La Vida se manifiesta en nuestras vidas siempre y cuando mantengamos abiertos los caminos del interior. El actual ritmo de vida y los requerimientos de nuestra sociedad dificultan cada vez más ese acceso al interior personal en el que se encuentran las materias primas para la construcción de nuestras vidas. Sin darnos cuenta, nos autoexiliamos de nuestro hogar interior. Allí, utilizando la imagen del Maestro Eckhart, Dios se encuentra como en su casa, pero nosotros nos sentimos extranjeros.

Educar la Interioridad es favorecer los procesos y proporcionar las herramientas que nos permitan volver a casa, al hogar interior para desde allí vivir unidos a los demás, al mundo, a Dios.

martes, 10 de noviembre de 2020

Algo nuevo está naciendo ¿no lo notáis?": La novedad que nace en nuestro interior


 Dice Etyy Hillesum en uno de sus cuadernos:

Dios mío, estos tiempos son demasiado duros para personas tan frágiles como yo. Sé que después vendrán otros tiempos de mayor humanismo. Quiero seguir viviendo para transmitir a esa nueva era toda la humanidad, que, a pesar de todo lo que vivo a diario, conservo en mi interior. Solo así podremos preparar la nueva era: preparándola dentro de nosotros. Y de alguna manera me siento muy ligera por dentro, sin amargura alguna y tengo mucha fuerza y mucho amor. Quisiera seguir viviendo para ayudar a preparar la nueva era y para transmitir lo indestructible que se ha conservado en mí a esa nueva era que a buen seguro llegará, pues crece en mi interior cada día, ¿acaso no lo siento? (20 de julio de 1942).

En el siglo VIII a.C. el profeta Isaías proclama aquello tan hermosos de "algo nuevo está naciendo, ¿no lo notáis?"(Is 43, 19).

Separan siglos a Etty de Isaías, pero ambos viven, descubren a Dios y escriben en medio de tiempos convulsos y difíciles. Isaías vivió la tiranía de Asiria que conquistó, primero, el norte de Palestina, y luego, Jerusalén. Es un profeta de ciudad y participaba activamente en los asuntos de la clase dirigente. Interviene enérgicamente contra la corrupción de Judá y Jerusalén.

Etty vive el horror de la Alemania nazi y morirá gaseada en Auschwitz, antes de ello, trabajó como mecanógrafa del consejo hebraíco que hacía de puente entre los judíos y los nazis. Se ofreció voluntaria para trabajar en el campo de concentración de Westerbork como asistente y enfermera. Desde ahí se hizo parte de la resistencia y ayudó llevando y trayendo cartas y medicinas y acompañando de mil modos a quienes llegaban a Westerbrok. Es en ese contexto que ella escribe las lineas que encabezan esta entrada.

¿Qué ha de suceder en el alma humana para poder descubrir esperanza, luz e inspiración  cuando se está rodeado de violencia, injusticia y sin sentido? ¿qué fuerza interior, qué experiencia hace que uno descubra la presencia de Dios en el infierno?¿de dónde nace la capacidad para ver brotar lo nuevo entre tanta oscuridad?

En el caso de Isaís y en el de Etty la respuesta es que acontece un Encuentro. El Encuentro transformador con Dios. Quizá en un profeta como Isaías no nos resulte tan extraño, dejémoslo ahí. El caso de Etty es especialmente llamativo porque no creció en un ambiente religioso por más que su familia fuera judía. Ella se acercó  a lo espiritual a través de la Bilbia aconsejada por su psicólogo Julius Spier quien le invita a leer los salmos y los evangelios no tanto por una cuestión religiosa cuanto para ampliar su modo de entender la existencia.

Isaías, Etty, pero tantos otros y otras son testigos del dinamismo de vida y esperanza que late dentro de cada uno de nosotros aun en medio de la más grande oscuridad. Testigos  y testimonio de que para quien ha vivido un Encuentro sincero y verdadero con Dios, el mundo con todas sus realidades está preñado de esperanza, de novedad... "amenazado de resurrección". Tal novedad sólo es posible si cada persona, cada hombre, cada mujer, vive su propia transformación interior.

Queridos/as educadores/as: ¿No os parece este suficiente motivo para no dejar jamás como algo secundario o anecdótico el trabajo de la dimensión interior en el colegio?

Cerca ya del Adviento, en medio de una pandemia que tantísimo dolor está causando, que está dejando tan al descubierto nuestro egoísmo y dureza de corazón, pero también nos está mostrando los ámbitos de apoyo y amor que brillan en la oscuridad ¿podremos hacer del tiempo de Adviento un tiempo para que, como nunca, ayudemos a los niños y jóvenes a conectar con ese dinamismo de vida y esperanza que llevan dentro de si?¿Haremos algo para que esa novedad que deseamos nazca en su interior y en el nuestro?

Ojala...


7 comentarios:

José María Lana dijo...

Magnifico. Muy pertinente. Inspirador.

Elena dijo...

Muchísimas gracias, amigo.

Bárbara dijo...

Que bonito y que importante lo que escribes, Elena. Gracias

Nuria Marruedo dijo...

La vida es todo esto y más. Aún no ha llegado lo peor en este mundo. Quizás, no vivamos para verlo. Eso no importa. Sintamos a Dios en nuestro interior, tan solo es Él, quien nos hará ver el verdadero camino en éste tan lleno de laberintos. Sigamosle y no echemos la vista atrás. Nada calmará más nuestro sentir que el amor hacia nuestro Señor.

Elena dijo...

Nuria, gracias por leer el blog y por tu comentario. Quiero creer que aún no ha llegado LO MEJOR, esa es la mirada de Dios, que todo lo ve bueno... Un abrazo.

Don Pantuflas dijo...

Un brote nuevo, sendas en la oscuridad, ríos en el desierto. ¿No lo notamos? Vivimos tiempos extraños, pero no extremos. El holocausto, la bomba de Hiroshima, las diversas pestes, la lepra en Calcuta... Y en todos los tiempos difíciles la luz de Dios ha brillado en algunos de sus hijos.
Volver la mirada al padre y hacer lo que Él quiere: amar sin medida.

Gracias por la reflexión, Elena

Elena dijo...

Don Pantuflas (me encanta ese apodo, evoca hogar...) Gracias por leer el blog y por dejar tu precioso comentario. Un abrazo.