La fe es un riesgo porque confiar es un riesgo pero un riesgo que vale la pena. Hoy quiero animar y abrazar desde aquí a todas aquellas personas que han tenido y tienen el coraje de arriesgarse. Especialmente quiero abrazar y dar las gracias a las personas que se arriesgan a amar.
Hoy no está de moda hablar de amor para toda la vida. Ya sea en la amistad, ya sea en la pareja, parece que casi todo el mundo sospecha del amor. Con los adolescentes lo constato a menudo. En pocos años la sospecha ha ganado terreno a la confianza. "¿Para qué confiar en alguien si te puede traicionar?" terrible frase en boca de chicos y chicas de 12 a 16 años... Pero es lo que se respira alrededor.
Hace poco en una de las asignaturas de Teología que curso, en concreto Matrimonio, el profesor nos decía que una pareja no puede soñar con un proyecto común si se comienza pensando en lo que puede salir mal. Nos ponía este ejemplo: imagina que va a comprar un coche lleno de ilusión y en vez de recibirte el vendedor te recibe el técnico del garage y lo primero que te explica son todos los fallos que puede tener o la cantidad de modelos como ese que han tenido accidentes... Lo normal es que salgas pitando y no compres el coche. Adiós ilusión. Pues así pasa hoy. Parece que en cuestión de amistades o de parejas se va afincando una mentalidad de la sospecha. En lugar del sano realismo que nos dice que es normal que no todo sea color de rosa, se da cancha a pensamientos que dificultan mucho el "salto al vacío" del amor.
Por eso, desde aqui, doy mi más cordial enhorabuena a los que siguen confiando y arriesgándose a amar: a sus amigos, a su pareja, a su familia... Sin ese coraje de amar ,el mundo sería un lugar muy, pero que muy frío y no valdría la pena vivir en él.
Sin personas arriesgadas ¿qué sería este mundo? un auténtico aburrimiento, una fábrica de reacciones medidas y de pasos calculados. Necesitamos la locura del amor que nos lleva a dar saltos inimaginables desde la mera razón.
Enhorabuena a los creyentes, sí, a los que creeen en el amor y los arriesgan todo por él esperando contra toda esperanza. Ellos, vosotros, hacéis del mundo un lugar cálido. Ellos, vosotros, os parecéis más a Dios.
4 comentarios:
Elena, me ha encantado el ejemplo del coche. Muchas veces no arriesgamos (no arriesgo) porque pensamos sólo en lo que puede salirnos mal y esto puede llevar, lamentablemente, a dejar escapar oportunidades de felicidad.
Jesús arriesgó aún sabiendo que ello suponía sufrimiento, pero lo hizo por amor. Maravilloso testimonio que tenemos los creyentes.
Un abrazo muy fuerte y mil gracias por todo (tu material, tu presencia, tus invitaciones a pensar, ....)
Gracias a ti Lidia, por arriesgar junto a los chavales.
Preciosa reflexión, Elena...
Yo diría que toda relación profunda es arriesgada, pero suele merecer la pena arriesgar…No se gana sin arriesgar y nunca se pierde si se ha intentado.
Feliz noche
Amaia
Así es, Amaia, siempre la vale la pena, aunque a veces la pena sea mucha. buenas noches
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