La Vida se manifiesta en nuestras vidas siempre y cuando mantengamos abiertos los caminos del interior. El actual ritmo de vida y los requerimientos de nuestra sociedad dificultan cada vez más ese acceso al interior personal en el que se encuentran las materias primas para la construcción de nuestras vidas. Sin darnos cuenta, nos autoexiliamos de nuestro hogar interior. Allí, utilizando la imagen del Maestro Eckhart, Dios se encuentra como en su casa, pero nosotros nos sentimos extranjeros.

Educar la Interioridad es favorecer los procesos y proporcionar las herramientas que nos permitan volver a casa, al hogar interior para desde allí vivir unidos a los demás, al mundo, a Dios.

lunes, 7 de mayo de 2012

¡Abre los ojos!

Abre los ojos, no los cierres jamás,se te ha dado una mirada para acariciar la vida con unas pupilas bañadas en amor.
Abre los ojos, ¡regala tu mirada! La creación entera, cada ser, microcosmos y macrocosmos, anhelan quedar impregnados por la caricia de tus abiertos ojos.
Abre los ojos, ante ti desfila la Vida, ¿no la ves? latiendo en miles de diminutos gestos, de imperceptibles guiños, de vibrantes acontecimientos íntimos y ocultos.
No duermas, mantente en vela, abre tus ojos, templa tu mirada en la contemplación silenciosa que comunica sabiduría, que atempera el alma y preña la palabra de luz.
No mires, contempla.  No busques, déjate encontrar. ¡Abre los ojos! Ojos del alma, del cuerpo y del corazón. Deja que se filtren en tus secas pupilas dos gotas frescas de fe...
Abre los ojos...¡Hay tanta Vida saludándote!¡Hay tantas manos tendidas, tantos abrazos abiertos hacia ti...!
No duermas, no decaigas, no desistas...¡Abre los ojos! ¡Despierta!
¡Abre los ojos!... Vive. 
Tú sólo...¡Abre los ojos!


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