La Vida se manifiesta en nuestras vidas siempre y cuando mantengamos abiertos los caminos del interior. El actual ritmo de vida y los requerimientos de nuestra sociedad dificultan cada vez más ese acceso al interior personal en el que se encuentran las materias primas para la construcción de nuestras vidas. Sin darnos cuenta, nos autoexiliamos de nuestro hogar interior. Allí, utilizando la imagen del Maestro Eckhart, Dios se encuentra como en su casa, pero nosotros nos sentimos extranjeros.

Educar la Interioridad es favorecer los procesos y proporcionar las herramientas que nos permitan volver a casa, al hogar interior para desde allí vivir unidos a los demás, al mundo, a Dios.

miércoles, 21 de junio de 2023

Toda vida es sagrada


Hola, me llamo N. Soy un varón rubio, de ojos claros. Nací en Inglaterra o en USA. Por herencia de mi familia o por trabajo arduo, mi cuenta corriente está llena de ceros, más de los que podrías imaginar. Por eso, cuando me planteo qué hacer con mi escaso tiempo libre, puedo atreverme con las más intrincadas y exóticas propuestas.

Hace tiempo que me atraía vivir la experiencia de sumergirme en lo más profundo del océano y ver barcos hundidos, reminiscencias de naufragios. Los naufragios son dramas humanos muy atractivos y, si del Titanic se trata, románticos en extremo.

Así que, me apunté a esa inmersión en batiscafo para ver los restos del Titanic. ¡Qué emoción! Sí, la excursión es peligrosa, y es cara, no sé si más lo uno o lo otro... 

Y, ahora, aquí estoy, hundido yo también, en mi propio naufragio, perdido... Puedo decirte que esto no tiene nada de romántico ni de emocionante. Recluido con mis compañeros de excursión en un reducido espacio y haciendo lo posible por ahorrar oxígeno. No pierdo la esperanza de que nos puedan rescatar. Sé que será muy complicado, pero no quiero pensar que sea imposible. Tengo deseos de vivir, muchos planes y sueños por cumplir. Mi familia me espera, mis amigos. En este momento, daría todos los ceros de mi cuenta por un poco más de oxígeno y un poco más de tiempo para vivir. Aquí abajo, me imagino el cielo azul, la brisa marina de la que tanto he disfrutado en mi yate. Escucho las risas de mis hijos, de mi esposa. Recuerdo a mis amigos en tantas fiestas juntos... En medio de esta lóbrega oscuridad de lo profundo, donde no llegan los rayos del sol, me pregunto por qué tuve que meterme en este batiscafo. ¿Será mi ataúd perpetuo? Nunca pensé, cuando vi la película Titanic, que quizá yo pase a ser parte de la lista de desaparecidos de este barco maldito. ¡Qué triste paradoja vital! En el Titanic yo hubiera sido de los que pudieron subir a los botes salvavidas porque hubiera viajado en primera clase. Quizá entonces, me hubiera salvado... Pero ahora, soy prisionero en este moderno y tecnológico batiscafo. Desde su ventana circular, veo los restos del barco, imagino a aquellos viajeros ricos, bien vestidos, elegantes, disfrutando del viaje sin saber lo que les esperaba... Y sonrío tristemente, porque la historia se repite en mí.

No dudo de que ya nos estarán buscando. Soy conocido, soy importante. Tengo muchísimos contactos en las altas esferas económicas e, incluso, políticas. Sí, me están buscando, lo sé, sólo espero que no lleguen demasiado tarde.



Hola, me llamo Mohamed, o Amina, o Hamza, o Yousef. Soy un varón o una mujer, o un niño, o,


incluso, una mujer embarazada. Mi piel es morena o negra, mis ojos oscuros. Por herencia del colonialismo y de la devastación de mi país en sucesivas guerras provocadas por intereses económicos y políticos, he vivido siempre con hambre, mala salud o persecución. Quizá pude estudiar gracias a una ONG o porque mi familia no es tan pobre, pero en mi país no hay sitio para mí. Quizá fui soldado en una guerra y estoy destrozado por dentro de tanta violencia. Quizá me violaron en el camino hasta esta patera que, ahora, se hunde irremediablemente. Pagué un dinero que no tenía. Mi anhelo es dejar atrás todo el hambre, todo el dolor, tanta persecución. Mi sueño es trabajar, estudiar, labrarme un futuro en Europa. Simplemente vivir. Quiero reunirme con mi madre o con mi padre o con mis tíos, o con mis amigos que ya están establecidos y viven mucho mejor a pesar de muchas dificultades y trabas.

Esta patera, o este barco superpoblado que se está hundiendo frente a las costas de un país democrático, desarrollado, civilizado, va a ser mi tumba en lugar de ser mi tabla de salvación. En esta inmensidad del mar, me siento nada, me parece que no soy nadie para nadie. Sé que en el puerto me esperan mis familiares o mis amigos. Sé que en mi país mi madre o mi padre o mi esposo o mi esposa, me desean lo mejor y esperan mis noticias, saber que he llegado bien y que puedo comenzar a vivir de nuevo. Pero, aquí, en alta mar, no veo venir a nadie a buscarnos. No creo que nos dejen morir, quiero creer que no será así, pero algo dentro me dice que debo encontrar en mí las fuerzas para no ahogarme cuando esto se hunda. Me dijeron que era posible, me dijeron que llegaría buen puerto. No sé de dónde saqué el dineral que me pidieron por mi plaza. Quiero creer que tengo derecho a vivir en paz, a comer, a no temblar de miedo. Busco comida y trabajo y paz y un futuro que en mi país es imposible. Con toda mi alma deseo reunirme con mi familia que ya vive en Europa y sentir su abrazo y que me hagan sentir seguro. Sabía que esto era peligroso, lo sabía, pero más peligroso era quedarme allí. Tenía que intentarlo, me va la vida en ello. Y, por buscar vivir, parece que voy a morir aquí, en medio del océano. No entiendo nada. Estamos aquí  en la superficie. Seguro que nos ven. No es tan complicado venir a ayudarnos y menos aún para los europeos, ellos tienen medios que en mi tierra son escasos. Pero... este barco ya se hunde y yo, no sé nadar y...estoy tan cansado y tengo tanta hambre y tanto frío... Creo que llegarán demasiado tarde.


TODOS SERES HUMANOS. TODOS MERECEN EL ESFUERZO POR SALVAR SUS VIDAS. TODA VIDA ES SAGRADA.

No hay comentarios: