La Vida se manifiesta en nuestras vidas siempre y cuando mantengamos abiertos los caminos del interior. El actual ritmo de vida y los requerimientos de nuestra sociedad dificultan cada vez más ese acceso al interior personal en el que se encuentran las materias primas para la construcción de nuestras vidas. Sin darnos cuenta, nos autoexiliamos de nuestro hogar interior. Allí, utilizando la imagen del Maestro Eckhart, Dios se encuentra como en su casa, pero nosotros nos sentimos extranjeros.

Educar la Interioridad es favorecer los procesos y proporcionar las herramientas que nos permitan volver a casa, al hogar interior para desde allí vivir unidos a los demás, al mundo, a Dios.

martes, 9 de diciembre de 2014

Mi espacio interior.

Aquí estoy, sentada en un nuevo espacio exterior. Espacio bello, luminoso que sugiere tantas posibilidades... Me siento y me vivo bendecida, afortunada, privilegiada en medio de tantas situaciones personales dolorosísimas.

Cierro los ojos percibiendo como esa belleza exterior queda impresa en mis retinas y realizo un acto de voluntad: quiero reconstruir también mi espacio interior. Un deseo recorre mi piel y mi pensamiento y se ancla en mi corazón. Un deseo de renovación, de mudar la piel, de ir más allá de lo conocido, de volver a aventurarme sin precisar mapas, mecida tan solo por la confianza del corazón: "si la confianza de corazón estuviera en el inicio de todo, tú llegarías lejos, muy lejos".

Nuevos contornos externos, más bonitos, más silenciosos, más amplios. Mejores materiales de construcción. Más calorcito. Más comodidades. Posibilidades en cada rincón. ¿Podría ser esa la descripción hoy de mi interior?

Quiero reconstruir mi espacio interior. Nunca nada es definitivo. Nunca nada es para siempre, sólo el Amor. Todo fluye, todo cambia "y si todo cambia, que yo cambie no es extraño".

Hoy más que nunca, "interiorismo" e interioridad... ¡se unen!. 

¡Bienvenida a la República inter-dependiente de mi Casa!


No hay comentarios: