La Vida se manifiesta en nuestras vidas siempre y cuando mantengamos abiertos los caminos del interior. El actual ritmo de vida y los requerimientos de nuestra sociedad dificultan cada vez más ese acceso al interior personal en el que se encuentran las materias primas para la construcción de nuestras vidas. Sin darnos cuenta, nos autoexiliamos de nuestro hogar interior. Allí, utilizando la imagen del Maestro Eckhart, Dios se encuentra como en su casa, pero nosotros nos sentimos extranjeros.

Educar la Interioridad es favorecer los procesos y proporcionar las herramientas que nos permitan volver a casa, al hogar interior para desde allí vivir unidos a los demás, al mundo, a Dios.

viernes, 31 de diciembre de 2010

La sensación podría ser semejante a aquella que nos producía en los primeros años escolares el estreno de un cuaderno. Recuerdo vívamente el cuidado al escribir las primeras palabras poniendo toda la atención para hacer la mejor caligrafía. Pasábamos las hojas con cuidado de no arrugarlas... Así los primeros días, luego... pues poco a poco el cuaderno se llenaba de algunos borrones, alguna página arrancada, alguna arruguilla.

Siempre nos pasa igual. La novedad convoca a la ilusión y al esmero, trae consigo el cuidado y el deseo de hacer las cosas bien. Esta noche, al recibir el año nuevo, nos sentiremos un poco niños y niñas con un cuaderno nuevo, por estrenar, un cuaderno con 365 páginas en blanco, que huelen a nuevas y todos desearemos escribir cada uno de esos días con nuestra mejor caligrafía. Brindaremos por lo nuevo y desearemos que sea mejor que lo pasado.

Sin embargo, la vida no se detiene, es un fluir sin fin. Los segundos previos a las doce campanadas y los posteriores simplemente nos anunciarán que estamos vivos, que cada uno sigue teniendo ante sí la responsabilidad de continuar cuidando del regalo de la vida.

El nuevo año no traerá más novedad que aquella que nosotros queramos admitir en nuestra vida. El nuevo año es el resultado de la contabilidad del tiempo consensuada, pero la Vida es eterna e infinita y se manifiesta en nosotros y nos pide vivirla despiertos, en actitud de diario brindis y sorpresa. 

Cada noche debiéramos brindar en nuestro corazón por la vida, abrirnos a la vida nueva, que es más que el año nuevo.

Brindo con cada uno de vosotros y de vosotras por el continuum vital. Pido para cada uno y cada una la Sabiduría que viene de lo alto para saber vivir en plenitud. Pido en mi oración por los hermanos y hermanas para los que terminar un día es ya de por sí un milagro.

¡Feliz Vida!

martes, 28 de diciembre de 2010

Tocar la orla de tu manto...

Intento escuchar...

Como la mujer hemorroísa
me fuerzo a mí misma a ir más allá,
a atravesar la multitud que me impide encontrarme con  mi Dios,
con aquel que es mi Paz, mi fuente de Energía... La Verdad.

Esa multitud que son mis voces,
los gritos, murmullos y cansinas repeticiones de mi mente,
la gran tramposa, la pantalla en la que se proyectan las sombras de mi ego.

Yo lo intento...
me adentro en la multitud e intento traspasarla,
a veces a codazos
otras suavemente,
atravieso la multitud de mis pensamientos,
de los cantos de sirena de mi yo,
y sigo, continúo remando rumbo a Itaca,
continúo caminando hacia Canaán,
no ceso de anhelar y tener nostalgia de Sión,
esa Tierra Prometida que sé existe en mi interior.

Atravieso la multitud,
sé que puedo llegar,
sé que podré llegar a tocar siquiera,
con la punta de mi pobre corazón,
la orla de su manto
y sé, sí, lo sé porque ya lo viví,
que entonces todo quedará sanado,
que la vida que se me escapa del cuerpo
quedará recogida en un abrazo de Amor eterno.

Por eso, hoy más ciega y más seca
intento escuchar,
atravesar...ir más allá de mí
para escucharle a ÉL.

Y sé, que no soy yo quien voy,
es Él quien viene a mí
y yo... yo que creía adentrarme
soy, al crecer el deseo, adentrada.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

El enemigo de la fe: el miedo

El miedo, el gran agujero negro en la vida de toda persona. El miedo lo fagocita todo cuando le damos espacio. El miedo busca sus disfraces para ganar la partida a la confianza: los celos son una forma de miedo, miedo a no ser amado en exclusiva o a no ser tenido en cuenta, el miedo se viste de agresividad para protegerse, otras veces mordisquea nuestro ego y le pone en guardia contra enemigos no existentes, pero él se encarga de presentárnoslos como muy reales.

