Queremos EDUCAR. Deseamos ofrecer a nuestros/as niños/as, a nuestros/as adolescentes, a nuestros/as jóvenes la mejor formación no sólo intelectual sino HUMANA, pero...¡Nos lo ponen tan difícil!
Nos dicen que debemos innovar...¡cómo si no lleváramos años haciéndolo! Cada vez que respondemos con una sonrisa y un suave tono de voz a los gritos o impaciencias de los/as alumnos/as, cada vez que ampliamos un tema más allá de lo que dice el libro, cada vez que creamos una actividad nueva que aclare más cosas y lo haga de forma más atractiva, cada vez que suceden mil y un imprevistos y salimos al quite rápidamente y de buen humor a pesar de los nervios. Si eso no es innovación...
Nos dicen que debemos alcanzar la "excelencia educativa". Si todo lo anterior y cientos de horas extras dentro y fuera del cole no son una gran excelencia, no sé qué puede serlo... Si citar una y otra vez a padres que no aparecen nunca, o escuchar educada y pacientemente algunas impertinencias de las familias no es excelente...
Nos dicen que debemos hacer tantas cosas... Y, entonces, nos lo ponen muy difícil para poder atender a todo y a todos convenientemente. Hay a quien le parece que los educadores tenemos demasiadas vacaciones, quizá no saben que trabajamos con creces las horas que luego descansamos.
Quizá haya docentes que escurran el bulto, quizá los haya más o menos activos o creativos, pero son los menos. Quienes tanto piden de la escuela ¿por qué no se pasan por ella? ¿por que no vienen a vivir un día con un tutor desde las ocho de la mañana hasta el último minuto de la ultima reunión del día o hasta el último examen o trabajo corregido en casa?
Hacemos lo que hacemos porque creemos en ello. No hacemos sino lo que nos toca, pero, por favor, que no nos minusvaloren ni caricaturicen.
Nos lo ponen tan difícil cuando quieren que seamos educadores, psicólogos, abogados, médicos y padres... Todo ello con menos recursos cada vez, todo ello con un alumnado cada día más complejo, todo ello con un mínimo apoyo y demasiada crítica fácil.
Nos lo ponen difícil a todos, a la sociedad en su conjunto cuando recortan las inversiones en Educación. Ponen muy difícil el alza del nivel cultural y humano de nuestra sociedad, nivel que no crecerá sólo en función de las notas de los /as alumnos/as, sino en función del desarrollo y expansión de lo genuíno de cada uno/a de ellos/as. La sociedad sólo mejorará y madurará si cada persona recibe una educación que atienda a sus peculiaridades, una educación que cuide de la Esencia de cada uno/a descubriéndole que es único.
Tal y como están las cosas, el próximo premio Príncipe de Asturias debería recaer sobre el cuerpo de profesores de este país, auténticos héroes y supervivientes. O podrían ser premiados los/as alumnos/as que no dejan de asistir a clase a pesar de tener que aguantar medios y pedagogías arcaicas que no se ajustan a ciudadanos del siglo XXI.
Sí...¡Nos lo ponen tan difícil! Pero ahí estamos, al pie del cañón.
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