MÍRAME A LOS OJOS
No tengas miedo,
yo no lo tengo.
Mírame a los ojos,
te estoy mirando,
busco tus pupilas y te ofrezco las mías.
No me opacan ahora muros convencionales,
adéntrate que no tengo miedo
más bien sed de abandonarme
y, si lo deseas, ser tu descanso.
No tengas miedo,
yo no lo tengo.
No llevo armas en el iris de mis ojos
y en tus ojos tampoco las encuentro.
Vacío mis cuencas de prejuicios, juicios y recuerdos,
vacío estos ojos míos de quejas y miedos
mas, si se asomaran fugaces nubes en estas pupilas,
no me niegues tu mirada,
yo no retiro la mía,
somos limitados seres que se miran.
Tú y yo, hermano, hermana, vulnerablemente frente a frente
en preámbulo de abrazo,
con nuestras historias a cuestas,
nos miramos,
más aún, nos contemplamos:
icono que contempla, icono contemplado,
una oportunidad para la transparencia,
ese es el milagro cuando nos miramos, hermano, hermana...
No tenemos miedo,
lo hemos anulado
con el poder de una mirada desnuda,
alejándonos de la posesión y la curiosidad,
profundamente contemplando.
El mundo mejora cuando nos miramos, hermana, hermano...
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