Y, si el miedo es absolutamente destructivo en la vida de toda persona, aún lo es más en el terreno de la fe y...¡de qué manera tan impresionante se cuela el miedo en el camino de fe! Pero su peor rostro asoma en las estructuras religiosas, en la dimensión institucional de la fe. Ahí parece que el miedo encuentra un caldo de cultivo paradójicamente perfecto, y digo paradójicamente porque las religiones nacen de la fe que es justo la antítesis del miedo.

¿En qué o en quién confía un creyente? En Dios. De él afirmamos que es el Creador, que todo viene de él y hacia él va...¿por qué temer que algo quede fuera de el? A excepción del mal que destruye al hombre y a la mujer, ¿podemos decir que algo en este mundo está fuera de la esfera de Dios, de su mirada amorosa? A Juliana de Norwich, en el siglo XIV le fueron reveladas estas palabras en su corazón "Todo es necesario, todo, incluso el pecado y todo acabará bien" ¿nos lo creemos? ¿dejamos a Dios ser Dios hasta el límite de confiar en que esta historia nuestra acontece dentro de un plan salvífico, a pesar de todo?

En otro orden de cosas: ¿Puede un creyente auténtico temer el contacto profundo con otros creyentes, con otros caminos espirituales o incluso ateos? Desde mi experiencia respondo un radical NO. 

Creo que en el ámbito cristiano actual urge una revisión de muchas categorías teológicas  y de caminos pastorales que nos están conduciendo a una esterilidad grande, a arrastar unos lastres que nos dificultan sobremanera dialogar fecúndamente con el mundo actual y con las otras religiones

El siglo XXI se está manifestando como un siglo que nos llama a las religiones a purificarnos de todo lo que son lastres históricos de búsqueda de poder, de número, de significatividad basada en cánones humanos. El siglo XXI nos invita a los creyentes de todas las tradiciones religiosas y caminos de sabiduría a aunar esfuerzos, a crear espacios en este planeta, espacios visibles y concretos que sean una parábola de fraternidad. El diálogo interreligioso es hoy como nunca, una exigencia, no una mera necesidad, y nunca debiera ser ya una mera anécdota en la vida de fe.

El diálogo interreligioso no puede limitarse a algunos encuentros entre los líderes religiosos más relevantes o entre expertos de unas y otras religiones. Para que sea significativo, para que geste de verdad un cambio en nuestra forma de vida, en nuestra forma de sentir las otras religiones, debe acontecer en la vida de todos los creyentes con la misma naturalidad con la que se viven otras propuestas. Mientras el hombre y la mujer " de a pie" no podamos acceder con facilidad a experiencias de diálogo, oración y convivencia con creyentes de otras tradiciones religiosas, no podremos hablar de auténtico diálogo interreligioso.

Hoy deberíamos tener el valor y la creatividad suficiente para crear comunidades-receptáculo, espacios capaces de acoger la hondura de la vivencia humana y espiritual de todos y de todas.

Ayer veía la larga cola de hermanos musulmanes que esperaban a las puertas de la parroquia que hay junto a  mi casa para recibir alimentos de Cáritas, hermosa labor, hermoso símbolo: a todos damos, sin mirar su credo o raza...Sí... pero ¿imagináis qué hermoso si además de compartir los alimentos se ofreciera un espacio en esa parroquia para alabar a Dios bajo diferentes nombres por los dones compartidos, por la generosidad de quienes nos los dan...? Eso crea problemas pastorales en muchos. Aparecen el miedo al sincretismo religioso, a la pérdida de identidad... de esta manera, seguimos cada uno en nuestras parcelas más o menos grandes o pequeñas, pero sin transitar los caminos del auténtico encuentro...¿Quién enseñará a las nuevas generaciones el valor del diálogo entre la religiones si nadie da el paso de favorecer espacios visibles y claramente interreligiosos? y si las nuevas generaciones no son educadas en tal capacidad de diálogo, los fundamentalismos seguirán encontrando abonado el camino.

Estoy muy cansada de escuchar todo tipo de críticas contra los musulmanes, generalmente en boca de personas que casi no tienen contacto con la realidad islámica. Mi gran inquietud es que, si seguimos poniendo dificultades al verdadero diálogo interreligioso que pasa por orar con el otro, por conocer al otro, por escuchar, por dejar fluir la amistad personal, por abrirse... si eso no comienza a darse, entonces seguiremos para siempre jamás sospechando unos de otros, juzgándonos unos creyentes a otros y nada cambiará.

Desde aquí pido valentía a los líderes religiosos, a los pastores, a los que pueden apoyar oficialmente el diálogo interreligioso. Os pido que no tengáis miedo. La fe es don de Dios, nadie se la da a nadie. Orar con otros hermanos de otras tradiciones no me resta un ápice de mi  fe cristiana, es más, la hace crecer, la enriquece, me lleva a revisar mis creencias...

Pido valentía a los creyentes, que nos abramos al Espíritu. Este mundo nuestro está enfermo de división, de violencia, de pobreza causada por unos pocos que lo quieren todo... Las religiones atesoran palabras y experiencias que son bálsamo e inspiración para la familia humana. Si las religiones conviven en paz, la paz será más posible.

Y... por desgracia, creo que el miedo está ganando el terreno a la fe. Lo percibo a mi alrededor en las zancadillas, obstáculos y críticas que se dirigen hacia los grupos que asumen el diálogo interreligioso con todas sus consecuencias. Sí, por desgracia, parece que el miedo puede aún más que la fe en este terreno.

martes, 21 de diciembre de 2010

CRECER ES ELEGIR

Hace un par de años me encontré con esta frase de Georges Moustaki: Crecer es elegir hasta convertir lo que uno ha nacido en lo que uno es.

En muchos de los talleres de interioridad con adolescentes les he propuesto esta frase como inicio o como final del trabajo. En general a los chavales no les cuesta entender el significado de la frase pero una cosa es comprender el sentido de las palabras y otra es llegar a intuir del periplo vital que nos plantea.

La frase iguala los verbos crecer y elegir: crecer es elegir. Este tema del elegir últimamente me da mucho que pensar porque la elección siempre conlleva posibilidad de error ya que elegir algo supone rechazar otras cosas. ¿Quién me asegura que aquello que hoy elijo es lo mejor lo bueno en la situación en la que y para la que realizo la elección? Y me da la impresión de que muchas veces dejamos de tomar decisiones y de afrontar elecciones porque tememos equivocarnos, como si equivocarse fuera un gran pecado o una gran mancha en nuestro currículo vital.

El concepto de elección atraviesa toda la Sagrada Escritura. El verbo "conocer"(en hebreo "yadah") utilizado sobretodo en los relatos de vocación de los profetas es un verbo que pertenece a la esfera sapiencial y que connota elección y afecto. Elección que es reconocimiento: Dios reconoce al profeta como hijo, como elegido. Previa se halla la elección del pueblo, de Israel. Pero, curiosamente, el que es elegido, en este caso el pueblo, olvida a Dios, se queja y busca otros dioses. La historia de la Alianza de Dios con Israel es una historia de una continua ruptura de la Alianza por parte del pueblo y de una continua búsqueda de conversión de los corazones por parte de Dios. Podríamos decir que Dios mismo parece equivocado en su elección, ha fijado sus ojos en un pueblo débil, de duro corazón, que no sabe reconocer la maravilla que Dios le ofrece con su Alianza. 

Sin embargo, Dios enseñará al pueblo que la Alianza que el propone reside en el corazón de cada persona y que proviene de Él. No es el hombre quien origina la Alianza, es Dios su fuente y origen y Él le es fiel eternamente: "Aunque tu padre y tu madre te abandonen, yo no te abandonaré". Más aún , es Dios mismo quien capacitará al pueblo para poder ser fiel a la Alianza: cambiará el corazón de piedra del pueblo, por un corazón de carne, es decir, un corazón capaz de acoger el espíritu de la Ley.

¿Qué nos puede aportar todo esto a la hora de vivir el riesgo de nuestas elecciones vitales? Desde mi punto de vista creo que entender que toda elección tiene un origen afectivo y de reconocimiento arroja luz a nuestros posibles fallos o equivocaciones. Nuestros afectos pueden estar desordenados (me pregunto si alguna vez están ordenados...). Elegimos movidos por múltiples motivaciones que nunca serán puras. Nuestra capacidad de reconocer aquello elegido como lo deseable y bueno en un momento dado puede provenir de un reconocimiento parcial, no completo. Junto con ello ¡cuántas veces no sólo no nos equivocamos, sino que acertamos de lleno en lo elegido!

La frase de Moustaki añade la idea de que nos construímos a nosotros mismos a base de elecciones. Así es, casi toda la vida consiste en elegir, en buscar las piezas que deseamos formen parte del puzzle de nuestra vida. Hay piezas que elegimos nosotros y otras que nos eligen... Hay elecciones que precisan ser mantenidas toda la vida a pesar de la dificultad para hacerlo y otras que pueden y deben evolucionar al ritmo de nuestro crecimiento personal.

El creyente, además, cuenta con la ayuda, el "plus", de la presencia amorosa de Dios que nos da su Espíritu, Aquel que ilumina las elecciones más hondas y definitivas. Mi experiencia más hermosa en este sentido ha sido la de sentime acogida y amada tanto en los aciertos como en las equivocaciones, en mi fortaleza y en mi debilidad. Ahí siento que yo soy elección de Dios, que Él ha optado por mí y no me retira su Amor jamás. Pero eso no quiere decir que Él decida por mí, al contrario, ese amor me lanza a ser responsable de mi vida para convertir lo que he nacido en lo que soy. Espero que, si llego a viejita, pueda mirar atrás y comprender que mis elecciones, acertadas o no, me hicieron más plenamente yo, felizmente yo. Os deseo lo mismo.

viernes, 17 de diciembre de 2010

El rostro es un imperativo ético que dice: no matarás (E. Lévinas)

MÍRAME A LOS OJOS

No tengas miedo,
yo no lo tengo.
Mírame a los ojos,
te estoy mirando,
busco tus pupilas y te ofrezco las mías.
No me opacan ahora muros convencionales,
descorro mis seguridades y mis velos,
adéntrate que no tengo miedo
más bien sed de abandonarme
y, si lo deseas, ser tu descanso.

No tengas miedo,
yo no lo tengo.
No llevo armas en el iris de mis ojos
y en tus ojos tampoco las encuentro.
Vacío mis cuencas de prejuicios, juicios y recuerdos,
vacío estos ojos míos de quejas y miedos
mas, si se asomaran fugaces nubes en estas pupilas,
no me niegues tu mirada,
yo no retiro la mía,
somos limitados seres que se miran.

Tú y yo, hermano, hermana, vulnerablemente frente a frente
en preámbulo de abrazo,
con nuestras historias a cuestas,
nos miramos,
más aún, nos contemplamos:
icono que contempla, icono contemplado,
una oportunidad para la transparencia,
ese es el milagro cuando nos miramos, hermano, hermana...

No tenemos miedo,
lo hemos anulado
con el poder de una mirada desnuda,
alejándonos de la posesión y la curiosidad,
profundamente contemplando.
El mundo mejora cuando nos miramos, hermana, hermano...

jueves, 16 de diciembre de 2010

FLORECER EN INVIERNO

La naturaleza es una fuente de sabiduría. Seguramente una de las grandes pérdidas de la vida urbanita sea la de tener cada vez menos contacto con el medio natural. Nada más pacificador que escuchar el silencio de un monte, el murmullo del mar en calma, el sonido del viento. Nada que nos resitúe más que contemplar la inmensidad del mar tempestuoso o sentirse minúsculo en la cima de una montaña.

Sí, la naturaleza nos habla del ser en estado puro. En la naturaleza cada elemento es lo que es. El árbol es árbol y no pretende ser otra cosa, la piedra es piedra, la flor es flor... Nosotros los humanos, a veces deseamos ser quienes no somos o camuflamos lo que somos bajo muchas máscaras.. La naturaleza nos habla del ser y del Ser.

Y también lo hace esa naturaleza en miniatura que son nuestras plantitas, esas que decoran y alegran nuestras casas. Me encantan las plantas pero no se me da muy bien cuidarlas, lo intento, pero casi siempre se me mueren, así que, llevaba tiempo sin tener plantas en casa para no vivir ese pequeño dolor de verlas morir sin saber porqué.

Pero el año pasado me animé a intentarlo de nuevo. Vida nueva, plantas nuevas y el deseo de aprender a cuidarlas. La primera que compré fue una clivia, es la planta que veis en las fotos. (no son fotos de mi planta, pero son clivias). Florece en primavera, sólo unos pocos días, el resto del año sigue creciendo pero sin flores.

Pues bien... Al regreso del puente, después de cinco días fuera de casa...¡mi clivia había florecido! Increíble. Y ahí está, lleva más de una semana floreciendo. Son florecillas en forma de campanilla, de color naranja suave, sencillas, suaves...Cada día me levanto y la miro y cuando llego a casa lo primero que hago es mirarla y le doy las gracias por regalarme en pleno invierno toda esa exhuberancia de color y belleza. Creo que ella me entiende y me habla con sus flores ...¿qué me dice? Pues simplemente que es posible florecer en invierno porque la vida verdadera está dentro de nosotros. Me dice que, a pesar de mis tristezas y desalientos, no deje de florecer. Me anima a permitir que emerja lo mejor que hay en mí aún cuando sea necesario regarlo con mis lágrimas. Cuando miro esta preciosa planta me emociono y la siento amiga y consoladora regalándome lo mejor que tiene: sus flores primaverales en pleno invierno como una palabra de ánimo y un impulso de vida.

BENDITA LA LUZ DE TU MIRADA II

Días atrás evoqué el poder de la mirada como recreadora de aquel que es mirado. Mi querida amiga Marisa me dedicó un día esa preciosa canción de Maná que dice "Bendita la luz de tu mirada desde el alma"...Pocas veces me han dedicado una canción, creo que nunca, por eso muy a menudo me descubro tarareando el estribillo y sintiendo que eso me reconforta, "escalfa el meu cor" (calienta mi corazón).

Hoy en Vitoria estamos a dos graditos bajo cero. Venía hacia mi despacho y los ojos me lloraban del frío y...me he puesto a tararear la canción de nuevo. Por eso he pensado que quería decir más cosas sobre la mirada.

Pienso en la importancia de la mirada en la educación. ¡Cuánto "poder" tiene la mirada de un/a profesor/a! Yo recuerdo algunas miradas de mis profesores y profesoras. Cuando eres niño/a esas cosas se te quedan grabadas: voces, olores, miradas...

