La Vida se manifiesta en nuestras vidas siempre y cuando mantengamos abiertos los caminos del interior. El actual ritmo de vida y los requerimientos de nuestra sociedad dificultan cada vez más ese acceso al interior personal en el que se encuentran las materias primas para la construcción de nuestras vidas. Sin darnos cuenta, nos autoexiliamos de nuestro hogar interior. Allí, utilizando la imagen del Maestro Eckhart, Dios se encuentra como en su casa, pero nosotros nos sentimos extranjeros.

Educar la Interioridad es favorecer los procesos y proporcionar las herramientas que nos permitan volver a casa, al hogar interior para desde allí vivir unidos a los demás, al mundo, a Dios.

jueves, 9 de noviembre de 2023

"Seamos un tilín mejores y mucho menos egoístas"

   CITA CON ÁNGELES .Silvio Rodríguez

Creo que no aprendemos. La historia de violencia de la humanidad es una lista interminable y... no aprendemos. Hoy vuelvo a esta canción.


Desde los tiempos más remotos
Vuelan los ángeles guardianesSiempre celosos de sus votosContra atropellos y desmanes
Junto a las cunas infantilesJunto los tristes moribundosCuentan que velan los gentilesSeres con alas de otro mundo
Cuando este ángel surca el cieloNo hay nada que se le asemejeEl fin de su apurado vueloEs la sentencia de un hereje
No se distraiga ni demoreTodo es ahora inoportunoVa rumbo al campo de las floresDonde la hoguera espera a Bruno
Se lanza un ángel de la alturaCaída libre que da fríoLa orden de su jefaturaEs descender hasta Dos Ríos
Es 19 y también mayoMonte de espuma y madre sierraCuando otro ángel a caballoCae con los pobres de la tierra
Dicen que al filo de la unaUn angelote compasivoPasó delante de la lunaSobrevolando los olivos
Y cuentan que con mala mañaFue tiroteado su abanicoJusto a la hora que en EspañaSe asesinaba a Federico
Un bello arcángel aleteaJunto a un gran pájaro de hierroProcura que un hombre lo veaPara ahuyentar cien mil destierros
Pero el arcángel se sofocaY un ala azul se le lastimaY el ave negra abre la bocaCuando atraviesan Hiroshima
Dejando un surco luminosoPor sobre Memphis, TennesseePasó volando presurosoUn ser alado en frenesí
Iba vistiéndose de lutoIba llorando el querubínE iba contando los minutosDe Dios y Martin Luther King
El ángel pasa bajo un puenteDespués rodea un rascacielosParque central, lleno de genteNo se da cuenta de su vuelo
Cuánta utopía será rotaY cuánto de imaginaciónCuando a la puerta del DakotaLas balas derriben a John
Septiembre aúlla todavíaSu doble saldo escalofrianteTodo sucede un mismo díaGracias a un odio semejante
Y el mismo ángel que allá en ChileVio bombardear al presidenteVe las dos torres con sus milesCayendo inolvidablemente
Desesperados, los querubesToman los cielos de la TierraY con sus lápices de nubesPintan adioses a las guerras
El mundo llena los balconesY exclama al fin, "Esta es mi lucha"Pero el señor de los cañonesNo mira al cielo ni lo escucha
Pobres los ángeles urgentesQue nunca llegan a salvarnos¿Será que son incompetentesO que no hay forma de ayudarnos?
Para evitarles más doloresY cuentas del sicoanalistaSeamos un tilín mejoresY mucho menos egoístasSeamos un tilín mejoresY mucho menos egoístas

lunes, 9 de octubre de 2023

La vida descarrilada

      Si nosotros, los que estamos en los campos de prisioneros de cualquier parte del mundo solo salvamos nuestros cuerpos, será insuficiente. Al fin y al cabo, no se trata de mantenernos con vida a toda costa, sino de cómo nos mantenemos con vida. A veces creo que cada nueva situación, ya sea buena o mala, puede enriquecernos con nuevas perspectivas. Y si nosotros abandonamos a su destino los duros hechos que debemos afrontar irremediablemente, si no los acogemos en nuestra mente y en nuestro corazón para lograr que se asienten y se conviertan en hechos que nos permitan madurar y encontrar algún sentido, no seremos una generación viable. (...)De los campos mismos deberían irradiarse nuevos pensamientos; nuevas ideas que transmitan claridad deberían traspasar nuestras alambradas y reunirse con las ideas que la gente de fuera habrá conquistado con tanta sangre y en circunstancias que, poco a poco, se están volviendo igual de difíciles. Y quizá entonces, sobre una base común de búsqueda sincera de respuestas que expliquen estos hechos incomprensibles, la vida descarrilada podrá dar un cauto paso adelante. (CARTAS DE ETTY HILLESUM)


Una vez más, la profunda voz de Etty Hillesum me ayuda a adentrarme en una lectura de estos convulsos tiempos que vivimos con algo más de profundidad y lucidez huyendo de la visceralidad y los tópicos.

Cuando se mira el mapa mundial desde el punto de vista de los conflictos bélicos en desarrollo, identificamos 58 focos de violencia y lucha. Hay que añadir ahora una nueva guerra declara : Israel-Palestina.

Empatizar con cada conflicto, es decir, percibirlo, acogerlo en el corazón, sufrir con los que sufren, sería destructivo para cualquier mente humana. Por ello, seleccionamos, como lo hacemos con todo. Cada persona, en el nivel individual, selecciona la información, asume lo que puede, olvida o sitúa en tercer o cuarto lugar lo que no puede procesar. Olvidar es sano para el cerebro humano a todos los niveles. En un mundo tan hiper informado, creo que es una forma lícita de protección personal nada criticable. Recordemos lo que nos sucedía durante la pandemia con el exceso informativo, la necesidad de desconectar de las continuas ruedas de prensa, datos y crear, poco a poco, espacios personales y familiares de un cierto sosiego.

Pero no se trata tan sólo de crear espacios de sosiego por pura comodidad personal, eso sería desafección, la desafección que realmente hace que el supuestamente "bueno" acabe siendo cómplice, por silencio e inacción, de los supuestamente "malos". 

Al espacio de sosiego que me refiero es aquel que permite que cada ciudadano pueda ir mas allá de los meros datos, pueda cribar con sentido común y mirada crítica las diferentes informaciones que se vierten sobre los sucesos mundiales, cercanos o lejanos físicamente. Saber leer la realidad desde la inteligencia y la sensibilidad personal de cada uno. Aplicar algo más que pura visceralidad o lamentos timoratos.

Así me resuena lo que Etty desea desde el campo de concentración: una base común de búsqueda sincera de respuestas que expliquen estos hechos incomprensibles. Sí, porque resulta siempre incomprensible el dolor atroz que el ser humano inflige al ser humano, o , al menos, ojalá siga pareciéndonos incomprensible. 

Anhela Etty Hillesum que, creando esa base de comprensión, la vida descarrilada pueda dar un cauto paso adelante... La vida descarrila en cada lucha entre hermanos, en cada asesinato en pro de banderas, religiones, razas, de lo que sea. Siempre la vida descarrila si un ser humano mata o maltrata a otro. La vida descarrila en la violencia pequeña, sin publicación y en la gran violencia visible.

Por ello, estoy estos días intentando conectar a diario con mi interior. Adentrarme en ese lugar profundo donde puedo empatizar y llorar las atrocidades de mundo a la par que afronto en mí con valor y decisión, la guerra interior contra los deseos de venganza, contra el juicio fácil y visceral y contra la desensibilización. A la par, cuido mi forma de informarme y cuido mi espacio familiar para que sea sosegado, con ese sosiego que permite pensar mejor y sentir mejor.

Es una guerra interior, esta sí, que vale la pena. Según avanza mi vida, cada vez siento con mayor claridad que el campo de batalla definitivo es el interior de cada persona. Ahí se deciden las guerras pequeñas y grandes. Es mi opción personal clara e inamovible contra la violencia, contra la venganza, contra la cosificación de los otros, la que puede marcar al diferencia. Las guerras no son "setas" que aparecen por arte magia. Tras cada guerra, tras cada conflicto, hay una larga historia de intereses egoístas, de locuras humanas, de mentiras y medias verdades. Por eso, como dice la canción: "la guerra es muy mala escuela, no importa el disfraz que viste, perdonen que no me aliste bajo ninguna bandera".

