MIÉRCOLES DE CENIZA. Fin del Carnaval.. Viendo este fin de semana una de los desfiles de carnaval, me maravillaba el detalle de algunos disfraces, carrozas y de algunas coreografías. Hay que "meter" muchas horas para todo eso. Pide dedicación y, desde luego, en las caras de los niños, jóvenes y adultos, se veía que aquello iba muy en serio, que no era un juego sin más. Habían puesto y ponían todo el empeño en hacerlo bien. Y, allí estaban todos, en un día de lluvia, frío y viento, retando al clima y llevando adelante aquello para lo que tanto habían esperado y que durante tantos meses se había preparado.
Y me pregunto: ¿Y si yo pusiera el mismo empeño en vivir de veras? ¿Y sí empleara el mismo tiempo, dedicación, atención a ser quien puedo ser, a vivir mi vida plenamente?
Así que, esta mañana me resonaba dentro que este año deseo que la Cuaresma tenga este lema para mí (y para ti, si te sirve): "VIVIR CON ATENCIÓN".
VIVIR CON ATENCIÓN quiere decir dedicar a las cosas de verdad importantes el tiempo que piden y saber diferenciarlas de las cosas secundarias.
VIVIR CON ATENCIÓN quiere decir prestar atención a los detalles: cómo dispongo el espacio exterior e interior para la oración, cómo hago mi trabajo, cómo me comporto con los que me rodean, pero también atender a la inmensa cantidad de belleza, de verdad y de bondad que me rodea y que a veces no capto por vivir distraído.
VIVIR CON ATENCIÓN quiere decir abrirme al dolor y la necesidad de los cercanos y de los lejanos.
VIVIR CON ATENCIÓN quiere decir no vivir disfrazado, sino libre de máscaras y, por ello, quizá, quedar tantas veces a la intemperie.
VIVIR CON ATENCIÓN quizá sea poner el corazón en lo de cada día, llueva o nieve, haga sol o se llene el interior personal de nubes.
VIVIR CON ATENCIÓN quiere decir celebrar la vida, expulsando la queja para entonar un himno de agradecimiento y alabanza.
A lo mejor las tres propuestas de la Cuaresma, ayuno, limosna y oración, no sean más que eso, una gran invitación a la atención: estar atento a los bienes materiales y agradecerlos y cuidarlos, a la vez que compartirlos con tantos y tantos a quienes se les arrebatan haciendo de la vida una oración de agradecimiento por tanto bien recibido y una denuncia de toda injusticia y abuso.
Estar atento a mi propio interior para limpiar la mala hierba que crece con tantísima facilidad si me despisto "con lo de fuera". Estar atento a mi casa interior para descubrir en ella tanta belleza y una calidez que hacen que mi hogar sea yo mismo y en ese hogar interior, Dios amándome y la Humanidad entera hermanada conmigo.
Escuchar más allá de mis ruidos, escuchar de veras, abrirme a escuchar lo que Dios pronuncia en mi alma y ser fiel a ello.
Que la ceniza que mañana sentiré en mi frente sea un recordatorio y no deje de escuchar en mi interior: "¡VIVE CON ATENCIÓN!"
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