otear el horizonte,
esperar la Luz...
Juan Bautista.
Abrirse a la vida,
acariciar, gestar, cuidar
saberse habitada...
María de Nazaret.
Juan y María, enseñadme.
No quiero festejar aún la Navidad.
Quiero hacerme discípula
de este tiempo de Espera,
tiempo de Escucha,
cuidando de lo que quiere nacer.
Quisiera yo, Juan,
tener el coraje de habitar sabiamente en el desierto.
Ahí, en el lugar de apariencia infértil,
de horizontes cambiantes,
aparentemente apartada,
pero conectada a todos,
saber anunciar la Vida y la certeza.
Quisiera yo, María,
atalantarme
y quedar totalmente abierta y anclada,
en incondicional Sí,
en inteligente Escucha,
a la Vida y a la Esperanza
en medio de tantos "imposibles".
No debo atolondrar el alma.
Toca ahora dejarme embarazar
por la dilatada espera
y abrir mis oídos en obediente Escucha.
Se nos anuncia y se percibe la Ad-versidad
como desagradable Viento,
que empuja nuestras vidas
hacia la desesperanza.
María y Juan, escuchando con vosotros,
afinando la mirada,
acontece el Ad-Viento,
renace la Esperanza.