Cuando una persona se desensibiliza, la humanidad pierde la batalla en pro del cauto paso adelante para que la vida triunfe. Necesitamos voces lúcidas, pensamiento férreo, reflexión honda ante el ruido de la violencia que, no lo dudemos, nace en cada persona que permite que esta eche raíces en su interior. Necesitamos aprender a valorar la vida, agradecerla, cuidarla y defenderla cada día, en lo cotidiano, en lo pequeño y en lo grande.

Dice Etty: Por eso me parece muy peligroso que se afirme continuamente: "No queremos pensar, no queremos sentir, es mejor desensibilizarse ante toda esta desgracia". ¿Acaso el sufrimiento, sea cual sea la forma en que se nos presente, no es una parte de la existencia?







jueves, 21 de septiembre de 2023

Abrazo, mirada, diálogo

 

Ella es Ana. Es una mujer de esas que dejan huella por donde pasan. Es profesora, bueno, andereño porque es vasca. No doy más señas. Ana me ha dado permiso para publicar esta foto, aunque por mor de los derechos del menor y por temor a todo lo que la IA está generando, me he visto forzada a recortar la foto para que no se veAN los sonrientes y expresivos rostros de las niñas que la están abrazando.

Ví esta foto en el perfil de wtsapp de Ana. Somos amigas queridas desde que ella participó en un curso de verano que impartí hace muchos años. Ya he dicho qUe deja huella por donde pasa, y dejó huella de cariño en mi corazón.

Al ver al foto le pregunté a Ana por su historia y me dijo que no sabía que se la había hecho hasta que se la enviaron. Me explicó la intra historia de la imagen: Fue le primer día de cole. Esperando ella en el patio a sus nuevos alumnos, se abalanzaron sobre ella un grupo de alumnas del curso pasado. Con tanto ímpetu y cariño que sintió que se iba a caer y pidió un abrazo de grupo. Y, ahí quedó, en el eterno universo de la imagen...

Y me explicaba Ana que sus exalumnas le compartían que la iban a echar mucho de menos, que no había otra andereño como ella. ¡Qué dulzura y qué gratificante! ¡Cómo alegra el corazón saberse querida, reconocida! 

Pero, Ana, lejos de alimentar más ese ego nuestro que si no le pones freno se come a todos, les dijo que únicos somos todos. Que claro que no hay nadie más como ella, pero nadie más como nadie.

¡Qué sabiduría la tuya, querida Ana! Porque en tu respuesta capto yo esa capacidad para ayudar al alumno a entender que todos los profesores son dignos de reconocimiento y respeto.Ya sabemos todos que siempre habrá profes que enamoran al alumnado, profes que agradan más, que tocan el corazón. Y también sabemos bien que hay profes pues que no llegan tanto, que ni "fú ni fa", o que, incluso, cuesta y mucho, tenerlos como profes y como compañeros. Cada uno es como es. Por eso en tu respuesta Ana, se abre una puerta importante para esas niñas: reconocer que cada persona es única, que en el cole van a tener profesores, pero también compañeros de todo tipo y que, a veces, se trata de afinar la mirada para identificar en cada uno algo especial. Gran aprendizaje para la vida de después, para aprender que no todo el mundo nos va a resultar atractivo o agradable, pero sí que todo el mundo es merecedor de nuestro respeto y saber estar.

En tu respuesta, Ana, capto tu consciencia de que el proceso de enseñanza-aprendizaje en un cole se hace en equipo y ser equipo es nunca menospreciar al compañero, aunque tenga puntos de vista pedagógicos o de otro tipo que no sean los nuestros. No dar nunca espacio a criticar o menospreciar a otros profesores, especialmente , por parte de los alumnos.

En tu respuesta, Ana, me llega un mensaje de hondura, de profundidad, que impele a ir mas allá, que invita a vivir en común-unión. Y doy fe de que así tú, Ana, creadora de espacios de creatividad, vida, alegría. Y sé de tu luchas y de tus pesares. Eres una mujer luminosa y vital, Ana, en todos los aspectos de tu vida y se nota, sí señora, se nota mucho. Así que no me extraña que te abracen hasta casi hacerte caer y no me extraña tu respuesta.

Y es que educamos como somos. No podemos improvisar. Un maestro, una maestra, entra en el aula con todo lo que es. Los alumnos lo perciben, les llega... ¡Qué le vamos a hacer!

Pero, además, en esta imagen, veo la instantánea de lo que viven miles de educadores y educadoras en todo el mundo: la alegría del reencuentro, la alegría de vivir una profesión que alimenta el alma cuando nace del corazón, que gratifica cuando el alumno crece, cuando se te acercan, cuando se abren a ti, aunque suceda poco.

