Hay para todos, sí hay de todo para todos. Que nadie nos haga creer que no es así. La gran patraña que nos han vendido es que no hay suficiente para todos. La realidad es otra: no puede haber para todos si unos pocos quieren más, no hay para todos si no estamos dispuestos a vivir de otra manera. La vida puede ser más sencilla, no hace falta tanto.
Hay para todos si aprendemos a compartir y hacerlo quiere decir simplificar la vida, crecer en generosidad, vivir empáticamente, salir del "yo" para entrar de lleno en el "nosotros", perder ciertas comodidades... ¿Queremos eso? Si lo quisiéramos de veras quizá sería posible, quizá...
Viendo la película "Elysium" me ha parecido ver esa verdad, que no hay porque unos pocos no quieren que haya. Que la única verdad, la unica realidad es que todo es de todos, absolutamente todo: el alimento, el agua, la belleza, los avances que ayudan a la salud, las cosas bonitas y divertidas y el planeta entero. Eso de las fronteras, eso de las etiquetas... Eso es creación de un "ego" al que le asusta el Todo, le asusta el "nosotros", pero podemos aprender a calmar a ese niño llorón que llevamos dentro saliendo de nuestras falsas e ilusorias fronteras. Nadie es un "sin papeles", nadie es de aquí o de allá, todos somos de "aquí", todos somos de la tierra... Todos sabemos de donde somos
2 comentarios:
Hace años conocí a Ignacio Ellacuría, días antes de ser asesinado por el ejercito salvadoreño en la universidad de la UCA en San Salvador. En esos días, en una entrevista que le hizo la entonces joven periodista Mercedes Milá, acompañado por su compañero jesuita Jon Sobrino, hizo una propuesta que se me quedó grabada entonces: proponía como solución para este mundo una "austeridad compartida". Hoy sigue siendo válida.
Así es. Qué afortunado tú la conocer a Ellacuría personalmente. Un abrazo.
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