Ya de mayor, siendo yo profesora, muchas veces me he dado cuenta de lo complejo que resulta poder mirar a tus alumnos/a a los ojos, a todos/as y todo el tiempo y de lo fácil que es lanzar "miradas generales". Cuando me adentré en la Eduación de la Interioridad una de las primeras cosas que trabajé muy conscientemente fue la mirada: mirar a cada chico y chica a los ojos, no permitirme "miradas generales". Mirar así, personalmente a cada uno, es estremecedor. No pocas veces he percibido que muchos chavales viven su primer momento clave en un taller o una convivencia a través de esa mirada.

De Don Bosco dicen que tenía esa fuerza amorosa en su mirada y que muchos chavales se decían unos a otros "Hoy D. Bosco no me ha mirado..." como sinónimo de algo triste. ¿Os imagináis que nuestros/as alumnos/as dijeran eso de nosotros? Querría decir que hemos hecho de nuestra mirada hacia ellos lugar de encuentro, palabra silenciosa, cauce de comunicación.

¡¡Despertemos nuestra mirada!! Despertemos nuestra capacidad no sólo de mirar sino de contemplar a cada chico, a cada chica. Que se sientan acogidos por una mirada amable, que se sientan reconocidos en su dignidad por una mirada profunda y amorosa, que se sientan escuchados por una mirada que les reconoce. Así en su corazón, algunos de ellos y de ellas podrá cantar "Bendita la luz de tu mirada desde el alma".

lunes, 13 de diciembre de 2010

Llamados a amar, creados para amar

Permitidme que profundice un poco más en el tema anterior. Arriesgarse a amar es todo un reto que cada persona soluciona como puede. Sin embargo, para mí como cristiana, hay un elemento clave: He sido creada por el Amor para amar. Cada religión tiene su forma de definir a Dios, los cristianos tenemos una definición para mí única, magistral, increible: DIOS ES AMOR. Así resulta que mi fe me dice que soy hija del Amor. Todo hijo se parece a sus padres, así pues... ¿puede ser que en mis genes resida la capacidad de amar? Creo que si. 

El Abbá que nos manifiesta Jesús, es Padre/Madre que ama locamente a sus hijos. Él nos llama a amar ("amaos unos a otros como yo os he amado") porque estamos creados por amor y en el amor. No podemos creer que el amor sea algo imposible en nosotros. Pero, ciertamente, constatamos que además del amor, en nuestro interior perviven el egoísmo, el miedo... y eso nos dificulta dejar fluir armoniosamente el amor que se nos ha dado. Ahi viene en nuestra ayuda Papá/Mamá Dios. Nos lo ha dado todo: a su Hijo que nos señala el camino y el Espíritu que es el mismísimo Amor de Dios vivendo en nosotros.

El sacramento del matrimonio es un signo muy hermosos de todo ello. Los esposos son los ministros del sacramento, pero el sacramento está ahí para completar, para dar fuerza al amor. Junto con la llamada, Dios siempre da fuerza, regala el "plus"que nos hace falta para vivir aquello a lo que somos llamados. "Te basta mi gracia, mi fuerza se realiza en tu debilidad" es lo que Dios dice a Pablo cuando éste experimenta su radical pequeñez e incapacidad. 

Amar a Dios también es permitirle que nos capacite para aquello para lo que nos llama. Cerrarse en los propios miedos nos acerca a Judas, que fue incapaz de creer en el poder de Dios para perdonar todo. Judas, embebido en su pecado, se aleja de la misericordia y se hunde en el abismo de la desesperanza que le lleva al suicidio. El contrapunto es Pedro: se deja mirar y surge el llanto sanador. Soy Judas cuando sólo me miro a mí y sentencio mi incapacidad para amar. Soy Pedro cuando, consciente de mi pequeñez, me dejo sin embargo mirar y sanar por la mirada amorosa de Dios. 

Así pues, mi fe me dice que "todo es posible para Dios", hasta que alguien imperfecto y frágil como yo pueda amar de corazón a otros. Mi fe me dice que soy hija del Amor y por ello capaz de amar. Dios me ha creado por amor y Dios me llama a amar. Podré quejarme y poner excusas, pero lo cierto es que si le dejo, Dios me dará todo cuanto necesito para saber amar. ¡Qué buena noticia!

ARRIESGARSE A AMAR

La fe es un riesgo porque confiar es un riesgo pero un riesgo que vale la pena. Hoy quiero animar y abrazar desde aquí a todas aquellas personas que han tenido y tienen el coraje de arriesgarse. Especialmente quiero abrazar y dar las gracias a las personas que se arriesgan a amar.

Hoy no está de moda hablar de amor para toda la vida. Ya sea en la amistad, ya sea en la pareja, parece que casi todo el mundo sospecha del amor. Con los adolescentes lo constato a menudo. En pocos años la sospecha ha ganado terreno a la confianza. "¿Para qué confiar en alguien si te puede traicionar?" terrible frase en boca de chicos y chicas de 12 a 16 años... Pero es lo que se respira alrededor. 