Esa imagen expresa que los maestros/as saben acoger la vida de sus alumnos y saben dejarse acoger.

Me gusta mucho, Ana, me hace bien mirar esta foto que, en mi móvil sí veo entera, con esas sonrisas limpias y abiertas, con esa mirada de amor de esas niñas tan bonitas.

Abrazo, mirada, diálogo... Claves para una educación con corazón.

ESKERRIK ASKO, ANA MAITIA!

miércoles, 21 de junio de 2023

Toda vida es sagrada


Hola, me llamo N. Soy un varón rubio, de ojos claros. Nací en Inglaterra o en USA. Por herencia de mi familia o por trabajo arduo, mi cuenta corriente está llena de ceros, más de los que podrías imaginar. Por eso, cuando me planteo qué hacer con mi escaso tiempo libre, puedo atreverme con las más intrincadas y exóticas propuestas.

Hace tiempo que me atraía vivir la experiencia de sumergirme en lo más profundo del océano y ver barcos hundidos, reminiscencias de naufragios. Los naufragios son dramas humanos muy atractivos y, si del Titanic se trata, románticos en extremo.

Así que, me apunté a esa inmersión en batiscafo para ver los restos del Titanic. ¡Qué emoción! Sí, la excursión es peligrosa, y es cara, no sé si más lo uno o lo otro... 

Y, ahora, aquí estoy, hundido yo también, en mi propio naufragio, perdido... Puedo decirte que esto no tiene nada de romántico ni de emocionante. Recluido con mis compañeros de excursión en un reducido espacio y haciendo lo posible por ahorrar oxígeno. No pierdo la esperanza de que nos puedan rescatar. Sé que será muy complicado, pero no quiero pensar que sea imposible. Tengo deseos de vivir, muchos planes y sueños por cumplir. Mi familia me espera, mis amigos. En este momento, daría todos los ceros de mi cuenta por un poco más de oxígeno y un poco más de tiempo para vivir. Aquí abajo, me imagino el cielo azul, la brisa marina de la que tanto he disfrutado en mi yate. Escucho las risas de mis hijos, de mi esposa. Recuerdo a mis amigos en tantas fiestas juntos... En medio de esta lóbrega oscuridad de lo profundo, donde no llegan los rayos del sol, me pregunto por qué tuve que meterme en este batiscafo. ¿Será mi ataúd perpetuo? Nunca pensé, cuando vi la película Titanic, que quizá yo pase a ser parte de la lista de desaparecidos de este barco maldito. ¡Qué triste paradoja vital! En el Titanic yo hubiera sido de los que pudieron subir a los botes salvavidas porque hubiera viajado en primera clase. Quizá entonces, me hubiera salvado... Pero ahora, soy prisionero en este moderno y tecnológico batiscafo. Desde su ventana circular, veo los restos del barco, imagino a aquellos viajeros ricos, bien vestidos, elegantes, disfrutando del viaje sin saber lo que les esperaba... Y sonrío tristemente, porque la historia se repite en mí.

No dudo de que ya nos estarán buscando. Soy conocido, soy importante. Tengo muchísimos contactos en las altas esferas económicas e, incluso, políticas. Sí, me están buscando, lo sé, sólo espero que no lleguen demasiado tarde.



Hola, me llamo Mohamed, o Amina, o Hamza, o Yousef. Soy un varón o una mujer, o un niño, o,


incluso, una mujer embarazada. Mi piel es morena o negra, mis ojos oscuros. Por herencia del colonialismo y de la devastación de mi país en sucesivas guerras provocadas por intereses económicos y políticos, he vivido siempre con hambre, mala salud o persecución. Quizá pude estudiar gracias a una ONG o porque mi familia no es tan pobre, pero en mi país no hay sitio para mí. Quizá fui soldado en una guerra y estoy destrozado por dentro de tanta violencia. Quizá me violaron en el camino hasta esta patera que, ahora, se hunde irremediablemente. Pagué un dinero que no tenía. Mi anhelo es dejar atrás todo el hambre, todo el dolor, tanta persecución. Mi sueño es trabajar, estudiar, labrarme un futuro en Europa. Simplemente vivir. Quiero reunirme con mi madre o con mi padre o con mis tíos, o con mis amigos que ya están establecidos y viven mucho mejor a pesar de muchas dificultades y trabas.

