La Vida se manifiesta en nuestras vidas siempre y cuando mantengamos abiertos los caminos del interior. El actual ritmo de vida y los requerimientos de nuestra sociedad dificultan cada vez más ese acceso al interior personal en el que se encuentran las materias primas para la construcción de nuestras vidas. Sin darnos cuenta, nos autoexiliamos de nuestro hogar interior. Allí, utilizando la imagen del Maestro Eckhart, Dios se encuentra como en su casa, pero nosotros nos sentimos extranjeros.

Educar la Interioridad es favorecer los procesos y proporcionar las herramientas que nos permitan volver a casa, al hogar interior para desde allí vivir unidos a los demás, al mundo, a Dios.

martes, 4 de octubre de 2022

El baile de la obediencia

 

EL BAILE DE LA OBEDIENCIA 
Poema de MADELEINE DELBREL (1904-1964)


Si estuviéramos contentos de ti, Señor,
no podríamos resistir a esa necesidad de danzar que desborda
el mundo y llegaríamos a adivinar qué danza es la que te gusta
hacernos danzar, siguiendo los pasos de tu Providencia

Porque pienso que debes estar cansado
de gente que hable siempre de servirte
con aire de capitanes;
de conocerte con ínfulas de profesor;
de alcanzarte a través de reglas de deporte;
de amarte como se ama un viejo matrimonio.          

Y un día que deseabas otra cosa
inventaste a San Francisco
e hiciste de él tu juglar.
Y a nosotros nos corresponde dejarnos inventar
para ser gente alegre que dance su vida contigo.

Para ser buen bailarín contigo
no es preciso saber adónde lleva el baile.
Hay que seguir, ser alegre,
ser ligero y, sobre todo, no mostrarse rígido.
No pedir explicaciones de los pasos que te gusta dar.
Hay que ser como una prolongación ágil y viva de ti mismo
y recibir de ti la transmisión del ritmo de la orquesta.
No hay por qué querer avanzar a toda costa
sino aceptar el dar la vuelta,
ir de lado, saber detenerse y deslizarse en vez de caminar.
Y esto no sería más que una serie de pasos estúpidos
si la música no formara una armonía.

Pero olvidamos la música de tu Espíritu
y hacemos de nuestra vida un ejercicio de gimnasia;
olvidamos que en tus brazos se danza,
que tu santa voluntad es de una inconcebible fantasía,
y que no hay monotonía ni aburrimiento
más que para las viejas almas
que hacen de inmóvil fondo
en el alegre baile de tu amor.

Señor, muéstranos el puesto
que, en este romance eterno iniciado entre tú y nosotros,
debe tener el baile singular de nuestra obediencia.
Revélanos la gran orquesta de tus designios,
donde lo que permites toca notas extrañas
en la serenidad de lo que quieres.

Enséñanos a vestirnos cada día con nuestra condición humana
como un vestido de baile, que nos hará amar de ti
todo detalle como indispensable joya.
Haznos vivir nuestra vida,
no como un juego de ajedrez en el que todo se calcula,
no como un partido en el que todo es difícil,
no como un teorema que nos rompe la cabeza,
sino como una fiesta sin fin donde se renueva el encuentro contigo,
como un baile, como una danza entre los brazos de tu gracia,
con la música universal del amor.

Señor, ven a invitarnos.


Nos rodea una orquesta desafinada de horrores. El sonido estridente del ego humano más ciego adopta la forma de bombas, muertos, hambrunas, asfixia vital que se vocea desde todos los medios.


¿Dónde escuchar algo diferente? ¿Dónde de podemos escuchar el susurro alegre de la vida verdaderamente humana? ¿Existe alguna palabra que dé vida y oxígeno, que venga preñada de verdad?


Te invito a fijar tus ojos en Jesús. Contempla en tu corazón su vida, deja que resuenen en tu alma sus palabras. Ve a lo escondido. Entra en tu habitación. Desconecta el móvil. ESCUCHA, sólo escucha...


Te prometo que sin apenas hacer nada, una horizonte nuevo amanecerá para ti. Y el Dios de vivos, el Dios que crea y da Vida, te invitará a danzar sin fin. Dios mismo será tu música y tu tierra y su Aliento creará en ti el movimiento. Y no podrás sino obedecer ese ritmo vital que en todo está impreso y que nos conduce, si nos dejamos invitar, si nos dejamos llevar, a lo humano verdadero: EL AMOR, LA TERNURA, LA FRATERNIDAD.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Me ha gustado mucho y me invita, de nuevo, a vivir este día DANZANDO con Jesús y dejándome llevar al ritmo de su música y espíritu. Gracias

Idoia Azpilicueta dijo...

Muchas gracias Elena. Una ayuda para VIVIR CON JESÚS

Elena dijo...

Gracias, Idoia, sigamos viviendo con y como Jesús pase lo que pase.

Elena dijo...

Me alegra que está entrada te inspire. Te ánimo a seguir conociendo a Madeleine Delbrel