La Vida se manifiesta en nuestras vidas siempre y cuando mantengamos abiertos los caminos del interior. El actual ritmo de vida y los requerimientos de nuestra sociedad dificultan cada vez más ese acceso al interior personal en el que se encuentran las materias primas para la construcción de nuestras vidas. Sin darnos cuenta, nos autoexiliamos de nuestro hogar interior. Allí, utilizando la imagen del Maestro Eckhart, Dios se encuentra como en su casa, pero nosotros nos sentimos extranjeros.

Educar la Interioridad es favorecer los procesos y proporcionar las herramientas que nos permitan volver a casa, al hogar interior para desde allí vivir unidos a los demás, al mundo, a Dios.

miércoles, 9 de septiembre de 2020

Dar el "do de pecho": Amar al alumno

Cuando estudiaba magisterio, teníamos en el aula de música (me especialicé en Educación Musical) una frase en la pared "Que el alumno ame la música", ese era el objetivo, el faro, el horizonte de un maestro de educación musical. Pero junto a ello, se repetía en muchas de las asignaturas y en boca de diferentes profesores, lo esencial de que "el profesor ame a sus alumnos".

Tiempo después, cuando me estrené en un aula, en todo momento, sobretodo cuando me sentía sobrepasada, caundo me sentía sin recursos, esa frase se hizo "un mantra" para mí.

Descubrí que el amor es el camino, que el amor ha de ser la atmósfera educativa, que si el alumno/a se siente amado, no en general, sino "en concreto", entonces las dificultades lo son un poco menos.

Si el/la maestro/a AMA AL ALUMNO, el/la alumno/a, en cierta media amará la materia, se le dé mejor o peor, porque durante los minutos de impartición de esos contenidos, los recibirá de alguien que le mira con respeto y cariño, quizá lo que más ame llegue a ser la presencia de su maestro y no recuerde después bien la asignatura.

Y ahí es donde sé de buena tinta, que nuestros maestros y maestras están ya dando el "do de pecho". Están traspasando todos los límites impuestos de mascarillas y distancias, para hacer llegar a sus alumnos una presencia amorosa, paciente, ilusionada y esperanzada.

                                                                                                                                                                     Ayer, en una de las formaciónes on line que estoy impartiendo, una educadora nos explicaba con un nivel de sinceridad precioso, lo duro que había sido para ella el confinamiento y el post-confinamiento, nos describía su nivel de ansiedad. Y entonces nos dijo que, todo eso había durado hasta el momento exacto en que hacía unos días había comenzado a recibir a los niños en el cole, nos decía que "al comenzar a tomar la temperatura, indicar por donde ir, dar la bienvenida, se me pasó todo". Y yo, escuchaba esto y contenía mi alegría y mis lágrimas, porque ahí estaba, en carne y hueso, una maestra de corazón. Ahí estaba ella diciendo en voz alta lo que tantos y tantas están sintiendo y viviendo y, seguramente, no lo dicen.

Así lo viven ya miles de profes en toda nuestra geografía. Así son los/as maestros/as de verdad, los /as vocacionados. Sabedores de su debilidad, con sus límites y miedo como todo ser humano, pero cuando están con sus niños, con sus chavales ¡se olvidan de todo! Y entonces, el niño, el joven se siente amado, se siente especial, se siente apoyado y eso le da alas... ¡y cómo necesitamos recuperar el alto vuelo!

Como sociedad hemos de cuidar de nuestros maestros y maestras. No son héroes ni falta que les hace. Son personas como tú y como yo pero que han recibido el don de SER EDUCADORES/AS. Ese don es un tesoro de incalculable valor para la sociedad, para el bien común. Debemos cuidarlos.

Ahí están, ellos y ellas, hoy, dando el "do de pecho" en esta sinfonía una tanto desafinada del tiempo de pandemia.

¡GRACIAS, MIS QUERIDOS MAESTR@S!

3 comentarios:

Bárbara dijo...

Gracias Elena! He tenido momentos en los que me he planteado mi vocación, mi profesión porque "no sentía lo mismo que antes"... estaba cansada, estresada, con otro tipo de problemas que ocupaban mi pequeña mente, y me sentía con poca capacidad, incluso con poco amor.
Justamente hoy he empezado a ver a algunos de mis nuevos alumn@s de P3 y han sido casi 2horas de ilusión, tranquilidad y emoción. Un regalo. He sentido que los quería y me ha vuelto la confianza, a pesar de que soy consciente de las dificultades del momento y de que los maestr@s solo somos personas y a veces la ilusión nos falla, como a todos. Seguiremos intentando dar ese Do de pecho, con ilusión y esperanza. Gracias a los niños y niñas y a sus familias por confiar en nosotr@s!

Unknown dijo...

Gracias de corazon Elena!!!!
El confinamiento ha sido muy duro para toda la comunidad educativa: alumnos, profesores, PAS y familias.
Cerrar el curso y recibir solo a algunos alumnos que terminaban su ESO, y aquelos que preparaban la Selectividad fue triste, y agridulce.
Comenzaremos con la ilusion con la que YA llevamos dias preparando el reencuentro. ¡ Que ganas de verles, oirles, y tenerles en las aulas!

Elena dijo...

Gracias por vuestros comentarios, Bárbara y "anonymus". Adelante.