Dos artistas. Ella, serbia (Marina Abramovic), él alemán (Ulav). Se conocieron en Amsterdam en 1976. Tras sentir que la relación tocaba a su fin, decidieron poner fin a la misma realizando un acto maravilloso: cada uno recorrería la Gran Muralla china comenzando por los extremos opuestos , al coincidir en el centro, se abrazarían y se despedirían para siempre. Así lo hicieron.
23 años después, ella realiza una performance en el Moma. Consiste en mirar a los ojos durante un minuto a quien se siente frente a ella. ¿Quién podía imaginar que una de las personas que se sentaría frente a ella sería el gran amor de su vida de quien se despidió en la Gran Muralla china?
Me pregunto...¿ qué me pasaría, qué nos pasaría si nos diéramos la posibilidad de sentarnos y mirar a los ojos, conectados con el corazón, a quien quiera que se sentara en la otra silla?
Riesgo, hondura, emoción, conexión, vulnerabilidad, no control...
Mirad qué belleza. La Vida desborda.
1 comentario:
Uf! tierna historia y lo que es más todavía, que a cualquiera de nosotros nos pasa y que alguna vez nos ha pasado y quisiéramos tener esa oportunidad (por un minuto)... Y todo esto con los ojos abiertos de ahí la importancia de la mirada, de verte reflejado en los ojos del que mira... pero si no tuviéramos esa mirada? Nuestro cuerpo tiene otros "ojos" para seguir mirando...
(Ah! aprovecho para decirte que el cambio de look del blog esta logrado)
Feliz semana!!
Mirémonos para re-conocernos!
http://www.youtube.com/watch?v=IQ98I5ctHqg
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