Besos, abrazos, reencuentros... Saludo a personas con las que me siento en casa. Comienzsan dos días densos de trabajo, pero en ese ambiente que transforma el trabajo duro en fiesta, en alegría, en ilusión y que da como fruto propuestas y realidades excelentes. Me sorprende y emociona este grupo, su creatividad, su ritmo de trabajo. Son admirables. Me despido llena de energía, bañada en cariño. Nos volveremos a ver y, mientras tanto, el proyecto seguirá evolucionando, creciendo junto con ellos y ellas.
Otro grupo me recibe al día siguiente. Algunas caras conocidas que me hacen sentir lo rápido que pasa el tiempo... Una vez más asisto emocionada al inicio de otro proyecto. De nuevo esas familiares expresiones de nervios en el rostro y en las palabras. ¡Vuelta a empezar! pero... ¡con tanto aprendido! Me siento simplemente portavoz de otros caminos ya recorridos, de otros matices encontrados caminando juntos/as... Todo ello me otorga una gran tranquilidad, sé que podemos, sé que saldrá bien. Hay ALguien empeñado en ello y hay muy buneos/as operarios/as.
Me invade una maravillosa sensación de comunión. Nace en lo más profundo de mi corazón un gigante GRACIAS que desearía poder pronunciar ante cada uno de aquellos y aquellas que han confiado y confían en mí, que se dejan llevar "más allá", que recrean lo que comparto y lo hacen crecer, lo embellecen...
Finalmente las personas, los rostros concretos, los nombres, las confidencias sorprendentes... No pueden las palabras alcanzar a expresar tanta vida compartida, tanta belleza, tanta sensibilidad, tanta exquisitez.
¡GRACIAS!
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