Hace poco en  una de las asignaturas de Teología que curso, en concreto Matrimonio, el profesor nos decía que una pareja no puede soñar con un proyecto común si se comienza pensando en lo que puede salir mal. Nos ponía este ejemplo: imagina que va a comprar un coche lleno de ilusión y en vez de recibirte el vendedor te recibe el técnico del garage y lo primero que te explica son todos los fallos que puede tener o la cantidad de modelos como ese que han tenido accidentes... Lo normal es que salgas pitando y no compres el coche. Adiós ilusión. Pues así pasa hoy. Parece que en cuestión de amistades o de parejas se va afincando una mentalidad de la sospecha. En lugar del sano realismo que nos dice que es normal que no todo sea color de rosa, se da cancha a pensamientos que dificultan mucho el "salto al vacío" del amor.

Por eso, desde aqui, doy mi más cordial enhorabuena a los que siguen confiando y arriesgándose a amar: a sus amigos, a su pareja, a su familia... Sin ese coraje de amar ,el mundo sería un lugar muy, pero que muy frío y no valdría la pena vivir en él.

Sin personas arriesgadas ¿qué sería este mundo? un auténtico aburrimiento, una fábrica de reacciones medidas y de pasos calculados. Necesitamos la locura del amor que nos lleva a dar saltos inimaginables desde la mera razón.

Enhorabuena a los creyentes, sí, a los que creeen en el amor y los arriesgan todo por él esperando contra toda esperanza. Ellos, vosotros, hacéis del mundo un lugar cálido. Ellos, vosotros, os parecéis más a Dios.

domingo, 12 de diciembre de 2010

La practicidad de ser espiritual

¿Sabemos a qué nos referimos cuando catalogamos a alguien de "espiritual"? Hace poco conversaba con una persona y me di cuenta de que esa persona diferenciaba claramente entre la espiritualidad y las cosas de cada día, de tal manera que aparecían casi como incompatibles: o se es espiritual o se es práctico. En ese momento no le di importancia, pero desde ayer me ronda por la cabeza cuál es el significado que le damos a lo espiritual y qué es lo que nos hace separarlo de la vida que llamamos "normal".

Desde mi experiencia, si lo espiritual o la espiritualidad no nace y se dirige hacia la vida, no es tal espiritualidad. Creo que lo espiritual es la esencia del hombre y de la mujer y, por lo tanto, trabajar nuestra espiritualidad es trabajar lo más genuino de cada uno y de cada una. 

Teilhard de Chardin tiene una expresión que me parece fabulosa y cierta: "No somos seres humanos que hacen una experiencia espiritual somos seres espirituales que hacen una experiencia humana". Ciertamente, si contraponemos lo espiritual a lo material y si seguimos dividiendo la realidad en sagrada y profana, entonces es normal que por espiritualidad entendamos lo meramente religioso-cultual y por espiritual entendamos una persona que se desentiende de las cosas materiales o que no las prioriza. A mi modo de ver nada más alejado de la realidad. En el contexto judeo-cristiano, la raíz de la revelación es la de un Dios que se manifiesta en la vida y para la vida. Los profetas en el AT clamarán una y otra vez contra una religión alejada de la vida, contra el culto que no nace de un corazón que ama a Dios y a los hermanos. El profeta del AT clama con toda fuerza contra la injusticia de los poderosos. Os invito a leer a Jeremías, os parecerá que un discurso así debería resonar en los foros internacionales actuales. 

Y si vamos al NT en Jesús de Nazaret no encontraremos a un asceta del desierto, sino a un hombre que habla y vive en la ciudad, en los pueblos, que se mezcla con las gentes, que denuncia la hipocresía de los que se creen "santos y puros" por cumplir determinados ritos. Baste repasar el Padre Nuestro, la oración cristiana por excelencia, poco se habla en ella de las cosas celestiales y mucho de las terrenales: el pan de cada día, el perdón de las ofensas, no caer en la tentación, ser librados del mal... y, en Mateo 26, el juicio final en función del amor al prójimo: "¿Cuándo te vimos desnudo y te vestimos, cuándo en la cárcel y te visitamos (...) Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de estos, conmigo lo hicisteis".

El Dios que se nos revela en Jesús es un Dios humano, persona. El Dios cristiano es el Dios de la vida, que vivifica al ser humano en este mundo y para las cosas de este mundo: "Sed astutos como serpientes y sencillos como palomas" dirá Jesús y "dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios". Todo ello no habla de separación sino de profundidad, de saber discernir, de mirar la vida con la mirada que permite que ésta desvele su auténtico origen y destino, ambos hondos y profundos, ambos inmensos, alejados de lo superficial.

Lo que nos aporta la espiritualidad auténtica (no el espiritualismo) es la apertura de todos nuestros sentidos internos para captar la realidad, toda realidad, en su original belleza y hondura. Por ello, todo hombre y toda mujer espiritual, serán seres amistosos, abiertos, dialogantes, positivos. 