Esta patera, o este barco superpoblado que se está hundiendo frente a las costas de un país democrático, desarrollado, civilizado, va a ser mi tumba en lugar de ser mi tabla de salvación. En esta inmensidad del mar, me siento nada, me parece que no soy nadie para nadie. Sé que en el puerto me esperan mis familiares o mis amigos. Sé que en mi país mi madre o mi padre o mi esposo o mi esposa, me desean lo mejor y esperan mis noticias, saber que he llegado bien y que puedo comenzar a vivir de nuevo. Pero, aquí, en alta mar, no veo venir a nadie a buscarnos. No creo que nos dejen morir, quiero creer que no será así, pero algo dentro me dice que debo encontrar en mí las fuerzas para no ahogarme cuando esto se hunda. Me dijeron que era posible, me dijeron que llegaría buen puerto. No sé de dónde saqué el dineral que me pidieron por mi plaza. Quiero creer que tengo derecho a vivir en paz, a comer, a no temblar de miedo. Busco comida y trabajo y paz y un futuro que en mi país es imposible. Con toda mi alma deseo reunirme con mi familia que ya vive en Europa y sentir su abrazo y que me hagan sentir seguro. Sabía que esto era peligroso, lo sabía, pero más peligroso era quedarme allí. Tenía que intentarlo, me va la vida en ello. Y, por buscar vivir, parece que voy a morir aquí, en medio del océano. No entiendo nada. Estamos aquí  en la superficie. Seguro que nos ven. No es tan complicado venir a ayudarnos y menos aún para los europeos, ellos tienen medios que en mi tierra son escasos. Pero... este barco ya se hunde y yo, no sé nadar y...estoy tan cansado y tengo tanta hambre y tanto frío... Creo que llegarán demasiado tarde.


TODOS SERES HUMANOS. TODOS MERECEN EL ESFUERZO POR SALVAR SUS VIDAS. TODA VIDA ES SAGRADA.

miércoles, 3 de mayo de 2023

Encuentro con el resucitado

 ¿Mujer, por qué lloras? 

¿A quién buscas?(Jn 20)

Señor...¿por qué lloro?

Lloro por la humanidad ciega y herida.

Lloro por los millones de maltratado y olvidados

en las cunetas de la extraña pseudo vida que hemos aceptado.

Lloro por mi desmedida pequeñez

y mi propia hipocresía.

Lloro mis comodidades de burguesa de medio pelo.

Lloro el descuido de mis dones

y la ocultación de mis talentos

para alimento del hermano hambriento.

Señor, lloro por tanto...

No lloro de más, lloro de menos.

Señor ¿a quién busco?

Cuando acudo a tu presencia, 

sedienta mi mirada, temblorosas mis manos,

¿qué te pido?¿qué pretendo?

¿Qué busco cuándo te busco?

¿Con quién ansío el encuentro?

Se me antoja tu presencia , al inicio,

desfile de los rostros que me parecen tuyos,

de los ropajes con los que yo te cubro,

de los perfiles con los que yo , en mi alma, te dibujo.

Llorando te busco y me busco y busco todo lo humano

lo que pudiera rescatarnos de esta carencia de vida 

que nos atenaza.

Lo que pudiera arrebatarnos del frío abrazo

de una vida que no es más que apariencia.

¡¡Arrebátame el alma, Señor!!

El alma y el cuerpo y el pensamiento.

De mí tómalo todo,

déjame desnuda de lo vano

y remecida de lo Bello.

Cristo Jesús, Señor Resucitado.

Lloro y te busco

y tú me alegras y me encuentras.

Cristo Jesús, Señor Resucitado,

Hermano y amoroso compañero,

ALEGRÍA QUE ENJUGA TODAS LAS LÁGRIMAS

Y DEVUELVE LA FUERZA Y EL ÁNIMO

TODO LO HUMANO EN TU LUZ,

RECUPERA SU FUEGO.





domingo, 2 de abril de 2023

Escuchando a un cactus el Domingo de Ramos

Nuestro cactus de Navidad floreció profusamente entre diciembre y enero, luego sus flores se fueron... Ya no esperábamos más flores. Pero hace dos semanas apuntaron algunas anunciando un nuevo florecer y, hoy, Domingo de Ramos, ahí están, tres bellas flores navideñas al inicio de la Pascua.


