La Vida se manifiesta en nuestras vidas siempre y cuando mantengamos abiertos los caminos del interior. El actual ritmo de vida y los requerimientos de nuestra sociedad dificultan cada vez más ese acceso al interior personal en el que se encuentran las materias primas para la construcción de nuestras vidas. Sin darnos cuenta, nos autoexiliamos de nuestro hogar interior. Allí, utilizando la imagen del Maestro Eckhart, Dios se encuentra como en su casa, pero nosotros nos sentimos extranjeros.

Educar la Interioridad es favorecer los procesos y proporcionar las herramientas que nos permitan volver a casa, al hogar interior para desde allí vivir unidos a los demás, al mundo, a Dios.

jueves, 16 de diciembre de 2010

FLORECER EN INVIERNO

La naturaleza es una fuente de sabiduría. Seguramente una de las grandes pérdidas de la vida urbanita sea la de tener cada vez menos contacto con el medio natural. Nada más pacificador que escuchar el silencio de un monte, el murmullo del mar en calma, el sonido del viento. Nada que nos resitúe más que contemplar la inmensidad del mar tempestuoso o sentirse minúsculo en la cima de una montaña.

Sí, la naturaleza nos habla del ser en estado puro. En la naturaleza cada elemento es lo que es. El árbol es árbol y no pretende ser otra cosa, la piedra es piedra, la flor es flor... Nosotros los humanos, a veces deseamos ser quienes no somos o camuflamos lo que somos bajo muchas máscaras.. La naturaleza nos habla del ser y del Ser.

Y también lo hace esa naturaleza en miniatura que son nuestras plantitas, esas que decoran y alegran nuestras casas. Me encantan las plantas pero no se me da muy bien cuidarlas, lo intento, pero casi siempre se me mueren, así que, llevaba tiempo sin tener plantas en casa para no vivir ese pequeño dolor de verlas morir sin saber porqué.

Pero el año pasado me animé a intentarlo de nuevo. Vida nueva, plantas nuevas y el deseo de aprender a cuidarlas. La primera que compré fue una clivia, es la planta que veis en las fotos. (no son fotos de mi planta, pero son clivias). Florece en primavera, sólo unos pocos días, el resto del año sigue creciendo pero sin flores.

Pues bien... Al regreso del puente, después de cinco días fuera de casa...¡mi clivia había florecido! Increíble. Y ahí está, lleva más de una semana floreciendo. Son florecillas en forma de campanilla, de color naranja suave, sencillas, suaves...Cada día me levanto y la miro y cuando llego a casa lo primero que hago es mirarla y le doy las gracias por regalarme en pleno invierno toda esa exhuberancia de color y belleza. Creo que ella me entiende y me habla con sus flores ...¿qué me dice? Pues simplemente que es posible florecer en invierno porque la vida verdadera está dentro de nosotros. Me dice que, a pesar de mis tristezas y desalientos, no deje de florecer. Me anima a permitir que emerja lo mejor que hay en mí aún cuando sea necesario regarlo con mis lágrimas. Cuando miro esta preciosa planta me emociono y la siento amiga y consoladora regalándome lo mejor que tiene: sus flores primaverales en pleno invierno como una palabra de ánimo y un impulso de vida.

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