NAVIDAD CON MARÍA
Todo el mundo habla de tu pequeñín, María.
Llegan a Belén y caen de rodillas ante él, le miran,
hablan de él.
Es normal, creo yo. Cuando nace un niño todo el mundo se
fija en él, es lo que toca, es lo que nos sale. Pero yo hoy quiero mirarte a
ti, María.
Fijarme en tu cara de cansancio después del camino y el
duro parto. Observar cómo miras a José con cariño y agradecimiento pues ¡te
cuida tan bien! Decidió no repudiarte, no dar cancha al susto por tu extraño
embarazo. No quiso desembarazarse de ti que es lo que hacemos cuando sentimos
miedo, sino embarcarse él también en la loca aventura de Dios en la tierra. Por
eso y mil cosas más que sólo vosotros sabéis miras con amor a José. Así aprendo
de tu mirada a mirar con amor a mis compañeros en el camino de la vida. Aprendo
a venerar las decisiones íntimas de los que quiero. Aprendo a dejarme cuidar
cuando es preciso y yo sola no llego. Aprendo a mirar a mi amado como compañero.
Quiero fijarme en cómo miras al niño. Le miras como a
hijo de tus entrañas aunque sabes que pertenece entrañablemente al mundo
entero. Le miras con amor e interrogantes, así aprendo de tu mirada a respetar
el Misterio. Aprendo, mirándote, a parir yo al Dios que llevo dentro.
María, mujer-niña-madre-esposa. Divinamente humana,
humanamente divina. Mirarte a ti dilata mi mirada y me abre a otro
conocimiento.
Te
deseo de todo corazón… ¡¡FELIZ NAVIDAD!! Que María te enseñe a contemplar el
Misterio de la Vida en la vida.
Con
gran cariño
ELENA
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