Faltaban quince días para que terminara agosto y yo ya pensaba en ti. Mi familia me decía: "¿En qué piensas?" y yo sonreía porque estaba pensando en ti. Pasaba de nuevo ratos en el ordenador que llevaba apagado desde finales de julio, recuperando archivos, reorganizando carpetas, revisando material mientras mi gente veía una peli en el salón. Ya me llegaban mensajes al grupo de wtsupp. Todo me anunciaba tu llegada y mi regreso.
Por la noche, antes de dormir, los últimos días de agosto, pasaba un buen rato imaginando este día. El regreso. Volver a ver los rostros tan conocidos de mis compañeros. Escuchar como les había ido el verano. Comprobar en sus gestos y palabras su nivel de ilusión o desencanto.
También en esos últimos momentos, antes de domir, pensaba en ti, en todo lo que deseo hacer por ti, en cómo sacar lo mejor de mí para ayudarte a ti.
Y ayer, de nuevo, sonó el despertador y me levanté de la cama perezoso, pero ilusionado. Mi familia me tomó el pelo un rato, nos reímos juntos, pero sé que todos están de mi lado. Saben que amo lo que hago, lo que soy, lo que configurará gran parte de mis días y mis noches hasta el próximo verano.
Y es que yo, SOY MAESTRO/A... Maestro/a de corazón.
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