Las flores del cactus de Navidad (o también llamado de Santa Teresita, curioso), se asemejan a velas. La primera vez que las vi me quedé embebida, perpleja por la capacidad creativa de la naturaleza, por el modo en el que supera al ser humano tantas veces en imaginación.

Así, cuando el cactus de Navidad florece, parece que estuviera encendiendo velas navideñas, velas que anuncian y celebran que la "La Luz vino al mundo".

Pero, hoy es Domingo de Ramos y nuestro cactus de Navidad se ha empeñado en encender tres velitas... Le miro y le pido que me cuente su historia, que me diga sus razones para florecer "fuera de tiempo". Escucho su respuesta mientras contemplo sus colores,su belleza, su palabra florida.

Y me dice que para Dios no hay más tiempo que el presente, que todo momento es oportuno si se acoge el agua de lo divino, el aire del Espíritu. Que todo tiempo es momento de flores si las raíces se hunden en lo hondo y se empapa la tierra de Dios.

Que si en Navidad celebramos que "para Dios no hay nada imposible", como entendió María, y "la que llamaban estéril (Isabel) ya está en cinta" en la Pascua se nos sigue anunciando lo mismo: la Vida verdadera no conoce obstáculo, ni tan siquiera la muerte consigue vencer el dinamismo de Vida inscrito por Dios en todo lo creado.

Mi cactus me regala tres velas, tres luces, tres vidas coloridas por entre sus verdes hojas como si me dijera que Jesús tenía tanta razón: "Nunca sabes el tiempo ni la hora". Pero no es amenaza de muerte o de juicio, es AMENAZA DE RESURRECCIÓN, DE VIDA, DE ETERNO AMOR.

Tres flores, tres velas... Tres heridas:

Llegó con tres heridas:
la del amor,
la de la muerte,
la de la vida.
 
Con tres heridas viene:
la de la vida,
la del amor,
la de la muerte.
 
Con tres heridas yo:
la de la vida,
la de la muerte,
la del amor.             
 (Miguel Hernández)

Parece crear este cactus "rebelde" un lazo que une nacimiento y muerte, como hacían los antiguos pintores y poetas que unían Belén y Calvario en el mismo cuadro, en el mismo poema. Nuestro cactus es sabio y me recuerda que la vida de Jesús es un único poema, un único canto con una melodía constante: Dios asume todo lo humano y lo regenera, llevándolo "más allá" de lo que podemos atisbar a ver y comprender con la sola razón humana.

Mi cactus aún me dice que, si me fijo bien, los que acudieron a aquella gruta de Belén guiados y atraídos por coros angélicos y la luz de un estrella distinta a todas las estrellas, quizá estén hoy entre la multitud que aclama al hombre de Nazaret, al maestro de Galilea. Quizá los mismos que sintieron que algo grande y especial emanaba de aquel niño envuelto en pañales, sienten hoy que algo grande y especial brota de ese rabboni montando sobre un asnillo y le tienden ramas de olivo y le aclaman como parte de la estirpe de David.

Y me dice mi cactus sabio, que como en Belén, muchas de esas personas se alejarán de la multitud y del momento de aclamación sin haber entendido casi nada. Por ello, en pocos días, algunos de ellos, estarán gritando y afirmando lo contrario: que ese rabboni es maldito, que es blasfemo, que merece morir.

Mientras, la Luz sigue brillando, no dejó de hacerlo desde el día que brilló en Belén. Pero "la Luz vino a los suyos y los suyos no la recibieron" (Jn3, 19).

Este año me toca regar unas flores de Navidad en Domingo de Ramos y me resulta un acto de sabiduría que me invita a la contemplación y a la Vida.

Escucho para no ser yo "necia y torpe para entender" y acoger la revelación que, a cada instante, acontece por doquier.






jueves, 30 de marzo de 2023

Mostradores, felicidad y astucia

Me encanta Mafalda. De pequeña pasaba horas mirando sus tiras y me sentía ahí, con ella, como una más de su cuadrilla. 

He encontrado un grupo de Facebook donde puedo ver tiras y tiras de los geniales personajes creados por Quino. Todas me hacen pensar. Mafalda es una filósofa de primera línea.

Hoy os comparto una que me ha gustado especialmente.