Nadie más práctico que la persona espiritual, nada más práctico que la espiritualidad. Ser espiritual es ser inteligente, no comulgar con ruedas de molino de ninguna clase: ni civiles ni religiosas. Ser espirtual es comprender fascinado y sorprendido la sacralidad de todo y de todos y, por lo tanto, vivir amorosamente y, quien vive amorosamente es justo y es paciente y es servicial y es verdadero...

Me confirmo en lo dicho: nada más práctico que ser espiritual. 

jueves, 9 de diciembre de 2010

Cuatro verbos y el pan de la vida

Ya pasó el largo puente de la Immaculada. Lo he pasado conociendo un poquito de Castilla-León y lo que he conocido me ha enamorado.

Comparto con vosotros dos momentos y cuatro verbos. Los dos momentos fueron la navegación por el Canal de Castilla y la visita a la fábrica de harina, todo ello en Medina de Rioseco.

Primero me encontré navegando por un canal construído allá por el siglo XIX a pico y pala. El  Canal de Castilla nace de la idea de articular un eje de comunicación comercial, una red fluvial que hacia el norte llegara hasta Santander y por el sur hasta Madrid. Toda una obra de ingeniería que hoy costaría poco construir pero que en aquel momento supuso horadar la tierra a base de manos humanas.

Mientras navegaba apaciblemente por el Canal, pensaba en cuántas manos habían trabajado en la construcción de ese cauce, en cuánto sudor había regado el canal... Me dí cuenta, así, de que para que un buen día las cosas fluyan apaciblemente hay que vivir previamente momentos de duro trabajo. Es la fase de horadar la tierra, de eliminar obstáculos, de abrir camino...

Así pues, el primer verbo que comparto con vosotros es el verbo "fluir", un verbo que para poder ser conjugado en nuestra vida personal y social, precisa de otros tres. Esos tres verbos los encontré después en la visita a la fábrica de harina.

¿Alguna vez habéis pensado en todo el trabajo que se esconde detrás del trocito de pan que os váis a llevar a la boca? Pues yo a partir de la visita a la fábrica de hárina, ya no volveré a comer el pan de la misma manera.

La fábrica de Medina de Rioseco está junto al Canal. Es un edicifio que no llama la atención por fuera pero por dentro es un asombroso e intrincado puzzle de poleas, motores, cedazos, tubos... Todo absolutamente interconectado de piso a piso. Desde los cimientos de la fábrica alimentados por el agua del canal que mueve los ejes principales, hasta el último piso donde concluye el proceso, se descubre una maravillosa unidad. Esa fábrica me evocó mi propio interior: Yo también estoy configurada por diferentes "estancias" o "pisos" o "dimensiones" pero todo ello forma una unidad que soy yo misma.

En mí hay aguas subterráneas que a veces fluyen caudalosas y otras se secan. En la fábrica, cuando el agua no llevaba suficiente fuerza como para mover el rotor principal, se disponía de un motor para poner en marcha toda la maquinaria. A mí también me pasa, a veces no fluye (he aquí el verbo inicial o final) el agua de la vida, a veces me estanco, a veces no tengo fuerza y ¡qué necesario es disponer de motores alternativos! Os diré algunos de mis motores: cuando yo no puedo, se ponen en marcha el motor de la fe y de la esperanza; cuando yo no puedo, arranca su marcha el motor del amor: el amor que siento por otros me moviliza, el amor que recibo de otros me sostiene. ¿Cuáles son los motores de nuestra vida?

Y, hacia el final de la visita, la simpática mujer que nos lo explicó todo, resumió el proceso de fabricación de la harina en tres verbos: LIMPIAR, TRITURAR Y CERNER. Así de sencillo... Limpiar, triturar y cerner, los tres verbos que dan lugar al componente principal del pan, la harina... Y así es en la vida. El pan de la vida se origina conjugando estos tres verbos que son como tres tiempos vitales.

TIEMPO DE LIMPIAR:  Como para construir el Canal, es el tiempo de eliminar obstáculos, de hacer espacio, de abrir camino. Como para obtener una fina harina, es el tiempo de quitar impurezas, el tiempo de la primera criba. 

TIEMPO DE TRITURAR: El tiempo de permitir que la vida muela y haga fino lo que en nuestra persona es duro e impermeable. Dejarse triturar no es gustoso, duele y nos oponemos, por eso, como observé en la fábrica, hay que pasar por más de un punto de triturado. Los acontecimientos que nos trituran se suceden y repiten hasta que no oponemos resistencia y permitimos que se trasforme en polvo fino y suave toda nuestra dureza interior.

