUNDA, CONSECUENCIAS EN LA EMISIÓN DE LA VOZ Y SU PROYECCIÓN.
  • RESPIRACIÓN MEDITATIVA  
  • LA RESPIRACIÓN EN LA ATENCIÓN TANTO DESDE LA ESCUCHA COMO DESDE LA EMISIÓN DE LA VOZ.
  • RESPIRACIÓN Y SONIDO VOCAL.

FECHAS:

MAYO 2024:

lunes 6, miércoles 8, lunes 13 y miércoles 15

DURACIÓN: 8 horas (dos horas cada día)

HORARIO: DE 18:00 a 20:00 

A través de ZOOM

 

Ø Inscripción en: eandres.interioridad@gmail.com

miércoles, 20 de marzo de 2024

Entregarme o enrederarme

JUAN 8,31-42


Queda poco ya para adentrarnos en la Pascua de Jesús. El evangelio de hoy es de esos donde se va percibiendo la tensión previa al proceso contra Jesús. El ambiente en torno a él está electrizado, tenso, a punto de una gota que colme el vaso de la limitada visión humana.
Hoy, Jesús pronuncia con contundencia: "Si permanecéis en mi palabra, seréis de verdad discípulos míos: conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres" Y, tales palabras provocan una cascada de estupor  e indignación por parte de los judíos que incluso "habían creído en él". Y comienzan los razonamientos de todo tipo, el intento de encajar " lo de Jesús" en algo que tenga más sentido y no sea tan excesivo. Comienza la autodefensa.
Y es ahí donde a mí me salta la alarma. Yo creo en Jesús, creo que es el Hijo de Dios, creo que vino a este mundo para mostrarnos los caminos de la veradera encarnación, para enseñarnos a ser humanos, a vivir conforme el plan amoroso de Dios. Creo que resucitó y que es el Cristo. Lo creo con todo mi ser. Jesús me fascina, me enamora, me reorienta continuamente. 
Yo tengo la perspectiva de siglos de historia. Conozco toda la historia, no así sus coetáneos. Y, sin embargo, conociendo toda la historia, yo tambien me enredo en miles de tinglados mentales y  excusas para que la potencia liberadorade Jesús no me alcance, no me complique, no me traspase.

Escucho a Jesús decirme a mí que la verdad me hará libre y eso me entusiasma ¿quién no quiere ser libre?. Pero, he aquí el drama, esa libertad brota de la verdad y la verdad ¿dónde nace, dónde encontrarla? En mí no percibo verdad, percibo medias verdades, percibo opiniones, percibo pura subjetividad... Y le pregunto a  Jesús ¿qué es la verdad?, la misma pregunta que Pilato le hará en pocos días. Y Jesús también me responde con un profundo y elocuente silencio.

Y vuelvo a lo que dice en este pasaje: "todo el que comete pecado es esclavo". Sí, ahí me reconozco más, en mis esclavitudes: en los miedos a los que doy espacio y me llevan a "dar de no", en las patrañas que inventa mi parte mediocre para sentirse cómoda y no ir más allá. Paradójicamente, es cuando doy fe ante mí misma de mis esclavitudes, cuando entiendo el silencio de Jesús y atisbo algo sobre la verdad.

Se trata de la verdad acerca de mí, de dejar caer todo cuanto no soy, de dejar ir y soltar ataduras. Se trata de ir contra mi mujer vieja, tener el coraje de actuar conforme a lo que late en lo más central de mi ser. Hay en mí un núcleo, un centro preñado de luz, habitado por Dios, pleno de amor y sabiduría. Se trata de desenterrrarlo, de emprender las obras de demolición de lo viejo y permitir el crecimiento de lo nuevo.

Da miedo, me pregunto si no es excesivo, si de veras hay que complicarse tanto la vida. Si no basta con afirmar mi fe y poco más...
Pero, cada vez que confronto mi vida con la Palabra, caa vez que contemplo a Jesús en su modo de vida, en sus gestos y sus palabras, las medias tintas no forman parte de la propuesta.

Me doy cuenta de que, una vez más, dejarme adentrar en los días de Pascua no es ver una serie de Netflix, sino recibir una llamada acuciante a vivir mi propia pascua: ¿De dónde a dónde debo transitar? ¿A qué otra orilla debo pasar? ¿A qué afueras y periferias debo dejarme llevar para renacer?

Se trata de la gran diferencia entre "entregarme" al plan de Dios para mí , para todos o "enredarme" en las redes de mi ego inmaduro que sólo desea comodidad.

Enredarme es fácil, basta con racionalizar la fe, con darme explicaciones que tranquilicen mi ego. Enredarme es crear los modos de relación con Dios que permiten que no me traspase su Presencia. Enredarme es construirme los becerros de oro que me hagan creer que tengo fe, que sigo a Jesús cuando, en realidad, sólo sigo a una imagen de Dios que me genera bienestar. Enredarme es entretenerme con "las cosas de la fe", jugar a ser creyente, vivir una mera apariencia. Enredarme es poner en el centro todo menos a Dios. 

Entregarme... Eso es morir para renacer. Es el grano de trigo que cae en tierra, muere y da fruto.  Es vivir en la luz, dejar que la luz rompa mis tinieblas interiores. Entregarme es transitar mis desiertos y cortars amarras para adentrarme en la navegación hacia otra orilla. Entregarme es tomar en serio la absoluta obligación de hacerme prójimo, de encargarme de la realidad sufriente de tantos. Entregarme es dejarme lavar los pies y, después, salir yo a los caminos de mi vida para lavar los pies de otros. Entregarme es dejarme confrontar a la par que me dejo confortar por Dios en lo escondido  para luego anunciarlo desde la terraza.


            Se puede creer que se piensa en Dios cuando en realidad se ama nada más a ciertos seres humanos que nos han hablado de él, cierto medio socal, unos hábitos de vida, un estado de sosiego del alma, una fuente de alegría sensible, de esperanza, de confortación o consuelo. En tal caso, la parte mediocre del alma está en completa seguridad: ni siquiera la oración la amenaza (Simone Weil)