¿Quién puede decir que tiene "una llave de la felicidad"? En todo caso, como mucho, puedo creer que he encontrado "mi" llave de la felicidad, de lo que yo entiendo por felicidad, de lo que a mí me hace feliz. Pura subjetividad, y es normal que así sea. Cada persona ha de construir su vida. Cada persona precisa encontrarle un sentido a su existir.

Lo peligroso viene cuando pretendemos vivir con "felicidades copiadas". Busco por ahí y por allá, en vidas de otros, la clave de la felicidad, o el "cómo" ser feliz. Copio estilos. Creo una agenda vital según el modelo que me dicen que seguro no va a fallar o que está "bien visto" en mi entorno.

Es lo que me parece que nos está pasando hace muchos decenios a los hombres y mujeres que transitamos el siglo XX-XXI. Quizá el neoliberalismo, tan amante él de discursos acerca de la originalidad, de "be yourself" del "just do it", tan centrado en el individuo, nos ha colado el gran gol de una uniformidad peligrosa y aborregadora.

Veo a Mafalda acudir a la tienda de llaves para buscar la llave de la felicidad, qué preciosa inocencia. Ojo: inocencia, que no ingenuidad. 

Todos buscamos la felicidad,porque todos anhelamos ser felices. Es bonito buscar la felicidad, es natural, no es ingenuo. Sin embargo, a mi alrededor descubro que con mucha frecuencia están llenos los mostradores de falsos vendedores de felicidades prefabricadas, estandarizadas. "Aprovechateguis" de esa llamada universal que todos sentimos hacia la felicidad.

Abunda el vendedor y la vendedora de recetas facilonas. Desde felicidades consistentes en bellezas por arte de filtros instagrámicos o de filtros-cremas-operaciones para sentirte bien contigo mismo/a, pasando por vendedores/as de felicidades que duran lo que dura el viaje a paraísos exóticos, a mesas gastronómicamente originales y ocios aventureros, hasta vendedores/as de felicidades espirituales que duran lo que dura el humo del incienso.

Sí, Mafalda, abundan los astutos y las astutas. En mi entorno descubro que, por ejemplo, en esto de la interioridad, de cultivar tu interior, existe ya un verdadero "mercado persa". Miles de canales de youtube, libros, blogs (incluido este, no me excluyo), incluso "tik-tokers" de lo pseudoespiritual, etc. Especialistas en interioridad creyente, interioridad no creyente, medio creyente, creyente en energías vacuas y arcángeles anunciadores de cambios de nivel cuántico...¡Hay lo cuántico, "cuantico" vendedor/a de humos bajo el título "no sé qué cuántico"...

Acuden "cienes" de personas en busca, personas con sed, personas que, con toda sinceridad, quieren mejorar, cambiar sus vidas porque perciben que algo debe cambiar. Y, si no afinamos la mirada y acrecentamos la escucha, pues acabamos dándole la llave de nuestra felicidad al primer o primera vendedora de humo, de falsas llaves, de llaves prefabricadas que nos encontremos (o que nos aconsejen: "¿Sabes? Estuve en el retiro de"... o "tienes que leer el libro de".... o "escucha la charla de..." o "si comes esto y bebes aquello tu vibración...").

Hoy, Mafalda, y aún más después del trauma de la pandemia, a ti te costaría llegar al mostrador del viejito. Hay una cola larguísima de personas esperando que le fabriquen la llave de la felicidad. Unos ya por desesperación, otros por pura comodidad porque, seamos sinceros: lo de buscar la felicidad dentro de uno no apetece, por más que sea el primer gesto automático que nos salga. En seguida, visto lo complejo de ir al fondo, dejamos la responsabilidad de descubrir nuestra llave de la felicidad en otras manos.

Yo, querida Mafalda, me voy contigo de la tienda. Abandono la cola y me voy contigo con esa certeza de que abundan los astutos y las astutas, pero escasean los y las verdaderos maestros y maestras. Estos, desde luego, jamás los encontrarás detrás de ningún mostrador.

Por eso Jesús, el de Nazaret, no fue muy amigo de mostradores, sino más bien, de mesas compartidas. Jesús, en todo caso, te invita a salir de detrás del mostrador, como hizo con Mateo y, luego, te pone en camino y "quien tenga oídos para oír, que oiga". Pero, esto, lo de Jesús, lo dejo para otro día.