TIEMPO DE CERNER: cerner es el acto de pasar la harina por muchos y diferentes cedazos para conseguir una pureza mayor, para eliminar toda pequeña partícula de no-harina. El verbo griego crimeo significa separar, juzgar, discernir y de él vienen la palabra crisis y la palabra criba. De tal manera que podemos decir, siguiendo el ritmo que marca la fabricación de la harina, que también en cada persona se da un tiempo en el que es necesario separa el grano de la paja, es decir, ir a lo esencial de uno mismo. Un tiempo en el que es necesario saber juzgar, es decir, saber definir la propia vida en sus rasgos nucleares. Un tiempo en el que se debe discernir o cerner, es decir, eliminar todo aquello, por mínimo que sea, que nos separa de nuestra esencia, todo aquello que empeora el pan de la vida. Tantas veces esos cedazos que nos purifican del todo son las crisis que vamos atravesando y que funcionan como una criba que separa lo que soy de lo que no soy. Podríamos decir que el ser humano es una criatura "crítica" en el sentido de que nos vamos configurando en nuestra identidad atravesando crisis. Es conocido que en los caracteres chinos la palabra crisis viene representada por un ideograma que significa "oportunidad", y es que las crisis son una oportunidad para el discernimiento, para cerner la harina de la vida y dejarla más limpia y fina aún.

Así, tras estos tres tiempos, la vida interna fluye mejor, hay menos obstáculos y la navegación en las aguas del mundo transcurre más serena incluso en medio de todo tipo de dificultades.

Horadar la tierra interior: limpiar, triturar y cerner, para poder fluir. Así se amasa el pan de la vida.

Ya véis todo lo que puede enseñar una paseo por un canal y una visita a una fábrica de harina... Os lo recomiendo.

jueves, 2 de diciembre de 2010

Educar

Como veis me he tomado mi propio compás de espera. Creo que no todos los días se tienen cosas importantes que decir o que realmente valgan la pena, por eso no escribo cada día, es bueno silenciarse, dejar la tierra en barbecho y así permitir que emerjan ideas interesantes. No se trata de rellenar por rellenar...

Hoy quiero compartir contigo mis inquietudes en torno a la educación. Sabes que este blog pretende ser un lugar de reflexión en torno a la Educación de la Interioridad.... no sé si lo consigo o no, pero eso intento.

Por eso, hoy te propongo que reflexionemos juntos/as en torno al significado de la palabra EDUCAR. Seguro que sabes que su etimología viene del latín educere, que quiere decir "sacar, traer hacia fuera". Así, el acto de educar, es el acto de ayudar al otro a sacar la sabiduría que lleva dentro. A mí me gusta compararlo con un parto: la parturienta y el neonato son los protagonistas, pero necesitan ayuda, indicaciones certeras. Antes las comadronas eran esenciales. Me gusta esa figura de la comadrona. Generalmente eran y son mujeres que también han sido madres. Nada como ayudar a otro cuando tú mismo has hecho la experiencia...nada como ser ayudado por alguien que ha vivido lo que tú vives, que ha hecho el recorrido, que sabe por experiencia...

Pues, si aplicamos la metáfora del parto a la educación, podemos comparar a todo/a educador/a con un/a partero/a. Los/as educadores/as ayudamos a nuestros chavales a dar a luz lo mejor de sí mismos, no sólo en el ámbito cognitivo, sino en lo referente a su persona.

Precisamente hoy urge otorgar a la educación formal los espacios, tiempos y recursos para que los educadores puedan educar en este sentido. Pero para ello son necesarios, sobretodo, educadores auténticos, vocacionados, enamorados no tanto de su trabajo como de los alumnos, aunque en el caso de la vocación educativa ambos "amores" van de la mano.

Ser educador es una inmensa responsabilidad, pero hermosa. Ser educador supone, lo queramos o no, ser modelo: el alumno se fija en ti, te ve, te percibe...¿qué les transmitimos? El "curriculum oculto" es real. Educamos más con nuestras actitudes que con nuestras palabras y, quizá, se nos está olvidando.

La metáfora del parto nos puede ayudar porque será muy difícil guiar al alumno hacia el descubrimiento de sí mismo si el educador es ajeno a su propia identidad como adulto. Nadie da lo que no tiene. No puedo acompañar y guiar a mis alumnos en el camino de ser persona cabal, de descubrir mi sabiduría interior (no cognitiva) si yo no he transitado esos caminos.

Creo que no hace falta explicar más, es algo muy fácil de entender. Pero no por fácil hemos de pensar que no sea necesario traerlo al primer lugar de nuestra reflexión sobre la educación y más si nos situamos en el ámbito de la Educación de la Interioridad. Será muy difícil acompañar de verdad (empatizando, comprendiendo, esperando, sonriendo, amando, abrazando, mirando, acogiendo, despertando interrogantes y emociones, silenciando los ruidos...) si el que pretende acompañar no está en ese mismo proceso o no se ha dejado acompañar.

Hoy lo dejo aquí. Son unas ideas iniciales. Espero tus comentarios. Muy feliz puente, muy feliz vida.