Leía hoy que uno de los antiguos altos ejecutivos de Facebook afirma que "las redes sociales están desgarrando el tejido social". Mientras leía su punto de vista y cómo él mismo apenas usa ya las redes de internet, pensaba y sentía un cierto alivio. Si, porque a veces pienso si no seré un bicho raro porque donde muchos ven algo genial yo veo algo que nos está matando poco a poco, atontando, empequeñeciendo el pensamiento y haciéndonos muy, muy dependientes de "estar" y de que alguien le de al "me gusta" o "retuitee" lo que hemos escrito. Tanta atención a todo tipo de pantalla nos hace perder momentos únicos, oportunidades, conversaciones, silencios...
Me sorprende mucho que los presidentes de naciones digan ciertas cosas en sus redes sociales. Me asombra y asquea el mundo de los "comentarios", toda la agresividad, tópicos, y burradas que en ellos se vierten, La cantidad de informaciones falsas o apenas contrastadas que vuelan libres por el ciber espacio me asustan por lo que generan en mentes poco o nada formadas...
Ni imagine el lector que vivo asustada ni al margen de las redes (este blog es parte de esa red y también tengo mi muro de Facebook), pero sí pienso a menudo que la llegada masiva y rapidísima de este mundo de internet a nuestras vidas no nos ha pillado precisamente maduros para hacer de ello un uso acertado. Para mí, comienza a parecerse a lo que llamamos "drogas blandas" pero drogas, al fin...
Sí, creo que poner la mirada en la pantalla del ordenador o del móvil más horas que en los ojos y rostros de los que nos rodean, rompe la red humana imprescindible para vivir. me apena ver a personas pasear su precioso y divertido perro sin mirarlo: el perro por delante, con una mano sujetando el dueño la correa y con otra el móvil. Madres y padres sujetando el cochecito con una mano, con la otra el móvil. Comensales a una mesa sin mirarse en mucho rato atentos al "guasap"... Escenas ya tópicas cuando hablamos de estos temas, pero reales y tristes...
Urge tomar la iniciativa cada uno y "remendar" los agujeros que la atención a las redes sociales está creando en nuestra vida. El hilo y la aguja para tal remiendo es apagar el móvil, usar menos o nada las redes sociales... ¿alguien se atreve? Conozco varias personas que sí...
Urge... Lo sentí cuando en el último puente, viajando en el metro de Madrid, nadie, ni yo misma, nadie se acercó a ver si un joven medio caído en su asiento de forma muy extraña, estaba vivo o muerto. La mayoría se protegía tras la pantalla del móvil, los más clásicos mirando a otro lado (versión antigua para hacer que no se ve lo que no se quiere ver). Sólo cuando en una de las paradas un hombre del equipo de seguridad el metro se acercó y vio que realmente estaba muy mal, todos vimos lo mal que estaba. Lo sacó medio desmayado y aún hubo quien se moría de risa, porque una vez sentado en el andén se caía hacia un lado mientra el de seguridad pedía ayuda por el teléfono interno... Se reían y si hubieran podido, lo hubieran grabado con el móvil para colgarlo en el Facebook.
Así nos va... Sin poder ya distinguir a veces ficción de realidad, más atentos a lo virtual que a lo que tenemos al lado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario